Una entrevista a Francisco Pantigoso, catedrático de las Universidades del Pacífico, UPC, USS y UCSUR.
¿Qué significa cumplir 150 programas del podcast “Consultorio Tributario”?
Llegar a los 150 programas es conseguir un meta que parecía lejana. Significa haber podido difundir de la manera más sencilla posible, aspectos que suelen tildarse de complejos o muy especializados.
Y es que el Derecho Tributario, a mi modo de ver, no debe ser una exclusividad de una “logia de expertos”, sino que se debe de irradiar a toda la colectividad, para que ella tome la mejor opción entre lo que son las figuras legales lícitas y no caer en contingencias, evitando en tal sentido la simulación y la elusión, figuras hoy justamente combatidas.
Yo recuerdo que cuando estudiaba Derecho en la PUCP, ya había un gran prejuicio al estudiar la rama tributaria o perfeccionarse en ella; se la tildaba de un aspecto cuasi “esotérico”, “muy contable” y lleno del “tema matemático”. Esas falsas percepciones deberían ser desterradas.
La idea en estos programas ha sido que el ciudadano de a pie se entere de las novedades fiscales, y/o tome conciencia de los principios tributarios constitucionalizados y los riesgos que debe evitar, a través de explicaciones simples y didácticas, poniéndonos siempre del lado de quien nos va a escuchar, para que exista finalmente una concientización de los cumplimientos, pero también para que se genere una visión crítica sobre la legislación y lo que debería de cambiarse.
No se trata de asentir a las normas, sino también cuestionarlas para tratar de que sean más justas y equitativas.
Si se ha podido conseguir ello -como un granito de arena- bajo el programa, eso nos impulsa a seguir apoyando al contribuyente, especialmente aquel sin ecos de respuestas a sus inquietudes, sin asesorías externas ni conocimientos mínimos fiscales.
Después de tantos programas, ¿qué opina de nuestra legislación tributaria?
La tributación debería ser un equilibrio básico entre las obligaciones del contribuyente y los derechos de la Administración. Y esto solo se puede lograr con una normativa donde se simplifiquen las normas, se respete plenamente el artículo 74° de la Constitución a través de los principios de legalidad, igualdad, no confiscación, y respeto a los derechos fundamentales de la persona.
Eso evitaría, por ejemplo, incumplimientos innecesarios, interpretaciones pro - fisco, un afán netamente percibido como recaudador en la Administración, y un olvido de que al contribuyente hay que dejarlo respirar económicamente, pues los tributos solo deberían de imponerse sobre los excedentes de libre disposición del contribuyente, respetando la capacidad contributiva. Por ejemplo, si un deudor tributario tuviese que vender sus bienes o agenciarse préstamos para abonar un tributo, habría que revisar ello pues probablemente se estaría dando -en muchos casos- un despojo inaceptable.
Pero, ¿qué realidad tenemos a la vista?. Por ejemplo, en las rentas de trabajo se mantienen siete UITs fijas que no respetarían la diferente capacidad económica de los sujetos; se crean tributos nuevos como la “Participación en el valor del suelo” que estaría duplicando el Predial; existe un IGV que no se difiere en su pago a más meses (y sólo se aplica ese beneficio a las Mypes); persiste un ITAN antitécnico; se legisla sobre una subcapitalización con topes absurdos; están vigentes unas multas altísimas que fomentan para muchos el salirse del ámbito formal; existen supuestos habilitantes de prórrogas en la fiscalización y en la revisión de base presunta que son eminentemente subjetivos; están presentes topes en los gastos en el IR empresarial que no respetan el giro del negocio y/o las necesidades especiales de cada contribuyente; se plantean soluciones a la recaudación que buscan siempre la medida fácil, como es el crear nuevos impuestos, etc.
¿Qué debería entonces modificarse en la legislación tributaria nacional?
La legislación tributaria debería ser una consecuencia de la realidad económica que vive el gestor de un negocio, en especial el micro - empresario.
Para una tributación justa debería de ampliarse de una vez por todas la base de contribuyentes, pero que se sienta también que el Estado acompaña al deudor formal, en su azaroso camino en plena pandemia que lo sigue golpeando duramente al bolsillo.
Muchas veces la recaudación aumenta por los índices engañosos de ventas de las grandes empresas beneficiadas por factores extra-fiscales, pero no por la contribución de las Mypes que constituyen la mayoritaria presencia fiscal en nuestro país; un grupo entonces al que hay que conservar, educar y apoyar.
Es necesario en tal sentido simplificar los tributos, evitar nuevos impuestos, revisar si las exoneraciones son justificadamente derogables, concretar que se graven situaciones donde hay evasión (como sería en los servicios digitales y el IGV), entre otros aspectos.
El problema es que el contribuyente tiene la percepción que lo persiguen, que no hay humanismo en la tributación, y se busca solo ejecutar coactivamente deudas que con todo derecho tiene la potestad de cuestionar, respetándosele así el derecho de defensa constitucionalmente protegido.
Todos estos aspectos críticos buscan ser abordados en el podcast “Consultorio Tributario”, y esos 150 programas en realidad se convierten en un homenaje al contribuyente que sin voz ni apoyo constantes, necesita conocer las normas para cumplir bien y con eficacia, en pro del futuro del país.