La unidad de automóviles eléctricos de China Evergrande advirtió que se enfrentaba a un futuro incierto a menos que reciba una rápida inyección de efectivo, la señal más clara hasta ahora de que la crisis de liquidez del promotor inmobiliario se está contagiando a otras partes de su negocio.
Evergrande debe US$ 305,000 millones, se ha quedado sin liquidez y a los inversores les preocupa que su colapso pueda suponer riesgo para el sistema financiero chino y repercutir en todo el mundo.
La empresa incumplió esta semana el plazo para el pago de un bono en dólares y su silencio al respecto ha dejado a los inversores mundiales preguntándose si tendrán que asumir grandes pérdidas cuando termine un periodo de gracia de 30 días.
China Evergrande New Energy Vehicle Group, por su parte, dijo que sin una inversión estratégica o la venta de activos su capacidad para pagar al personal y a los proveedores y producir vehículos en serie se vería afectada.
El silencio de Evergrande sobre el pago de intereses de US$ 83.5 millones de esta semana contrasta con el trato que da a sus inversores nacionales.
El miércoles, la principal empresa inmobiliaria de Evergrande en China dijo que había negociado en privado con sus acreedores de bonos locales para liquidar un pago de cupón separado de un bono en yuanes.
“Esto forma parte de la táctica de cualquier proceso de reestructuración de deuda en que esté detrás el soberano: mantener a la gente en la oscuridad o adivinando”, dijo Karl Clowry, socio de Addleshaw Goddard en Londres.
“La opinión de Pekín es que los tenedores de bonos en el extranjero son, en su mayoría, instituciones occidentales, por lo que está justificado que reciban un trato diferente. Creo que la gente piensa que todavía seguirá cayendo”.
El banco central de China volvió a inyectar efectivo en el sistema bancario el viernes, lo que se considera una señal de apoyo a los mercados. Pero las autoridades han guardado silencio sobre la situación de Evergrande y los medios de comunicación estatales chinos no han ofrecido pistas de un rescate.
“Son periodos de inquietante silencio, ya que nadie quiere asumir grandes riesgos en este momento”, manifestó Howe Chung Wan, jefe de renta fija de Asia en Principal Global Investors en Singapur.
“No hay precedentes del tamaño de Evergrande tenemos que ver en los próximos diez días más o menos, antes de que China entre en vacaciones, cómo se va a desarrollar esto”.
Se espera que Evergrande sea una de las mayores reestructuraciones de la historia de China y no hay muchas esperanzas de que se resuelva rápidamente.
El pasivo del grupo chino HNA palidece en comparación, pero su insolvencia sigue en marcha, con acreedores que piden US$ 187,000 millones, según una fuente familiarizada con las conversaciones.
El viernes, la policía detuvo al presidente de HNA y a su director general.
El problema para los dirigentes políticos chinos es cómo imponer la disciplina financiera sin alimentar el malestar social, ya que un colapso de Evergrande podría aplastar al mercado inmobiliario, que representa el 40% de la riqueza de los hogares chinos.
Protestas por parte de proveedores, compradores de viviendas e inversores descontentos la semana pasada ilustró el descontento que podría extenderse en caso de que un impago desencadene crisis en otros promotores.