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Existe optimismo en torno a la recuperación rápida que está mostrando nuestra economía, en forma de “V”, tras la apertura gradual por fases, después de la cuarentena rígida que duró hasta junio.
Sin embargo, así como se espera esta rápida recuperación económica, también se teme que esté acompañada con problemas que ya existían antes de la pandemia y que amenazan a la sostenibilidad del crecimiento.
Es el caso, por ejemplo, del daño al medio ambiente que ocasiona el progreso económico, uno de los temas que trata el informe del PNUD “Las implicaciones socioeconómicas de la pandemia por Covid-19: ideas para la acción en políticas públicas” publicada recientemente.
En su capítulo Lecciones del Covid -19 para una agenda de sostenibilidad en América Latina & Caribe, señala que la crisis generada por esta pandemia hay que verla como una oportunidad para una recuperación económica vigorosa, pero sobre una senda más sostenible, una vez que la crisis esté bajo control.
Este es un tema que también atañe a nuestro país. Si bien los limeños estaban antes de la pandemia, dispuestos a pagar un sobre precio a cambio de un mejor cuidado del medio ambiente, sin embargo, son los que más usan taxi como medio principal de transporte (Ver recuadros).
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Oportunidades
A partir del Índice ODS 2019 para América Latina y el Caribe (CODS, 2020), publicado recientemente, y de una encuesta realizada en 2019 por el Centro de Desarrollo Sostenible para América Latina (CODS), el informe del PNUD, plantea cinco “ventanas de oportunidad”, para que la recuperación del crecimiento económico sea sostenible y ecológico.
Estas ventanas son: repensar el transporte en las ciudades; el teletrabajo; cambiar pautas de consumo y propender a prácticas sostenibles; impulsar el comercio electrónico y las cadenas de comercio justo y sostenible; y, aplicar impuestos “verdes” y precios justos (Ver recuadro).
Transporte
Veamos el caso del transporte. Según el informe, en el mundo las emisiones de CO2 han disminuido con la crisis actual (entre 4%-11% para el 2020 y se estima de 1%-9% para el 2021 con respecto a las emisiones del 2019) .
Sin embargo, la experiencia indica que parte de la recuperación económica puede llevar a un rebote de las emisiones de GEI y otros impactos ambientales.
Refiere que, en América Latina, la paralización de actividades junto con el aislamiento social obligatorio por la pandemia del Covid-19, generó reducciones en emisiones, especialmente en las ciudades, pero de manera diferenciada.
Mientras en Bogotá, Buenos Aires o Lima (donde las emisiones fueron medidas entre el 11 de marzo y el 13 de mayo de 2020) se aprecian reducciones moderadas de contaminación desde la llegada del Covid-19, en Santiago de Chile y ciudad de México parecen no mostrar cambios atribuibles a la reducción de las actividades económicas por la pandemia.
En ese contexto, el informe plantea generar cambios en las prácticas diarias de transporte de las personas de manera que se generen transformaciones estructurales y sostenibles en el tiempo.
Estos cambios deben promocionarse a partir de una combinación de incentivos pecuniarios y no materiales que complementen las diferentes motivaciones de las personas a satisfacer sus necesidades y a su vez propender por el bien común.
Otro aspecto central es mejorar la oferta de transporte público, en cantidad y calidad, ya que el 68% de los viajes en las ciudades de la región son por este medio y no ha aumentado a la misma tasa que su demanda. El uso de buses y trenes eléctricos, es una opción factible.
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Limeños son los que más usan taxi en la región
El porcentaje de limeños que usa taxi como medio principal de transporte es el mayor entre 12 ciudades de la región, al tiempo que están entre los que usan menos la bicicleta según la encuesta CODS (2019).
El transporte público domina la preferencia de los latinoamericanos (Ver gráfico), lo cual genera problemas de congestión (Ver tabla).
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Por ello “será este uno de los espacios de riesgo para el contagio que requerirá de medidas sanitarias y de restricción de uso de los vagones por unidad de espacio”, señala el informe del PNUD (Ver nota principal).
“Dentro de esta ventana de oportunidad las ciudades pueden explorar la posibilidad de una reactivación del transporte público con un componente de electrificación mucho más alto, tanto en los motores de los vehículos como en la generación de la energía para sostenerlos”, recomienda.
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Lima entre las más dispuestas a pagar un impuesto verde
El 84% de limeños esta dispuesto a pagar extra por un café para garantizar un mejor cuidado del medio ambiente, mayor al promedio de la región, y sólo 16% no está dispuesto a ello. Algo similar ocurre respecto a aplicar un impuesto a la gasolina que se usaría para reducir la contaminación (Ver tabla), lo que demuestra la disposición de los limeños a pagar esta sobretasa verde.
Estos resultados permiten explorar mecanismos de generación de cambios de comportamientos y a la vez recaudo de recursos fiscales para la acción ambiental a través de impuestos que graven actividades con daños ambientales, refiere el informe del PNUD (Ver nota principal).
Opciones interesantes similares a los señalados son los impuestos al tabaco, a las bebidas azucaradas o a la carne de bovinos, todos con consecuencias a la salud y al ambiente considerables, agrega el referido informe.