Por Sarah Green Carmichael
Las disrupciones causadas por la pandemia de covid han llevado a los trabajadores a reconsiderar cómo pueden ser más productivos y han obligado a las empresas a revisar algunas creencias arraigadas. Algunas organizaciones están planteando una nueva posibilidad: una semana laboral de cuatro días.
En los últimos meses, una diversa gama de empleadores, incluido el fabricante japonés de productos electrónicos Panasonic, la startup fintech Bolt y el Gobierno de Bélgica, han recomendado dar a los empleados la opción de trabajar cuatro días, pero recibir un pago por cinco. España y Escocia están realizando sus propias pruebas de semanas más cortas.
Se unen a un grupo de empresas principalmente en el sector tecnológico que gravitó hacia un formato de cuatro días cuando llegó la pandemia, incluido el sitio de financiación colectiva Kickstarter, el distribuidor de moda thredUp y la firma de capital de riesgo Uncharted.
Si bien la mayoría de las empresas siempre han tenido un grupo de trabajadores con horarios alternativos, es inusual que las empresas reconsideren la semana laboral tradicional para todos los empleados.
Una semana laboral de cinco días y 40 horas ha sido la norma para los trabajadores asalariados desde principios del siglo XX, cuando los líderes sindicales rechazaron las exigencias de los jefes de fábrica de horarios de seis o incluso siete días y jornadas de 12 a 14 horas.
Pero, ¿sigue teniendo sentido un sistema de cinco días?
Las empresas con una opción de semana laboral de cuatro días tienden a pregonar sus políticas favorables hacia los trabajadores. Sin embargo, al profundizar en los detalles, vemos que la “semana de cuatro días” significa diferentes cosas en diferentes lugares. En algunas empresas, los empleados pueden trabajar cuatro días de 10 horas (una práctica llamada “cuatro decenas”).
En otros, los empleados tienen los viernes libres sin trabajar más en los cuatro días anteriores. Y aún otros podrían decidir reducir la carga de trabajo general acortando los días, por lo que una “semana de cuatro días” sigue siendo realmente una semana de cinco días, pero los trabajadores terminan a las 4 p.m. en lugar de a las 5 o 6 p.m.
Independientemente de cómo se configuren los días, dicen los investigadores, destacan un hallazgo: trabajar menos horas es mejor para los trabajadores y sus empleadores.
El estudio significativo más reciente de semanas de cuatro días se realizó en Islandia entre el 2015 y 2019 e involucró a más del 1% de la población. Las organizaciones inscritas en el estudio no comprimieron 40 horas en cuatro días, sino que acortaron la semana laboral a 35 o 36 horas. Y diferentes lugares de trabajo eligieron diferentes enfoques: algunos se tomaron todos los viernes libres, mientras que otros acortaron la jornada laboral en una hora.
Independientemente de cómo se distribuyeron las horas, cambiar el horario obligó a las organizaciones a repensar cómo se hacía el trabajo. Descubrieron formas de pasar menos tiempo trabajando mientras mantenían (o incluso aumentaban) la producción, como realizar reuniones más cortas o establecer prioridades más claras.
Los trabajadores dijeron que el experimento les permitió reducir la confusión sobre sus roles, lograr mayor autonomía y recibir más apoyo de colegas y jefes. Los gerentes notaron que sus empleados mostraban más disciplina y enfoque.
El experimento fue muy popular. “Para mí, es como un regalo del cielo”, dijo un gerente a los investigadores. El bienestar de los empleados aumentó y los trabajadores informaron que tenían más tiempo para pasatiempos, amigos y ejercicio.
Otro beneficio clave fue la mejora de los fines de semana: trabajar menos horas durante la semana se tradujo en que pudieron hacer más mandados y tareas durante la semana, dejando el sábado y el domingo libres para el ocio y las actividades familiares. Y los hombres reportaron más participación en el hogar, lo que redujo los niveles de estrés de las mujeres. Un regalo del cielo, de hecho.
Islandia llevó a cabo la prueba en parte porque los trabajadores informaban que trabajaban más de 40 horas a la semana, 44.4, para ser precisos. Eso hace que los islandeses sean similares al trabajador promedio a tiempo completo en Estados Unidos, que trabaja 8.5 horas al día, según la Oficina de Estadísticas Laborales. Según Gallup, el 45% de los estadounidenses trabaja nueve horas al día o más, con un mínimo de 45 horas a la semana.
No debería sorprendernos que reducir la duración de la jornada laboral aumentara la calidad del trabajo producido además de mejorar el bienestar de los empleados. Perdemos energía (y eficacia) a medida que avanza el día. Más de un siglo de estudios lo respaldan. Y eso es algo que las empresas deben recordar antes de buscar una “semana de cuatro días” al incluir un horario de 40 horas en cuatro días.
Los largos días de trabajo son agotadores, incluso si van seguidos de largos fines de semana. Muchas personas del sector del cuidado de la salud trabajan “cuatro decenas”, y muchas enfermeras trabajan “tres docenas”. Si bien las enfermeras le dirán que los fines de semana de cuatro días son excelentes, las investigaciones muestran que las jornadas largas son duras.
Un estudio descubrió que los turnos de 10 horas o más, aunque a menudo se supone que son necesarios para la continuidad de la atención del paciente, están asociados con el agotamiento y la intención de dejar la profesión. Los errores son más probables al final de un turno largo, lo que cuestiona si la práctica realmente brinda beneficios a los pacientes.
Otro estudio realizado en el 2021 centrado en consultores japoneses descubrió que cuando las personas trabajaban horas extra cometían más errores y que las jornadas más cortas se asociaron con mejores resultados. Y un estudio clásico de los trabajadores de la construcción llevado a cabo en la década de 1980 por Business Roundtable encontró que las semanas de 60 horas podían mantenerse durante unos dos meses antes de causar retrasos graves.
Los investigadores descubrieron que los proyectos se habrían completado más rápidamente si el mismo equipo hubiera trabajado solo 40 horas a la semana.
Sí, puede haber beneficios al esforzarse mucho en una emergencia, como una guerra. Pero incluso allí, nos topamos con los límites de la mente y el cuerpo humano. Un estudio de Stanford publicado en el 2015 sobre trabajadores británicos de municiones en la Primera Guerra Mundial encontró que la producción de los trabajadores con semanas laborales de 70 horas no era muy diferente de la producción de los trabajadores con semanas de 56 horas de trabajo.
También hay un costo de salud a largo plazo debido a las largas horas de trabajo. Estudios a personas que trabajan más de 50 horas a la semana han descubierto que ellas tienen tasas más altas de enfermedades cardíacas, diabetes, depresión y consumo de alcohol. Si bien todavía no he visto un estudio que analice por separado los días largos de las semanas largas, generalmente no se obtiene lo último sin lo primero.
La semana de cuatro días es un experimento de gestión digno. Pero para que realmente tenga éxito, las empresas tienen que reducir la semana laboral, no cambiarla.