Los planes del Grupo D&C (Dyer Coriat) para este año se centran en consolidar las líneas de negocio con las que ya cuenta, como agroindustria, construcción, reforestación y ahora minería, indica su fundador, Samuel Dyer Ampudia, en entrevista con Gestión.
En relación con los proyectos de Camposol, descarta la posibilidad de adquirir nuevos terrenos en el 2023 y no pierde el anhelo de exportar cerezas dentro de unos pocos años. Asimismo, sigue mostrando grandes expectativas sobre el potencial de la Amazonía peruana para el despegue de negocios como la acuicultura, hidrocarburos, ecoturismo y forestación, pero da a conocer que reducirá el ritmo de inversiones de Reforestadora Inca (Refinca), asentada en la frontera entre Ucayali y Huánuco.
Se ha hablado mucho de replicar el éxito de los arándanos, pero ahora con las cerezas. ¿Hay algún resultado ya de las pruebas que estaban haciendo con ellas en Camposol?
Todas las agroindustriales innovadoras estamos investigando, estamos probando cerezas, experimentando con los diferentes microclimas del país. No tenemos todavía resultados espectaculares que nos permitan comercializar con el producto. Ya tenemos experimentando más de cinco años, calculo que dentro de cinco años más ya vamos a tener resultados que nos permitan exportar.
Luego de las compras de tierras en Colombia, ¿van a continuar comprando terrenos en el país o en el exterior?
Como recientemente hemos incursionado en la minería con la compra de Cobriza, queremos consolidarnos en los sectores que tenemos. Por ahora no tenemos previsto adquirir nuevos terrenos, ya contamos con terrenos para seguir creciendo.
Y en los terrenos que ya tienen, ¿qué cultivos buscarán expandir este año?
La verdad que no lo hemos decidido, pero con la experiencia que tenemos es muy fácil determinar en qué cultivos podemos crecer. Somos optimistas de que también aparecerán productos nuevos. Ya tenemos algunos con los que hemos experimentado y estamos exportando, como el caqui y la pitahaya, que están en crecimiento. Y ojalá que dentro de poco tengamos cerezas para exportar.
¿Cuáles son los planes del ala inmobiliaria de Grupo D & C para este año?
Nosotros nos hemos enfocado en hacer una nueva ciudad en Chao, con nuestra inmobiliaria Marverde, una ciudad moderna para los trabajadores —que en realidad están disponibles para cualquier persona, pero están pensadas en los trabajadores de Camposol— y estamos desarrollando otra en Santa Ana, Piura, allí tenemos un terreno donde junto con otra empresa colega, se han construido más de 1000 casas. Allí vamos a construir en los próximos cinco años, 10 000 casas Techo Propio. Estamos en Chincha, vamos a estar en Chiclayo, en el sur del país y algo en la Amazonía.
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En total son seis los proyectos inmobiliarios que empezarán o continuarán ejecutándose este año...
Son tres proyectos nuevos: uno en Chiclayo, en el sur y otro en la Amazonía; y tres en marcha: en Piura, Chao y Chincha. Si se logra construir las 3000 viviendas (2000 de ellas en Chao) que tenemos pensadas para este año, con el apoyo de Fondo Mivivienda, que brinda bonos a las familias para poder comprar las casas. Estamos hablando de una inversión de US$ 30 millones este año. Son viviendas muy baratas, muy competitivas, pensadas más en el tema social.
Reforestación
¿Cuáles son los planes de inversión de Refinca para este año? ¿Ampliarán el número de sus hectáreas de eucalipto?
Nosotros vamos a seguir sembrando, pero a baja intensidad, en la medida en que esperamos que el Gobierno asegure un marco jurídico tributario con respecto a la Ley de la Amazonía. Porque, por ejemplo, el año pasado recortaron los beneficios a la importación de bienes de capital bajo dicha norma, lo cual, consideramos, es inconstitucional y estamos pidiendo que se restablezca. Por otro lado, esperamos que brinde seguridad a la inversión privada.
¿De cuántas hectáreas por año estaríamos hablando?
Nosotros hemos sembrado en total 6,000 hectáreas de eucalipto en los últimos cuatro años, tenemos capacidad para sembrar hasta 2,500 ha al año, pero vamos a bajar a un ritmo de solo 500 hectáreas. Estos cultivos nuevos representan unos US$ 4 millones de inversión al año. Con eso buscamos mantenernos, pero necesitamos mejores condiciones para seguir con el negocio del eucalipto y así sacar del mercado al eucalipto y al pino chilenos, cuya madera hoy se comercializa de manera importante en nuestro país. Pero lamentablemente esto es muy difícil por la falta de seguridad en la zona, donde hemos sufrido ataques muy violentos contra los directivos de Refinca.
En los últimos años se han presentado varias denuncias contra Refinca, de personas que se presentan como parceleros que llevan décadas en el terreno en el que opera la empresa. Incluso en diciembre de 2020 la Fiscalía solicitó prisión para funcionarios de Refinca por presunta usurpación agravada. ¿Qué puede decirnos sobre ello?
Ese es un problema social que ha habido en la zona debido a que personas inescrupulosas se han hecho pasar por nativos de la zona supuestamente afectados por el accionar de la empresa cuando luego se ha demostrado que no lo son. Incluso nosotros solicitamos a la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM), durante el gobierno de Pedro Castillo, que inicie un proceso de diálogo, y allí se demostró que esas personas no eran realmente nativos afectados, y que inventaban situaciones para luego culparnos y denunciarnos.
¿A quién le compraron el terreno? ¿Ustedes sabían que había familias viviendo allí?
Fue a una persona natural. Sabemos que hay posesionarios allí, con los que no tenemos ningún problema. El problema lo genera este grupo de radicales que se hacen pasar por nativos.
Por otro lado, ¿cómo continúan los proyectos del Grupo Pro Amazonía?
Desde que empezamos con el trabajo hasta la fecha, estamos satisfechos porque hemos logrado integrarnos todos los emprendedores de la Amazonía, pero de cara a un desarrollo más sostenible e inclusivo. Allí nos hemos dado cuenta de que tenemos necesidades transversales, como un tren transamazónico para interconectar la Amazonía y conectar con el Brasil, porque de otra forma no se lograría se competitivo para exportar productos como la madera, por ejemplo, porque los costos de trasladar los productos por tierra son demasiado elevados.
Sin embargo, en estos cinco años no se ha avanzado en una propuesta de construcción de un tren para la Amazonía. ¿Qué piensan hacer al respecto?
Pero en estos cinco años se ha realizado una toma de conciencia, que es un primer paso importante. Ahora, de cara a la COP que se realizará en noviembre de este año, queremos convocar a un congreso a los gobernadores, los emprendedores, representantes de comunidades nativas, alcaldes provinciales de la Amazonía, para que de allí salgamos con una especie de Plan Marshall para impulsar el desarrollo económico sostenible de la Amazonía con un horizonte de 30 años. Luego, con ese plan, buscaremos trabajar con el Gobierno, independientemente de quién esté en el Gobierno.