Más de una década después de la crisis financiera, los reguladores vuelven a temer que algunas empresas en el corazón del sistema financiero sean demasiado grandes como para dejar que quiebren, pero esta vez no son bancos.
Los gigantes tecnológicos, como Google, Amazon y Microsoft, que albergan un creciente volumen de operaciones bancarias, de seguros y de mercado en sus vastas plataformas de Internet en la nube, son los que quitan el sueño a los organismos de control.
Fuentes de bancos centrales dijeron a Reuters que la velocidad y la escala a la que las instituciones financieras están trasladando operaciones críticas, como los sistemas de pago y la banca online, a la nube constituían un cambio radical sobre los posibles riesgos.
“Sólo estamos al principio del cambio de paradigma, por lo que tenemos que asegurarnos de que tenemos una solución adecuada”, dijo un regulador financiero de un país del Grupo de los Siete, que no quiso que se mencionara su nombre.
Es la más reciente señal de cómo los reguladores financieros se están uniendo a sus pares de datos y competencia para examinar más de cerca la influencia global de las grandes tecnologías.
Los bancos y las empresas tecnológicas dicen que un mayor uso de la computación en la nube es beneficioso para todos, ya que da lugar a servicios más rápidos y baratos que son más resistentes a los piratas informáticos y las interrupciones.
Sin embargo, fuentes reguladoras dicen que temen que un fallo en una empresa de la nube pueda hacer caer servicios clave de varios bancos y países, dejando a los clientes sin poder hacer pagos o acceder a los servicios, y socavando la confianza en el sistema financiero.
El Tesoro de Estados Unidos, la Unión Europea (UE), el Banco de Inglaterra y el Banco de Francia son algunos de los organismos que están intensificando su escrutinio de la tecnología en la nube para mitigar los riesgos de que los bancos dependan de un pequeño grupo de empresas tecnológicas, y de que estén “encerrados” o sean excesivamente dependientes de un solo proveedor en la nube.
“Estamos muy atentos a que las cosas puedan fallar”, indicó Simon McNamara, director administrativo del banco británico NatWest. “Si 10 organizaciones no están preparadas y se conectan a un proveedor que desaparece, entonces todos tendremos un problema”.
Ritmo rápido
La UE propuso en septiembre que se regulen los servicios externos “críticos” para la industria financiera, como la nube, para reforzar las recomendaciones existentes sobre externalización de la autoridad bancaria del bloque que se remontan al 2017.
El Comité de Política Financiera (FPC) del Banco de Inglaterra quiere un mayor acceso de los acuerdos entre los bancos y los operadores de la nube y el Banco de Francia dijo a prestamistas el mes pasado que deben tener un contrato escrito que defina claramente los controles sobre las actividades subcontratadas.
“El FPC opina que se necesitan medidas adicionales para mitigar los riesgos de estabilidad financiera en este ámbito”, manifestó en julio.
El Banco Central Europeo (BCE), que regula a los mayores prestamistas de la zona euro, dijo el miércoles que el gasto de los bancos en computación en la nube aumentó más del 50% en el 2019 respecto del 2018.
Y es solo el comienzo. Se prevé que el gasto en servicios en la nube de los bancos en el mundo se duplique con creces hasta alcanzar los US$ 85,000 millones en el 2025, frente a los US$ 32,100 millones del 2020, según datos de la empresa de investigación tecnológica IDC compartidos con Reuters.
Una encuesta de IDC a 50 grandes bancos de todo el mundo identificó sólo seis proveedores principales de servicios en la nube: IBM, Microsoft, Google, Amazon, Alibaba y Oracle.
Amazon Web Services (AWS) -el mayor proveedor de la nube según Synergy Group- tuvo unas ventas de US$ 28,300 millones en los seis meses hasta junio, un 35% más que el año anterior y más que todos sus ingresos anuales de US$ 25,700 millones en el 2018.
Aunque todas las industrias han aumentado el gasto en la nube, los analistas dijeron que las empresas de servicios financieros se han movido más rápido desde la pandemia después de una explosión en la demanda por banca en línea y los planes de préstamos de emergencia.
“Los bancos siguen siendo muy diligentes, pero han adquirido un mayor nivel de comodidad con el modelo y se están moviendo a un ritmo bastante rápido”, señaló Jason Malo, director analista de la consultora Gartner
No más secretos
A los reguladores les preocupa que los fallos en la nube provoquen la caída de los sistemas bancarios e impidan a los ciudadanos acceder a su dinero, pero afirman que tienen poca visión de los proveedores de la nube.
El mes pasado, el Banco de Inglaterra dijo que las grandes empresas tecnológicas podían dictar los términos y condiciones a las empresas financieras y que no siempre proporcionaban suficiente información a sus clientes para controlar los riesgos, y que había que acabar con el “secretismo”.
También preocupa que los bancos no distribuyan suficientemente sus riesgos entre los proveedores de la nube.
Google informó a Reuters que menos de una quinta parte de las empresas financieras usaban varias nubes en caso de que una de ellas fallara, según una encuesta reciente, aunque el 88% de las que aún no distribuían su riesgo planeaban hacerlo en el plazo de un año.
Fuentes de los bancos centrales dijeron que parte de la solución puede ser algún tipo de mecanismo que ofrezca garantías de resistencia de los proveedores de la nube a los bancos para mitigar la exposición agregada del sector a un solo servicio en la nube, y que el regulador bancario tenga una visión general.
“Independientemente de la división de las responsabilidades de control entre el proveedor de servicios en la nube y el banco, el banco es responsable en última instancia de la eficacia del entorno de control”, dijo la Reserva Federal en un proyecto de orientación para los prestamistas el mes pasado.
La FINRA, que regula a los agentes de bolsa de Wall Street, publicó el lunes un informe en el que adelantaba posibles cambios en las normas para garantizar que el uso de la nube no perjudique al mercado ni a los inversores.
Sin embargo, poder cambiar fácilmente de proveedor de la nube cuando sea necesario es una tarea que es más fácil de enunciar que de realizar y podría introducir interrupciones en el negocio, según el informe de la FINRA.