Para Sonia Kowal, que dirige uno de los fondos de inversión socialmente responsables más antiguos, la invasión rusa a Ucrania y la consiguiente condena internacional a través de sanciones puede ser un ensayo general para China.
El Gobierno chino está tratando el capitalismo como una “parada de descanso en el camino hacia el socialismo” y ha estado frenando cada vez más su otrora “capitalismo sin restricciones”, dijo sobre la segunda economía más grande del mundo.
“Lo que nos preocupa es que los riesgos aumenten aún más en el futuro”, dijo Kowal, presidenta de Zevin Asset Management en Boston. “El Gobierno chino no está en deuda con nadie más que consigo mismo”.
La inversionista de 44 años dijo que le preocupa que el ataque no provocado de Vladímir Putin a Ucrania pueda tener al presidente Xi Jinping pensando en qué hacer con Taiwán, que China considera parte de su territorio. Y si decide actuar, el riesgo para los mercados financieros supera con creces la guerra de Ucrania, porque las inversiones mundiales en China eclipsan a las de Rusia.
China constituye alrededor del 30% de los índices de referencia de mercados emergentes, mientras que Rusia representaba menos del 5% antes de invadir Ucrania.
Utilizando otra métrica, los fondos que analizan los factores ambientales, sociales y de gobernanza corporativa tienen al menos US$ 290,000 millones asignados a activos chinos, lo que representa unas 15 veces la cantidad que tenían en activos rusos antes de la guerra, según datos recopilados por Bloomberg.
Zevin, que administraba US$ 720 millones a fines de febrero, no ha decidido si vender sus participaciones en las dos empresas chinas que posee la firma, dijo Kowal. No quiso identificar a las empresas.
Kowal, cuyos abuelos fueron refugiados de Ucrania cuando era parte de la Unión Soviética, dijo que los inversionistas sostenibles no deberían invertir en Rusia. Su invasión de Georgia en el 2008 y la anexión de Crimea seis años después fueron señales de advertencia evidentes de que los inversionistas deberían haber evitado el país, sostuvo.
En cuanto a China, lo que está en juego es mucho más importante porque el país es una parte fundamental de las cadenas de suministro globales, ya que fabrican desde teléfonos inteligentes hasta excavadoras. Será “casi imposible” para los inversionistas librarse de su exposición a las cadenas de suministro, afirmó Kowal.
“Hay que averiguar cómo usar un bisturí en China”, dijo Kowal. “Y la imprevisibilidad de las acciones del Gobierno puede estar dirigida a diferentes sectores. Como inversionista sin presencia sobre el terreno, ¿cómo vamos a saber cuál va a ser el próximo objetivo?”.
Kowal comenzó su carrera en inversiones en sustentabilidad hace unos 15 años y se incorporó a Zevin en el 2009. La firma fue fundada a fines de la década de 1990 por Robert Zevin, pionero de la inversión socialmente responsable quien dejó la firma hace cuatro años.
La mayor estrategia de Zevin, Global Appreciation, perdió un 8.6% neto de valor en los primeros dos meses de este año. El año pasado obtuvo una rentabilidad del 15% y una ganancia anualizada del 17.7% en los últimos tres años. Esto está más o menos en línea con su índice de referencia, una combinación del índice MSCI ACWI y el índice Intermediate US Government/Credit de Bloomberg.
Kowal dijo que el gran interés por la inversión sostenible disminuirá cuando los inversionistas se den cuenta de que muchos fondos que pregonan sus credenciales ASG (ambiental, social y de gobernanza corporativa) tienen poco impacto en el mundo real.
Es probable que los inversionistas y las fundaciones basadas en la fe sean los primeros en cambiar su dinero de los fondos con etiqueta ASG a fondos socialmente responsables que se ajustan mejor a sus misiones y valores, dijo.
“Todo el mundo está tratando de convencer a sus clientes de que están teniendo un impacto, pero en realidad, no estamos viendo muchos resultados de comportamiento a pesar de la ola de dinero”, dijo Kowal. “El lavado de impacto es un gran problema”.