La crisis política que vive el Perú, que conllevó a una escalada de protestas y violencia en diversas zonas del país, no solo impactará en la actividad económica del mes de diciembre, sino que sus efectos se extenderán a lo largo del 2023. El gerente de Estudios Económicos de Scotiabank, Guillermo Arbe, conversó con Gestión y analizó los escenarios que se pueden presentar para la economía.
¿La crisis política y las protestas que vienen ocurriendo en el país pueden tener algún impacto no solo en diciembre sino en el 2023?
El impacto previsible de lo ocurrido hasta ahora es que va a afectar el turismo, de todas maneras. Esta es una actividad que tiene que ver con la imagen del país, como un sitio seguro donde viajar. La gente llega pensado que va a tener un buen viaje y sin problemas. Esa imagen va a tomar bastante tiempo en restaurarse.
¿Es solo turismo?
Podría ocurrir un impacto sobre la inversión privada donde también se agrega un elemento más a la incertidumbre que ya existe. Uno no sabe si lo que ha pasado en diciembre es algo que no volverá a ocurrir o sí lo hará en alguna medida. Esos son los dos impactos previsibles.
El escenario que se viene es de un nuevo proceso electoral que de por sí añade más incertidumbre ¿Este proceso puede complicar la economía?
Depende de con qué se compare. Con el gabinete actual sí habría posibilidad de mayor estabilidad y mejora en la gestión del Estado con este gabinete, pero una elección sí agrega incertidumbre. Es algo que va a perturbar el regreso a la estabilidad y normalidad, pero ya veníamos de una situación perturbada.
¿Hemos pasado el peor escenario con el golpe de Estado de Pedro Castillo?
Un golpe de Estado como el que dio Castillo habría sido el peor escenario, pero no se concretó. Estamos viviendo las secuelas de eso. No hay nada que parezca más estable, pero en el fondo es más inestable, que una dictadura. La democracia da continuidad porque sabes que siempre habrá elecciones si hay un líder que no te gusta. No es que lo peor haya pasado, sino que felizmente lo peor no pasó.
En ese escenario ¿cuál es proyección de crecimiento del Perú que tienen para el 2023?
Esperamos un crecimiento de 2.4%, que es menor al 2.8% que se espera para este año. Si bien los números no parecen tan diferentes, hay que tomar en cuenta que en el 2023 tenemos el impacto de Quellaveco que agrega medio punto de crecimiento. Venimos de una economía que viene de crecer, quizás 2.7% si hay mucho impacto en diciembre, a crecer menos de 2%.
Este resultado es si se quita el efecto Quellaveco...
Sí, se crecería solo 1.8% o 1.9% más. Este proyecto es importante macroeconómicamente, por los recursos fiscales, pero no te impacta tanto en la demanda interna, que es lo que preocupa para el 2023.
¿Si se extiende la crisis actual puede acrecentar esta preocupación?
Lo que daña la economía es la inestabilidad, como la que estamos viviendo que es política o la estabilidad de precios. La inestabilidad quita visibilidad para la toma de decisiones tanto de inversión como de consumo. Mientras no recuperemos la estabilidad sí habrá un límite a la normalización del crecimiento que debería ser de 4% en tiempos normales.
¿Una vez que se supere la crisis que vivimos hoy en día qué deberíamos esperar de la economía?
Una normalización que va a ayudar a que el aparato productivo vuelva de actividad habitual y el consumo también podría volver. La inversión privada sí va a tomar algo más de tiempo porque quiere ver no solo estabilidad, sino también que haya más convicción en su durabilidad. Allí el problema es que las elecciones tienen resultados difíciles de prever y eso genera incertidumbre.
¿Sea cual sea el escenario la inversión privada seguirá golpeada?
La inversión privada viene apagada desde hace tiempo por razones políticas y va a seguir relativamente apagada hasta que no haya una mayor visibilidad futura de la situación.
Hay previsiones que dicen que el consumo privado también estará más débil...
Eso es como buscar el escenario más negativo. Hay escenarios más positivos. El empleo no está tan golpeado como se podría esperar, sí se ha recuperado desde la situación prepandemia. Segundo, tenemos recursos fiscales y no los hemos estado usando bien en los últimos años, sobre todo en el gestión de Pedro Castillo, porque no se puede tener una agenda de gasto razonable cuando tienes 80 ministros y cuando hay una deficiencia en la capacidad de gestión. Ahora sí hay una capacidad de que mejore la ejecución del gasto y la inversión pública del gobierno central. Eso podría apoyar.
Vamos a entrar a una etapa de transición ¿Usted se jugaría por algún cambio o reforma que impulse la economía?
La inversión privada no se puede forzar, pero sí crear las condiciones adecuadas para las decisiones. Lo que sí se puede impulsar es la inversión pública y puede gatillar a través de proyectos de infraestructura. Volvamos a la senda de inversión pública en caminos, carreteras, colegios. Empecemos a invertir en salud y cerrar la brecha. Pongamos el esfuerzo para invertir en obras de infraestructura mayor también, donde puede participar la inversión privada.
El BCR revisó a la baja su estimado de crecimiento del 2022 de 3% a 2.9%, en parte por la crisis de diciembre ¿Su estimación también tiene sesgo a la baja?
Sí hay un poco de riesgo a la baja por el impacto de diciembre, es cierto. Una semana efectiva y otra semana más tibia de cierres de parte de la economía y vías comunicación sí te impacta. Diciembre es un mes clave para el año, porque la inversión pública está en su nivel pico y debe haber estado interrumpido en alguna medida. Además, la campaña navideña representa un porcentaje alto de las ventas anuales de muchas empresas y productos y también debe estar algo golpeados.
¿Qué tanto puede golpear a la proyección?
El 2.8% que tenemos no es imposible porque ya hemos avanzado en el año y en noviembre no parece que haya habido nada anormal, pero sí tenemos un sesgo a la baja. No es fácil calcular el impacto, porque aún está en curso.
¿La inflación seguirá siendo una preocupación en el 2023 o comenzará a calmarse?
Son las dos cosas. La inflación mientras esté fuera del rango meta del BCR (de entre 1% y 3%) es una preocupación. Esperamos que a fines del próximo año caiga a 4.5%. Ya se ha estabilizado por encima de 8%, que sigue siendo alto, pero comenzará a desacelerar aunque no rápidamente, va a continuar siendo algo que va a impactar en los ingresos reales de la familias aunque no en la misma medida del 2022.