El déficit fiscal acumulado en los últimos 12 meses, a mayo del 2023, fue de 2.4% del PBI peruano. Es decir, este es el segundo mes que este indicador se ubica en el “límite” autorizado para este año (no debe ser mayor de 2.4%, según la Ley N° 31541).
Después de los gastos extraordinarios como parte de la respuesta a la emergencia sanitaria del Covid-19 en el 2020 que llevaron al déficit fiscal a subir hasta 8.9% del PBI, empezó a disminuir hasta que al cierre del 2022 se ubicó en 1.7% del PBI. La expectativa era que este escenario de consolidación de las cuentas fiscales se mantenga en el 2023. ¿Qué pasó?
De acuerdo al Banco Central de Reserva del Perú (BCRP), la cifra de mayo se explica por menores ingresos tributarios “en un contexto de menor dinamismo de la actividad económica y de precios de exportación”. Además, un aumento en el gasto público en las “medidas de alivio tributario aplicadas por la ocurrencia de eventos climáticos adversos”.
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“El Gobierno ha hecho bien en decir que va a financiar este gasto reasignando partidas. El problema es que cuando se hacen las proyecciones se parte del supuesto que el grado de ejecución va a estar entre 70% - 80%, que es lo histórico. Cuando aumentas el gasto con modificaciones presupuestarias significa que la ejecución subiría y crecería”, advierte Carlos Oliva, presidente del Consejo Fiscal.
Es decir, la desaceleración de la economía generó una menor captación de impuestos, pero las medidas aplicadas para prevenir el fenómeno de El Niño incrementaron los gastos. Además, el precio del principal producto de exportación, el cobre, fue revisado a la baja por el BCR: de US$ 4.00 a US$ 3.88. Esto impactará también directamente en los ingresos del Estado.
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Consecuencias
El principal problema de no cumplir con la meta establecida para el déficit fiscal es el golpe a la reputación que puede tener hacia el país. “Las calificadoras podrían hacer un downgrade, y lo segundo -que es más preocupante- es que se pierde credibilidad”, señala Oliva.
Además, un alto nivel de déficit fiscal en este año significa una mayor dificultad para consolidar las cuentas públicas en los años siguientes. Sobre todo si se toma en cuenta que los ‘topes’ establecidos para los próximos años son más bajos.
“El déficit fiscal anual del Sector Público No Financiero (SPNF), para los años fiscales 2023, 2024, 2025 y 2026, no debe ser mayor a 2.4%; 2.0%; 1.5%; y 1.0% del Producto Bruto Interno (PBI), respectivamente”, señala la Ley Nº 31541.
“Si hay incumplimiento, habría que ver la magnitud del desvío y las explicaciones que se den. La misma ley contempla la posibilidad de que el Gobierno solicite una dispensa para incumplir las reglas macrofiscales de manera transitoria por casos excepcionales”, opina Hugo Perea, economista jefe del BBVA Research.
De acuerdo a Credicorp Capital, la posibilidad de excederse del límite es remota. “Por el lado fiscal no tenemos preocupaciones y creo que utilizar el espacio en este momento es importante. Los gobiernos en Perú son bien ineficientes gastando y esto explica que los déficits sean bajos en muchos años porque no se gasta lo que se compromete”, señaló Daniel Velandia, Head of Research y Chief Economist de Credicorp Capital.
¿Qué es el déficit fiscal?
El déficit fiscal sucede cuando los gastos superan los ingresos del Estado. En agosto del 2022 se estableció por medio de la Ley Nº 31541 que el déficit para el 2023 no podía superar el 2.4% del PBI, esto con el objetivo de preservar la sostenibilidad fiscal del país.