En los últimos meses diversas instituciones, públicas y privadas, corrigieron a la baja sus estimados de crecimiento del Perú para el 2022. Actualmente, las proyecciones de avance del PBI oscilan entre 2% y 3% para el próximo año.
Para el exministro de Economía y Finanzas, Luis Carranza, el crecimiento de la economía peruana puede ser más bajo aún, ya que estima un avance de apenas 1.5% el 2022.
Dijo que esto podría cambiar ligeramente, “si los efectos de la enorme inyección de liquidez quedan más tiempo el próximo año, podemos tener un incremento mayor del consumo. La otra fuente importante de crecimiento puede venir de exportaciones, pero hay una menor proyección asociada a la conflictividad minera que estamos viendo”, afirmó en el evento “Desafíos 2022″.
Inversión privada es clave
Las dos principales razones para esta estimación de bajo crecimiento vienen del gasto privado. En primer lugar el consumo privado, ya que solo crecería 2.7%, debido a que no se espera una extensión del efecto de la inyección de liquidez por los retiros de las AFP y la CTS, que han permitido dinamizar el gasto de las familias este año.
Pero el tema que más influye en la estimación es la caída de la inversión privada, que Carranza estima será de 9% el próximo año.
El exministro explicó que lo que sucede con las proyecciones de inversión privada es algo que no se ha visto en los últimos 30 años, ya que hay una gran diferencia entre lo que esperan las entidades públicas como el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), el Banco Central de Reserva (BCR) y las instituciones privadas.
Y es que, oficialmente, el MEF estima que la inversión privada crezca 5.5% el 2022, el BCR prevé un 0% y el consenso privado (de proyecciones de BBVA Research, Macroconsult, Credicorp e IPE) es de una caída de 12.3%.
Decisiones políticas
Carranza sostuvo que si bien la economía viene siendo afectada por las crisis políticas de los últimos años, actualmente la propia dinámica de la economía también puede afectar las decisiones políticas del Gobierno.
Un tema de preocupación es el incremento de precios, sobre todo de los alimentos, lo que está deteriorando el salario real de los trabajadores, sobre todo de los sectores D y E, que son los más pobres del país, pues destinan mayores recursos de sus ingresos para adquirir estos productos.
A ello se suma la caída de la inversión privada y el menor crecimiento de la economía que evitará una mayor creación de empleo el próximo año. Esto llevaría a una menor aprobación presidencial.
“La respuesta de política es incrementar las transferencias a las personas. Hoy (ayer) salió un nuevo subsidio. Es probable que el próximo año tengamos una reacción de políticas populistas para atender los problemas de deterioro del salario real, las campañas políticas de cara a elecciones regionales y en el lado no financiero”, refirió.