Cuando a inicios de año se esperaba una expansión de las economías a nivel mundial, apareció el COVID-19 para generar una recesión sincronizada que acabó con un ciclo expansivo de poco más de 10 años, desde la gran crisis de Estados Unidos en el 2008. En palabras de Luis Oganes, jefe de investigación global de mercados emergentes de JPMorgan, se trata de una de las crisis económicas mundiales más severas en 100 o 120 años, solo comparable con la Gran Depresión de 1929.
Según explicó el economista en el Webinar: Serie de Líderes Globales, oganizado por El Dorado Investments, las economías mundiales, excepto China, registrarán caídas abismales en el segundo trimestre de este año. Para Estados Unidos, esta caída económica es de -24%, mientras que en la Eurozona alcanza el -35% y el Reino Unido -57%. ¿Y en América Latina? La caída del segundo trimestre sería de -44%, sostuvo.
Sin embargo, esas caídas también vendrían con un segundo semestre de recuperación con la apertura de las economías tras la cuarentena. A pesar de ello, para Oganes no alcanzará lo que resta del año y tampoco el 2021 para compensar la pérdida de crecimiento que se generó en el mundo por la pandemia.
“El tema es que, si bien vamos a ver recuperación global, esta recuperación va a ser incompleta. En lo que resta de este año y el próximo año, no vamos a revertir toda la caída de producción que estamos sufriendo por el coronavirus. Vamos a tener que esperar más años -hasta el 2022 o 2023- para recuperar el tiempo perdido. Si bien vamos a ver números de recuperación, no será suficiente para compensar la caída o lo que se estaba esperando que las economías crezcan antes de la crisis”, sostuvo Oganes durante el webinar de El Dorado Investments.
Es así que, según estima Oganes, el crecimiento de América Latina sería de 40% -crecimiento secuencial anualizado-, el cual tendría cifras altas debido a que las caídas también fueron graves y surte el efecto estadístico en la comparación. Sin embargo, Oganes es directo: “La gente no va a sentir este crecimiento como tal”.
“El gran mensaje es que el rebote de la segunda mitad del año es algo que ya estamos empezando a ver los indicadores. En algunos países ya se está viendo un rebote en mayo y en junio se va a corroborar eso, así como en la segunda mitad del año. Eso es lo que está explicando por qué los mercados están entusiasmados y suben los mercados bursátiles, el dólar empieza a debilitarse. Estamos empezando a ver este quiebre que pasamos de una caída bastante complicada a un rebote”, comentó el jefe de investigación global de mercados emergentes de JP Morgan.
Latinoamérica, el panorama más complicado
Sin embargo, Oganes sostiene que, a pesar de tales expectativas mundiales para lo que queda del año, América Latina es la que tiene el panorama económico más complicado. En gran medida se debe a que en la mayoría de los países la pandemia aún no ha podido ser controlada y a su vez la situación económica obliga a un reinicio de actividades en pleno ascenso de la curva de contagios. A esto se suma que la región ya venía logrando bajos crecimientos en los últimos años debido a sus problemáticas estructurales.
“América Latina, lamentablemente, es la región que más va a caer y la que menos va a recuperarse en la segunda mitad de este año. Es la región a la que le va ir mal y es la región que ya crecía menos antes de la crisis. No se le puede echar toda la culpa a la pandemia. Ya había severos problemas estructurales que estaban impidiendo que la región crezca como hace 10 o 15 años. La caída de crecimiento que se espera es -8.4% para este año. La caída del consumo es -6.4% y es la caída de consumo más pronunciada en todas las economías emergentes este año. Igual forma, la caída de la inversión también es -22%, la más pronunciada”, sostuvo Oganes durante la conerencia.
En ese sentido, señaló que la región deberá “tratar de convivir con una economía que esté funcionado, genere empleos e ingresos y con la necesidad de contener el impacto del coronavirus en temas de salud”, pues el gran temor es que surja la necesidad de nuevas cuarentenas o cuarentenas parciales en lo que queda del año.
“Respecto a los sistemas de salud, no hay mucho que decir en América Latina. Salvo algunas excepciones, la región está por el lado inferior de las mediciones globales y, a pesar de ello, el tamaño de la burbuja de contagio son casos bastante grandes. Tenemos como 3 meses de cuarentena y no se escucha que ese tiempo se haya utilizado para incrementar sustancialmente el número de camas de hospitales o el número de doctores para hacer frente a esos casos”, señaló el vocero de JPMorgan.
La etapa post COVID-19: ¿Un ajuste fiscal en Perú?
Así, sostiene Oganes, las políticas fiscales expansivas aplicadas en economías emergentes, como la peruana, ha sido importante pues no se tienen precedentes similares del gran gasto público realizado para una situación de emergencia. Sin embargo, en el futuro los déficits fiscales se habrán ampliado y aun así existan economías holgadas como las de Perú o Chile, estas se verían obligadas a realizar un ajuste fiscal para controlar los mismos.
“A algunos países, a pesar del coronavirus, les va a tocar hacer algún tipo de ajuste fiscal en los años que vienen. Perú y Chile se distinguen porque empezaron más holgura y a lo mejor tienen menos presión de ajustar las cuentas en los siguientes años, pero no van a escapar de esta situación. Ya Perú ha tenido un downgrade de calificación la semana pasada. Inclusive los países que están “mejor” no son inmunes a esta dinámica”, opinó Oganes.
Es que, en general, el mundo acabará muy endeudado con los gastos para contener la pandemia. Así, el futuro tendrá a las economías con las cuentas, calificaciones y niveles de inversión deteriorados, mencionó el economista.
“El hecho de que los gobiernos hayan salido con programas de gastos muy agresivos eran necesarios. Nadie discute la política fiscal expansiva para contrarrestar el impacto de la pandemia en las poblaciones. Los déficits fiscales se han ampliado y eso hay que financiarlo con deuda. Esto ya está teniendo consecuencias en reducciones de calificación de riesgo. Vamos a quedarnos con todo el mundo más endeudado, con una calificación de riesgo menor con lo cual los costos de financiamiento van a ser mucho más altos y hay posibilidad de que algunos países puedan perder su grado de inversión en los próximos años”, sostuvo.