El Ministerio de Agricultura de China lanzó un campaña para reducir el contenido de harina de soja y maíz en la alimentación para animales, de acuerdo a un documento emitido esta semana, lo que podría generar repercusiones en el comercio mundial de granos.
El documento, enviado a productores de animales de granja y varios departamentos del gobierno, detalla un plan para que expertos en nutrición desarrollen normativas a fines de este mes con el objetivo de que la harina de soja y el maíz puedan ser reemplazados por un grano alternativo, dijeron a Reuters tres fuentes de la industria cercanas al tema.
El Ministerio de Agricultura y de Asuntos Rurales no respondió de inmediato a los pedidos de comentarios.
El documento fue enviado en medio de un acentuado déficit de maíz en China que ha llevado los precios del grano -usado mayormente en alimentación de animales- a máximos históricos y desató una ola de importaciones del segundo mayor consumidor del cereal en el mundo.
Datos de aduanas mostraron que las importaciones de maíz en los primeros dos meses del año se dispararon en 400%, a 4.8 millones de toneladas, en tanto que las compras de sorgo y trigo también aumentaron.
La medida también se da a conocer en momentos en que Pekín refuerza su estrategia de seguridad alimentaria, ya que la pandemia del COVID ha derivado en preocupaciones sobre su dependencia de importaciones de granos y la estabilidad de los suministros.
Miembros de la industria dijeron que no está claro cuál será el impacto en los lineamientos de contenido de cereales, aunque no se espera que las normas sean obligatorias.