Guillermo Arbe, gerente del Departamento de Estudios Económicos de Scotiabank Perú, comparte con Gestión su visión sobre la economía peruana en tiempos de recesión y las medidas a tomar desde el Gobierno para reactivar la inversión privada. Ello, en el marco de su reciente reporte especial “Perspectivas 2023-2024: los años de tormenta”.
¿Cuál es su diagnóstico de la economía peruana?
El Perú está creciendo por debajo de lo que debería. Debería crecer al 5% o más, tomando en cuenta que los balances macroeconómicos están bien, al igual que los precios de los metales; y el entorno internacional, pese a sus vaivenes, no está mal.
Más allá del 2023, que tuvo cuestiones excepcionales, estamos creciendo en forma mediocre, entre 2% y 2.5%. Ya no es cosa de un año o dos, se viene arrastrando casi una década de crecimiento subpar. La inversión privada ha dejado de ser el motor de crecimiento de la economía desde hace una década.
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El tema institucional golpeó duramente los últimos años…
Cuando hay cambios inesperados de presidentes, gabinetes, ministros, congresos, no hay continuidad. Eso afecta tanto a la inversión privada como a las decisiones del consumidor. Además,salvo algunas entidades como el BCR, SBS y Sunat, otras tienen problemas de gestión. Hemos tenido un problema muy grave de gestión pública y debilidad institucional en la última década, pero sobre todo en los últimos cinco años.
¿Cómo retornar a la senda de crecimiento anterior?
El PBI potencial depende crucialmente de un factor: la inversión privada. Es de 2% si el crecimiento de la inversión privada es de 5%. Es de 5% si el crecimiento de la inversión privada es del 15%. Si queremos crecer 5%, debemos tener una inversión privada que crece a doble dígito.
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¿Cómo valora la gestión del actual Gobierno?
La gestión pública, comparada a la del Gobierno de Pedro Castillo, es otra. No es excelente, pero es normal, es algo con lo que se puede trabajar. Están tratando de que haya más inversión en infraestructura, destrabando proyectos.
Pero si quieren hacer un shock, no están siendo lo suficientemente convincentes para que la inversión privada reaccione. Generaría un golpe de confianza importante anunciar algún proyecto minero importante, como Tía María o Conga. Pero creo que el Gobierno no siente que tiene la fortaleza política y social para hacerlo.
¿Se debe atender la calidad del gasto público?
Sí, las medidas para mejorar la calidad de gasto han sido un problema para muchos Gobiernos. Hay problemas de calidad de gasto en los tres niveles de gobierno.
¿Qué más puede hacer el Gobierno para dar confianza?
La inversión privada se estimula con gasto, pero también con la demanda. Cuando una empresa ve que hay demanda, va a invertir para expandirse y no perder participación de mercado. Ese es otro tema que falta: la demanda interna está baja y no está estimulando la inversión. El Gobierno podría mejorar la gestión pública, acelerar los proyectos de infraestructura, licitaciones. Además, priorizar proyectos pequeños que salen fácilmente. Algo se está moviendo en esa dirección.
Se pueden hacer también otras cosas que sí impactan el fisco, como entregar un bono para compensar la inflación. Pero, insisto, si somos un país con recursos mineros, lo estamos desperdiciando por no apoyar a la minería.
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¿El golpe a la demanda es transitorio o es algo estructural?
Hay un tema estructural. Hemos visto una caída en la demanda interna más grande de lo que esperábamos. Incluso, más allá de lo que uno percibe que ha pasado en el mercado laboral. El empleo formal sigue creciendo, pero lo que afecta al consumo es la pérdida de capacidad adquisitiva por la inflación.
¿Cuál es su visión del 2024?
Estamos esperando una segunda etapa del fenómeno de El Niño que empieza en diciembre y termina en marzo. Los precedentes nos dicen que a partir de abril, casi de una semana a otra, desaparece. Hay un poco de rezago en el agro, pero la pesca se recupera casi inmediatamente, por ejemplo. El resto de la economía debería estar también en un típico post-El Niño, de rebote suave.
¿Qué reformas ve necesarias?
No es cuestión de reformas en sí, hay acciones que se pueden hacer para reducir la sobrerregulación. Pero sigo pensando que el Gobierno tiene la posibilidad de mostrarse mucho más “proinversión” con anuncios importantes para la minería. La otra cuestión es el fortalecimiento institucional, seguir mejorando la gestión pública y esperar al 2026. Pero no creo que vayamos a crecer al 5% antes de las próxima elecciones de ese año.
El MEF recientemente dijo que la reactivación cuesta en un contexto de tasas altas de interés.
Las tasas altas sí reducen la demanda, pero más la reduce la alta inflación. Se tiene que controlar la inflación primero. Una vez controlada, atacas los problemas de la demanda.
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¿El presupuesto 2024 es muy optimista?
Los ingresos han decepcionado, tanto por impuesto a la renta (IR) como IGV (por la caída en la demanda interna y en los precios de los metales). Esto ha generado limitantes para cumplir la regla fiscal, veo difícil que se cumpla en estos dos años.
Lo que el Gobierno ha proyectado como incremento del gasto al próximo año, 12% nominal, es razonable. No es que el gasto está siendo desmedido sino que el ingreso no está respondiendo. El déficit fiscal es manejable, pero no se va a cumplir con la regla.
¿Afecta que se incumpla la regla fiscal este año y en el 2024?
El tema es cómo nos ven afuera. Si afecta nuestra calificación de riesgo, eso eleva la tasa de interés con la que compran nuestros bonos. La situación no es grave, pero sí hay un riesgo. Igual estamos en una situación fiscal mejor que otros países, pero se ha estado hablando mucho de nuestra situación política. No se han reducido las calificaciones debido a que nuestra situación fiscal es tan buena. Si eso cambia, “se les puede dar la excusa” y podría haber un riesgo en la calificación.
¿Exceder la regla fiscal por el fenómeno de El Niño afectaría la calificación?
La regla fiscal es “simbólica”. La hemos superado muchas veces en el pasado y no ha sucedido nada porque había una sensación de control. Es mi impresión que todavía es manejable, pero el próximo año tenemos que controlar el gasto por El Niño. Si registramos dos o tres años seguidos de deterioro y superamos el 3% (de déficit fiscal), la opinión de qué tan manejable es cambia con cada persona y empieza a generar preocupación.
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Moody’s habla de recesión; Fitch, de gobernanza. ¿Cómo se percibe al Perú afuera?
Hay dos cosas: las calificadoras y el mercado. No siempre están alineados. Las clasificadoras están mucho más enteradas del día a día y la situación política. Diría que su preocupación principal respecto al Perú hoy día es la situación política. La situación de recesión y crecimiento aparece con más fuerza como una preocupación adicional.
En cambio, para el mercado tiene que pasar algo políticamente muy importante para que tomen en cuenta este tema. Cambio de gabinete lo absorben, cambio de presidente no.
Hablaba de la sobrerregulación. También hay altos costos laborales no salariales.
Mi impresión es que es difícil hacer empresa en el Perú y no es principalmente por costos laborales, sino por la sobrerregulación. No es el costo laboral el problema de por qué hay tanta informalidad en el país, sino que es difícil por las regulaciones hacer empresa en el país. Hay mucho que trabajar para permitir que se formalicen, sobre todo las pequeñas-medianas empresas, que no tiene que ver con el campo laboral.
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¿Ir tras la simplificación de los regímenes tributarios?
Es parte [de un todo], pero trata de lidiar, por ejemplo, con un municipio cuando quieres poner una empresa.
¿Qué más se puede hacer contra el tema de la informalidad?
Inversión privada. Esa es la forma natural que empezó a formalizarse la economía y que se truncó en los últimos 10 años, porque la inversión privada ya no es motor de crecimiento.
¿Qué acciones “no tan ambiciosas” y de fácil ejecución se podrían hacer en un corto plazo? No hay vara mágica. Es imposible hacer cosas si los presidentes no culminan sus mandatos, los gabinetes no duran más de medio año, los ministros no duran más de dos meses. Ese problema no te permite tener la continuidad para atacar cualquier problema institucional en el país. Entonces, el primer punto es que se necesita estabilidad y continuidad, mientras tanto no se van a resolver estos problemas.
¿Cómo ve el consumo de las familias?
El consumo ahora depende del mercado laboral y los ingresos reales nuevamente (ya no de temas como bonos, retiros de AFP o CTS). Regresamos a la normalidad, pero una normalidad donde el crecimiento es relativamente bajo. Crece empleo, pero no mucho, y los ingresos reales todavía no incrementan.
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¿Nos aleja del crecimiento algunas leyes provenientes del Congreso?
Más que una medida específica es el comportamiento general del Congreso el que da desconfianza. El Congreso puede sacar normas inesperadas, vistas como contraproducentes y muy poco pensadas con mucha facilidad. No es un Congreso visto como serio, eso genera incertidumbre y afecta también las decisiones de consumo y de inversión, de gasto en general.
“Si no fuera por minería, caeríamos 0.9% este año”
Uno de los pocos sectores que crece es la minería (11.1% en los primeros ocho meses del año). Parte de este resultado responde al rol que ha jugado Quellaveco.
Una vez disipado el efecto del ingreso en producción de esta mina, ¿qué se espera para la minería?
“La minería produce hasta su máxima capacidad, dependiendo cómo maneja sus leyes, y no crece si no invierte. Necesitamos inversión nueva en minería, sino la producción se va a mantener”, dijo Guillermo Arbe.
El ejecutivo mencionó que el “vía crucis” que vive el Perú ahora “es porque despreciamos a la minería”.
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“Estamos en esta situación porque hace tiempo que no permitimos que la minería tenga la importancia que debería tener. Si no fuera por la minería, por Quellaveco principalmente, nuestra proyección de -0.2% para este 2023 hubiera sido -0.9%”, resaltó.
Mientras no hay impulso claro a la minería, Arbe dijo que uno de los sectores o segmentos de la economía que más ha crecido desde el 2016 es la minería ilegal. “La economía ilegal genera un cambio estructural en la actividad económica”, puntualizó.
Editora de Economía y Finanzas del diario Gestión. Licenciada en Ciencias de la Comunicación. Con 9 años de experiencia profesional en el rubro.
Bachiller en Economía y Negocios Internacionales de la Universidad ESAN y especialista en Sostenibilidad por la Pacífico Business School. Fue analista de Sectores y Empresas y del Content Lab de Semana Económica. Actualmente es redactora senior de economía en Gestión.
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