El plan de quiebra de la farmacéutica Purdue Pharma fue aprobado por una mayoría de sus acreedores, en un nuevo paso requerido para que el fabricante del altamente adictivo OxyContin compense finalmente a las víctimas de la crisis de los opioides en Estados Unidos.
Según la empresa, más del 95% de los alrededor de 120,000 acreedores que debían pronunciarse respaldaron la propuesta, que cerraría las miles de demandas interpuestas en su contra por su papel en esta crisis, a tenor de datos preliminares.
El plan, valorado en unos US$ 10,000 millones por parte de la compañía, aún debe ser aprobado por un juez, previsiblemente el mes próximo, pero cuenta ya con el visto bueno de las autoridades de varios estados que insistieron en incluir cambios.
En él, la multimillonaria familia Sackler, propietaria de Purdue Pharma, se compromete a aportar al menos US$ 4,500 millones en un periodo de nueve años, pero no admite ningún tipo de culpa.
Los Sackler abandonarán además el control de la empresa, que se reestructurará con un nuevo nombre, estará dirigida por una junta independiente y pasará los beneficios de sus ventas de OxyContin y de tratamientos contra la adicción a los acreedores para que financien programas de prevención y tratamiento.
Entre quienes han demandado a la empresa figuran un gran número de estados y ciudades de todo el país, que en los últimos años han emprendido una gran cruzada judicial contra las compañías a las que consideran culpables de inundar Estados Unidos con peligrosos medicamentos y fomentar la adicción.
Purdue Pharma es señalada como una de las grandes responsables de la crisis de los opiáceos en Estados Unidos, que ha matado a cerca de medio millón de personas, pero desde que se acogió a la Ley de Quiebras en el 2019 ha evitado enfrentamientos con la Justicia a los que sí han estado sujetas otras rivales del sector.
La semana pasada, las tres mayores distribuidoras de medicamentos de Estados Unidos y la farmacéutica Johnson & Johnson (J&J) aceptaron pagar unos US$ 26,000 millones en compensaciones por su supuesto papel en la crisis.
Según las autoridades, entre 1999 y 2019 casi medio millón de personas murieron en Estados Unidos por sobredosis de opiáceos.
En el 2020, según datos del Centro Nacional de Estadísticas de Salud, murieron más de 93,000 personas por sobredosis de medicamentos, un incremento del 30 % sobre la cifra del año anterior, que ya había sido un récord. De esas muertes, 69,710 se atribuyeron a sobredosis de opioides.