(G de Gestión) Fernando Eguiluz se incorporó como CEO de BBVA Perú en junio del 2019. Algunos meses después, la crisis sanitaria alcanzó al país, a lo que se sumó la inestabilidad política que hasta hoy no cesa. “Me ha tocado conocer cuatro presidentes, cualquier cantidad de ministros y congresistas. Ha sido un largo andar”, comenta a G de Gestión.
Sin embargo, los vaivenes coyunturales no le quitaron el foco. Eguiluz comenta que, desde que llegó, su meta fue convertir al BBVA “en un banco más retail”. En esta entrevista, el ejecutivo detalla los avances conseguidos hasta el momento y los planes para ir más allá.
¿Cuáles fueron los principales logros del banco al cierre del año pasado?
Cuando me incorporé al BBVA en junio del 2019, me propuse construir un banco más retail. Y, gracias a la digitalización y a nuestra oferta para este segmento, hemos crecido en más de 1.5 millones de clientes el 2022. De ellos, más o menos el 15% contrató un producto de crédito.
¿A qué segmentos pertenecen esos nuevos clientes?
Personas naturales o personas naturales con negocio.
¿Cómo define el BBVA a un cliente digital?
Es un cliente que utiliza durante tres meses consecutivos nuestra app o la web para realizar operaciones. Así, ya tenemos 3.5 millones de clientes digitales.
Esos 3.5 millones de clientes digitales, ¿cuánto representan del total?
Entre el 35% y el 40% de nuestros clientes.
¿Cuánto ha invertido el BBVA en el último año?
Antes del 2019, se invertían entre S/ 180 millones y S/ 200 millones. En el 2022, cerca de S/ 500 millones. Se han destinado a inversión tanto en tecnología como en temas físicos, como remodelación de la red de sucursales, pero también en innovación de productos.
¿Cuánto de esos S/ 500 millones se destinaron a digitalización?
Más o menos el 20%.
¿Cuál ha sido el desempeño del banco en depósitos, colocaciones…?
En el 2022 colocamos más de 40,000 tarjetas de crédito al mes (antes del 2019 se colocaban 9,000). En pymes, tuvimos un crecimiento importante y alcanzamos niveles de facturación por encima de los S/ 1,000 millones al mes, y más o menos el 25% se hace de manera digital. Todo esto se tradujo en una utilidad neta de US$ 500 millones, algo que nunca habíamos tenido en el Perú.
¿A qué se debe este crecimiento?
Al anaquel de productos diseñado para los segmentos de clientes. Hemos ampliado nuestro portafolio de tarjetas con productos como la tarjeta de cuota fija o la tarjeta Smart (sin números impresos).
Otros bancos están cerrando agencias para enfocarse en los canales digitales. ¿Ustedes siguen el mismo camino?
Nos hemos dado cuenta de que con nuestro crecimiento los clientes siguen necesitando un lugar al que acudir para cualquier experiencia bancaria. Estamos haciendo agencias donde ayudamos a la gente a hacer su transición al mundo digital.
¿Pero han cerrado agencias?
Hemos cerrado algunas, pero abierto otras. En el balance neto, hemos consolidado agencias y nuestra idea es seguir manteniendo el número, pero con el nuevo formato.
¿Cuántas sucursales tienen hoy en todo el ámbito nacional?
Tenemos 320 agencias. Posiblemente cerremos el año con 321 locales. Parece poco, pero serán agencias más grandes, con más ejecutivos y una transformación hacia lo digital.
En el mundo se observa una tendencia hacia los neobancos (100% digitales), pero en el Perú se han hecho intentos de implementarlos sin mucho éxito. ¿Cuál es la posición de BBVA Perú en este punto?
BBVA tiene un banco 100% digital en Italia, otro en Reino Unido y una inversión en un banco digital en Brasil. Pero en el caso del Perú, México, Colombia, Venezuela, Uruguay y España, donde tenemos bancos físicos, lo que buscamos es proporcionar una experiencia digital. Donde tenemos presencia de banca como tal, estamos haciendo inversiones para que los clientes puedan vivir la misma experiencia que estos neobancos, pero en nuestra app.
Entonces buscan potenciar su digitalización, pero no optar por lo que ha hecho Interbank con RappiBank, o Credicorp con su anunciado neobanco…
No iremos por ese camino. Al final, los clientes se sienten sólidos con la experiencia y el respaldo de una marca internacional como BBVA, y tenemos nuestras apps digitales, en las que trabajamos todos los días.
¿Qué opinión tiene sobre las criptomonedas?
Lo que voy a decir no es una recomendación. Las criptomonedas tienen pros y contras. Entre los contras está que son monedas que no tienen un activo detrás que las soporten, y responde más a la oferta y demanda y la especulación de las personas que están transaccionándolas. Tienen mucha volatilidad. Hace menos de un año, el bitcoin estaba arriba de los US$ 44,000 y ahora está en US$ 20,000. Pero son un activo al que los jóvenes le toman mucho interés.
En el BBVA, aprovechando este boom, esta oferta y demanda de inversores animados a tomar este riesgo, estamos ofreciendo custodia, y compra y venta de bitcoin y Ethereum en nuestro banco en Suiza.
¿Las ofrecen en el mercado local?
Por el momento no tenemos esta opción en el Perú. Lo que podemos hacer es canalizar a nuestros clientes de banca privada para que puedan hacer transacciones en la oficina de Suiza. No lo tenemos en nuestro anaquel de productos local, pero sí dentro del global.
¿Podrían tenerlo en el corto plazo a escala local?
Lo estamos evaluando.
Viene la interoperabilidad entre las billeteras Yape y Plin. ¿Qué beneficios les puede traer?
BBVA Perú tiene una participación de 40% [en las transacciones hechas en Plin]. Pero veo la interoperabilidad como algo que va más allá del beneficio para el banco. Es positivo para los clientes, para la inclusión financiera y la reducción del uso de efectivo. En el Perú, entre el 80% y el 85% de las transacciones sigue siendo en efectivo.
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Pero de todas maneras hay un beneficio para el banco. El BCP, por ejemplo, usa Yape para colocar micropréstamos u otros servicios.
Yo creo que en el mediano plazo se podrá explotar esta información para ofrecer microcréditos o algún seguro para los clientes de estas billeteras. Pero realmente creo que el foco debe estar en reducir el uso de efectivo.
¿Los millones invertidos en digitalización ya generan algún tipo de rentabilidad específica?
Lo vemos en el crecimiento de clientes, en la venta de productos de manera digital, en la disminución de fraudes. Son inversiones que se van a ir pagando en el tiempo y se siguen haciendo porque uno tiene que seguir invirtiendo ante cambios tecnológicos tan rápidos.
¿Qué metas tienen para sus líneas de negocio? ¿Cuáles van a impulsar?
En el mercado de pymes vamos a crecer a doble dígito este año. Por encima del 20%. Para el caso de las tarjetas, seguiremos con el mismo ritmo del 2022; es decir, 40,000 tarjetas al mes.
¿Que las cajas municipales puedan emitir tarjetas de crédito afectará sus objetivos?
Yo creo que el propósito de las cajas no es dar tarjetas de crédito. No está dentro de su propósito e incluso podría interpretarse que es un tema que se sale del mismo. Dicho esto, creo que está bien, hay libre competencia. En el mercado existe una amplia oferta y lo importante es tener una acorde con el segmento de los clientes que se quiere atender.
¿No lo ven como una amenaza al crecimiento de sus colocaciones?
Lo veo como un competidor más.
Tuvieron una caída en préstamos a grandes empresas…
Cayó un poco la colocación a grandes empresas. En todas las demás líneas tuvimos crecimiento en participación de mercado al cierre del 2022. Ha habido una alta competencia en el mundo empresarial. Buscamos abrir nuevas oportunidades a los clientes en sostenibilidad, financiamiento estructurado. Nuestra meta es crecer más del 20% también.
¿Y en hipotecas?
Ahí buscamos crecer arriba del 30%.
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¿Cómo ha ido creciendo el negocio de banca privada de BBVA Perú en los últimos años?
De manera importante. En el 2022 creció en 10% nuestro número de clientes. Y en depósitos, un 25%, pero la cifra también es consecuencia del “bajón” importante que tuvimos durante el 2021.
¿Cuál es el promedio de activos o depósitos que tiene un cliente de banca privada?
De US$ 500,000 hacia arriba.
¿Cuántos clientes en total tienen en banca privada?
Ese dato no lo puedo compartir.
¿Cuáles son los planes para la plataforma de pagos Openpay?
Openpay es una startup mexicana que el BBVA compró en el 2016 y participa en el negocio de la adquirencia para tarjetas presentes y no presentes. En el Perú opera desde febrero. Así, somos el primer banco adquirente del país.
Están entrando al negocio de la adquirencia…
Somos como Niubiz o Izipay. Vamos a ofrecer POS, links de pago para tarjetas no presentes, pagos con QR y todas las soluciones posibles, tanto en el mundo físico como en el no físico, para transaccionar con tarjetas.
El de adquirencia es un mercado bastante concentrado.
Entre Niubiz e Izipay se reparten el 100%.
Ustedes son accionistas de Niubiz…
Sí.
¿Con cuánto participan allí?
Con el 20%.
Me genera cierta inquietud que vayan a entrar con el adquirente Openpay y que también sean accionistas de Niubiz, que es el dominante.
Hay muchos accionistas en Niubiz. Están varios otros bancos. Hay que recordar de dónde parte este tema. Antes había que pagar con distintos POS dependiendo de la marca de la tarjeta (Visa o Mastercard). Luego hubo interoperabilidad y surgió Niubiz.
¿Cuál es la estrategia con Openpay?
Lo que buscamos es darles soluciones a nuestros clientes mediante la intermediación en la adquirencia y en pasarela de pagos. Y darles la ventaja de tener la liquidación de la transacción (abono) en el mismo día. Entiendo que otras empresas toman entre 48 y 72 horas.
¿Cuál es la meta de negocios afiliados?
Queremos afiliar 25,000 comercios este año a Openpay. Y buscamos convertirnos, en un plazo de cinco años, en el principal adquirente del país.
¿Y los neobancos para cuándo?
BBVA tiene bancos digitales en Europa e inversiones en Brasil en este tipo de soluciones financieras. Pero aún no hay planes de ingresar con un neobanco al mercado peruano. Según Fernando Eguiluz, CEO de BBVA Perú, el foco está en potenciar la experiencia digital.
Bancos digitales como Nubank y Ualá ya operan en Latinoamérica, pero ninguno ha aterrizado en el Perú, pese a que el año pasado se modificó la Ley de Bancos para hacer posible su llegada. Los pocos intentos que se han dado, como la alianza entre Interbank y Rappi (RappiBank), parecen no haber tenido el éxito esperado. Esta unión estaría en veremos. ¿A qué responde que este tipo de soluciones financieras no despeguen en el país?
Álvaro Castro, director de Sumara Hub Legal, apunta que en nuestro país no hay un ambiente institucional muy seguro para la inversión privada que un neobanco requiere. Además, sostiene que las rondas de venture capital en startups a escala global se han reducido. Por el lado regulatorio, conseguir una licencia de bancos aquí es caro y demora por lo menos tres años. “Todo eso quita muñeca para ingresos acelerados al Perú”, resalta Castro. Lo natural, entonces, es que las iniciativas internacionales entren al mercado peruano con actividades que no requieran licenciamiento —cuyo impacto es menor— o en alianza con una empresa que ya lo tenga.
En una columna de opinión en Gestión, Ljubica Vodanovic, socia fundadora de Vodanovic Legal, anota que los bancos peruanos no podrían crear su propia versión de un banco digital debido a que ninguno puede ser accionista de más del 5% de otro banco y dos entidades bancarias locales no pueden tener al mismo accionista.
Sin embargo, Castro revela que algunas empresas de Asia, Estados Unidos y Latinoamérica están analizando el marco regulatorio peruano. “Hay interés”, asegura. Pero de un análisis exploratorio a un ingreso concreto hay un largo camino lleno de algunas de las limitaciones ya mencionadas. Más allá de estas, Castro resalta la necesidad de tener productos realmente disruptivos para que el mercado responda adecuadamente. Quizá ofrecer solo una tarjeta de crédito no sea la mejor forma.
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El caso de B89
Recientemente, la fintech B89 cambió su modelo de negocio por falta de rentabilidad. Ha pasado de entregar tarjetas con crédito a cualquier persona a hacerlo a quienes no tienen productos de crédito ni historial crediticio, pero que lleven previamente un programa de educación financiera durante seis meses llamado Crea Crédito. Se empieza con líneas de entre S/ 200 y S/ 500. Sobre la base del comportamiento de pago de los clientes, estas se pueden incrementar hasta S/ 5,000.
“Queríamos mejorar nuestros números de cobranza”, explica Amparo Nalvarte, CEO de B89. Esto ha sido clave para que el negocio funcione. “Adquirir nuevos clientes es una parte. La otra, igual de importante, es saber cobrar”, resalta. Esto resulta particularmente difícil en el Perú, lo que B89 busca resolver con un curso de educación financiera. La ejecutiva asegura que ahora las tasas de default se han reducido a 3%. La marca capta entre 1,000 y 1,200 clientes nuevos al mes.
Hacia el segundo semestre del año, B89 saldrá a levantar capital para multiplicar el nuevo modelo de negocio. Nalvarte también señala que se están evaluando alianzas para ofrecer productos adicionales, como asistencias, seguros u otro tipo de créditos. “Son servicios extra al de la tarjeta. Ahí hay valor agregado para el cliente y a nosotros, como negocio, nos hace sentido”, afirma.
Sistema peruano se mantendrá robusto
Un reporte de la calificadora de riesgo analiza el impacto de la inestabilidad política en el sistema bancario.
En un informe de febrero pasado, la clasificadora de riesgo Moody’s señaló que esperan que “Perú mantenga instituciones económicas sólidas que han respaldado el entorno empresarial para su sistema bancario”.
Sin embargo, acotó que la fortaleza independiente de los bancos podría cambiar ante cualquier deterioro de la institucionalidad que pueda trastocar el statu quo del BCR, MEF o la SBS.
“Los riesgos a corto plazo para el sistema bancario son limitados, pero una erosión en la confianza empresarial y de inversión pondría a prueba la calidad de los activos y la rentabilidad futuras de los bancos a medida que se debiliten las condiciones operativas en Perú”, añadió Moody’s en su reporte.
Asimismo, la agencia indicó que es probable que la incertidumbre política reduzca el volumen de transacciones bancarias y aumente los costos crediticios para cubrir posibles pérdidas crediticias en los sectores del turismo, la agricultura, el transporte y la minería.