A comienzos de mes, empresarios de Gamarra anunciaron que buscarán fomentar las exportaciones de textiles y confecciones para consolidar su recuperación económica, luego del impacto de la pandemia del Covid-19 que arrastran hasta hoy.
La estrategia planteada, en alianza con la Sociedad Nacional de Industrias (SNI), busca una intervención directa de nuevos mercados, con mypes especializadas, que puedan atender pedidos de mercancías particulares que Perú produzca en buen volumen y que en otros países escasee. Aunque no es la única propuesta de parte del privado y tampoco del Estado.
Sea cual sea la ‘solución mágica’, el reto es mayúsculo, al tratarse de un sector donde más del 90% de compañías no exporta y el 99.5% son mypes, según comentó Susana Saldaña, presidenta de la Asociación Gamarra Perú, a Gestión.
A lo anterior hay que sumarle que las exportaciones nacionales a Estados Unidos, mercado líder en confecciones y textiles, cayeron en el primer trimestre del 2023, de acuerdo con la SNI. ¿Qué alternativas hay para llevar el algodón peruano al extranjero en mayores volúmenes? ¿Qué propone el Estado y qué plantea el privado? Acá te lo contamos.
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Propuestas sobre la mesa
La SNI y la Asociación Gamarra Perú proponen lo siguiente: colocar centros de distribución con mypes especializadas en mercados con necesidades que la industria textil y de confecciones peruana pueda satisfacer sin mucho inconveniente.
“La mayoría son mypes que trabajan volúmenes pequeños, no pasan de 5 mil polos mensuales. Su salida es trabajar nichos de mercado con productos especializados de diseño. Sin volumen, lo que haces es trabajar con un cliente en destino. Es la mejor forma porque las grandes marcas manejan mínimos de 50 mil o 100 prendas mensuales”, sostiene Antonio Castillo, gerente de Estudios Económicos de la SNI.
“Queremos salir del formato de exportación tradicional, que consiste en encontrar un cliente desde acá al que le puedas aportar. Esa capacidad la tienen las medianas y grandes empresas. Iremos por una línea diferente: tener centros de distribución y vender directamente al mercado”, agrega Saldaña.
Ana María Choquehuanca, presidenta de la Asociación Pyme Perú, está en línea con la iniciativa de la SNI y la Asociación Gamarra Perú. Aunque propone otra salida.
“Pienso que su propuesta es buena, todo ayuda. Nosotros tenemos ya una programación establecida con Cancillería para abrir vitrinas comerciales para mypes en todas las embajadas peruanas en el mundo”, le dice a este diario.
Según Choquehuanca, su iniciativa ya está en curso, luego que en marzo cerraran un acuerdo con Relaciones Exteriores para ello. “Para setiembre u octubre creo que ya podremos abrir una en Quito (Ecuador) y otra en Santiago (Chile). La vitrina se dedicará a establecer nichos de compra. Una mype sola no puede generar una tienda sola en nuevos mercados es muy costoso”, asegura.
Desde Promperú, no ven con malos ojos ninguna de las propuestas del privado. “Es absolutamente posible, pero primero se tiene que ver el potencial de las empresas, ver qué tipo de productos se va a llevar para generar colecciones de diferentes empresas para que no compitan entre ellas, y se puedan exponer a través de una tienda multimarca en los mercados de destino”, considera Ricardo Limo, su director ejecutivo.
A pesar de ello, Limo propone una alternativa más. “Se puede pensar en un gestor comercial, por ejemplo, chileno, ecuatoriano, que pueda invertir en una tienda multimarca, hacer una selección de las prendas y colecciones peruanas, y pueda haber una coparticipación entre empresarios extranjeros con la inversión que pueden hacer las nacionales”, propone a Gestión.
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Un trabajo conjunto
Ante la variedad de propuestas, a las que habría que sumar la Ruta Exportadora del Mincetur y la Ruta Productiva de Produce, queda claro que hace falta articular las iniciativas.
“No tenemos resultados porque son esfuerzos aislados. Cada uno intenta hacer lo que cree que es mejor. Valoramos el criterio técnico, pero no siempre reflejan las necesidades reales”, dice, por ejemplo, Saldaña.
Choquehuanca coincide –para ella sobre todo Cancillería y Mincetur deberían coordinar más cercanamente–, aunque también cree que podría ser una participación escalonada por ministerios.
“Produce fortalece el trabajo de las mypes a nivel interno y prepararlas para que luego hagan su segunda secuencia en Mincetur, con las mypes exportadoras. Ese es el camino correcto”, asegura a Gestión.
Para Castillo, de la SNI, será clave acercarse al Ejecutivo –sea cual sea la cartera– con un proyecto trazado. “Los empresarios no quieren mucha teoría, ya quieren ir. Ahora estamos calificando empresas, nos quedaremos con unas 30, para ver cuáles se presentarían (a los ministerios). Dependerá de su capacidad de producción y gerencia”, dice, por ejemplo, de su propuesta conjunta con Gamarra.
Reducir dependencia
Mientras se busca el mejor camino exportador, los indicadores en textiles y confecciones son claros: existe una dependencia pronunciada del ingreso a Estados Unidos. En 2022, US$ 1,008 millones del rubro fueron ahí, un 53.8% de las exportaciones totales, según cifras que la SNI compartió con Gestión.
Además, las ventas peruanas de confecciones al exterior crecieron 26.2% el año pasado, alcanzando un valor de US$ 1,397 millones. Sin embargo, retrocedieron ligeramente en el primer trimestre del 2023. Las exportaciones hacia Estados Unidos también cayeron en el mismo periodo, de acuerdo con la misma entidad.
“A Estados Unidos le han puesto un enorme freno con las incremento de las tasas de interés, han contenido la demanda. Las empresas que importan no pueden mantener stocks por ello en el corto plazo, entonces los pedidos han pasado de ser de 6 meses a 3 meses y en menores volúmenes. Eso ha reducido las compras en el mediano plazo”, explica Castillo sobre la caída.
Diversificar los destinos, a partir de la internacionalización hacia mercados más cercanos en la región, resolvería este problema. Sin embargo, no es el único del sector.
Aunque no son los únicos rubros económicos con este inconveniente, más del 65% de las firmas peruanas de textil y confecciones exportan esporádicamente, es decir, lo hacen un par de años y dejan de hacerlo.
“No son constantes, la idea es entrenarlas, para que puedan hacerlo permanentemente. Eso requiere un programa de incentivos para la internacionalización, como unir la Ruta Productiva de Produce, que es para ayudar en el diseño; con la Ruta Exportadora de Mincetur para internacionalizarlas”, considera el gerente de Estudios Económicos de la SNI.
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