A medida que se extendía el coronavirus, el comunista más rico del mundo buscó en sus bolsillos. Jack Ma, fundador del gigante del comercio electrónico Alibaba Group y miembro del gobernante Partido Comunista de China, ayudó a pagar 1,000 respiradores artificiales entregados a Nueva York en abril.
La Fundación Ma también ofreció respiradores, mascarillas y otros suministros en África, América Latina y Asia.
La pandemia marcó el debut de los empresarios de élite de China como donantes humanitarios de talla mundial junto con sus homólogos estadounidenses, europeos y japoneses.
Ma, Alibaba y otras empresas y magnates chinos están donando cientos de millones de dólares en suministros médicos, alimentos y efectivo en decenas de países.
La aplicación de videos TikTok ha prometido US$ 250 millones para los trabajadores de salud y ayudar a otros afectados por la pandemia. Tencent, operador del popular servicio de mensajería WeChat, prometió US$ 100 millones y dijo que ha enviado mascarillas y equipo de protección a 15 países, incluido Estados Unidos.
Otras compañías, como el fabricante de computadoras Lenovo y el fabricante de automóviles eléctricos BYD Auto, han dado mascarillas y otros suministros. Haier Smart Home, una empresa mundial de electrodomésticos, dice que su planta en Pakistán está distribuyendo alimentos a los vecinos.
Eso les da a los donantes la oportunidad de reparar la imagen de China y ganar bonos con el gobierno del presidente Xi Jinping, que enfrenta críticas por la secrecía y la demora en responder al virus que surgió en el centro del país en diciembre.
“Ningún país puede manejar esta crisis de manera independiente”, dijo Ma durante un seminario por internet organizado por su fundación para que los médicos africanos hablen con expertos chinos que lucharon contra el brote.
Esta ola de donaciones chinas es notable por “dar internacionalmente, que generalmente tiene un alcance muy limitado”, dijo Edward Cunningham, quien investiga la filantropía china en el Centro Ash de la Escuela de Gobierno Kennedy de la Universidad de Harvard.
La filantropía en China ha crecido a medida que su economía florecía, pero se ha centrado en el propio país o en universidades extranjeras que tienen nexos con los donantes, dijo Cunningham.
Dar puede ser políticamente delicado en momentos en que Beijing está sumido en conflictos con Estados Unidos, Europa y sus vecinos asiáticos por el comercio, la tecnología, las denuncias de espionaje y las reclamaciones territoriales.
Sin embargo, otros gobiernos como en África, incluidos Senegal, Ruanda y Etiopía, agradecen públicamente a los donantes chinos. Las donaciones chinas en Ghana “no se pueden comparar con lo que los estadounidenses dieron, pero tuvieron más publicidad”, dijo Manasseh Awuni Azure, un comentarista ghanés.