La demanda total del mercado de Gas Licuado de Petróleo en 2017 fue de 1.78 millones de toneladas al 2017. Esto implica un valor de más de US$ 2 mil millones. Pero de este mercado, de acuerdo a Felipe Cantuarias, presidente de la Sociedad Peruana de Hidrocarburos, más del 50% del mercado de gas licuado es informal y limita el desarrollo de la industria. ¿Qué impacto tiene?
En el mercado funciona un mecanismo de compensación. Cuando el precio del granel que se vende en los sectores comercial/industrial sube de precio, algunas empresas terminan comprando productos envasados pero lo venden como granel y ‘boletean’ (declaran ventas) como si se tratara de balones de gas.
“No tienen cilindros, se lo llevan a su planta, lo venden como granel pero ‘boletea’ como balón de gas y esto es compensando con el Fondo de estabilización que pagan todos”, señaló Cantuarias.
En dicho contexto, existe el régimen de percepciones. ¿Cómo funciona? Si uno vende y el segundo vende a otra persona, se traslada el IGV. El primero cobra por adelantado. Para que el sistema de percepciones funcione, una empresa envasadora o comercializadora no puede vender más del 10% de su total de facturación al consumidor final.
“Hay plantas que no están sujetas al sistema de percepción porque de su total de facturación al consumidor, más del 10% va al consumidor final. ¿Qué pasa con ellas? Venden mucho porque son aquellas que compran envasados y venden a granel pero no facturan como tal sino que ‘boletean’ como balones de gas”, explica Cantuarias.
“Sunat no puede ponerles percepción porque el ama de casa pagaría más. Estas empresas compran envasados que tienen subsidio para vender granel, no están sujetas al régimen de percepciones y ‘boletean’ para no pagar impuestos”, añade.
Así, se calcula que hay 90 millones de transacciones anuales de balones y el 50% es informal. El Estado, según cálculos de la sociedad, deja de percibir hasta S/ 100 millones en impuestos y se genera una pérdida de hasta S/ 120 millones por el mal uso del Fondo de Estabilización.
GLP
El GLP es consumido, según la Sociedad Peruana de Hidrocarburos, por más de 8 millones de hogares. Es el combustible más usado y sirve para más de 400 mil vehículos a nivel nacional así como más de 8 mil industrias.
Este combustible se divide en 3 segmentos, que son el sector de envasados o balones de gas, sector granel que es en grandes camiones y es para fines industriales y sector vehicular. Pero hay dos formas de comercializar: a través del envasado y a granel.
Se trata del mismo producto pero a precios diferentes y, de acuerdo a Giovanni Casaretto, jefe de Proyectos Especiales e Innovación de Solgas, si no hay fiscalización se genera contrabando interno.
El 10% del precio de cada balón de gas sería de utilidad adicional para los informales que son, en parte, empresas grandes que facturan entre S/ 50 a S/ 60 millones anuales y que no pagan impuestos.
Es un margen adicional que conlleva un perjuicio por menor peso en los balones y malas condiciones de calidad.