Los cuestionamientos sobre la hoja de coca se han mantenido, situación que ha alcanzado hasta la cabeza de Devida, y hoy más que nunca su erradicación y consumo está en el tapete. En medio de ese contexto ¿qué planes tiene la Empresa Nacional de la Coca (Enaco)?
Rubén Vargas, presidente del directorio de Enaco, asumió el puesto hace cuatro meses y en ese lapso de tiempo ya viene trabajando en algunos planes para tener nuevas propuestas que no solo generan mayor rentabilidad de la empresa estatal sino mejor el trabajo que en ella se realiza.
Por ello, el actual directorio acaba de aprobar el documento base que le permita trabajar en la reforma del modelo empresarial de Enaco, el cual les permita pasar a un sistema de comercialización distinto
“Es un hito histórico dentro de Enaco ya que por primera vez nosotros mismos (directorio) cuestionamos el carácter monopólico de la empresa de la coca”, dice Vargas.
Este cambio generará la salida para que el mercado negro de la hoja de coca para consumo tradicional siga creciendo. “Necesitamos entrar a un modelo de comercialización donde el precio de la coca lo fije el mercado con el objetivo de que el agricultor cocalero legal reciba una mayor rentabilidad de la que tiene actualmente”, refiere.
Con ello, la coca seguirá siendo un producto controlado o fiscalizado, ya que estamos comprometidos a ello por diferentes convenios internacionales, pero Enaco dejará de comercializar con carácter monopólico la hoja de coca sino que pasará a convertirse en una entidad con carácter supervisor del cultivo de la comercialización y mercado final de la hoja de coca.
“Las propias organizaciones cocaleras, a través de un estricto control, serán las que se encarguen de llevar de manera directa la hoja de coca”, refiere el ejecutivo, quien dice que para que esta modificación sea viable solo queda la decisión política del gobierno de dar el siguiente paso, que es la implementación.
Para Vargas, se puede tomar como referente el modelo de comercialización de la hoja de coca que se dio en Bolivia, país en el que el precio de la coca lo fijo el mercado.
Estas modificaciones, dice el ejecutivo, han sido parte de un consenso entre las organizaciones cocaleras legales, las autoridades locales del Cusco y Enaco.
Inversiones y proyectos
Y dentro de Enaco también se busca mejorar la rentabilidad y potenciar a la empresa, por ello, el plan de inversiones y ampliación de la cartera de clientes para lo que queda del año y el ejercicio del 2022 se debatirá en las siguientes reuniones.
“Las inversiones que hagamos se destinará a mejorar nuestros procesos de compra y selección de la hoja de coca, relacionamiento con nuestros proveedores y en los nuevos mercados ampliar la gama de productos”, comenta Vargas.
Para ver qué tipo de productos se pueden sumar al producto dependerá de un estudio de mercado. “Pero la razón de ser de nuestro negocio proveer de hoja de coca para el consumo tradicional que es el 80% de nuestros clientes”, agrega.
No se puede industrializar
Hace unos días, el jefe de Estado, Pedro Castillo, afirmó que “el sueño del Gobierno es industrializar la hoja de coca” con el fin de dar valor agregado al producto.
Sobre el tema de la industrialización, Vargas dice que este proceso no es posible como una opción para usar toda la producción de coca que se tiene actualmente. “No es legal ni es factible. Si alguien dice que industrialicemos la hoja de coca en vez de erradicar la coca ilegal nos está engañando con anuncios demagógicos e intereses políticos”, sostiene.
Un ejemplo es lo que ocurrió en Bolivia, cuando el entonces presidente Evo Morales financió la construcción de dos plantas procesadoras de hoja de coca, las cuales en estos momentos están quebradas, a pesar de que el país altiplánico tiene un mercado legal de hoja de coca mucho mayor que el de Perú.