Redacción Gestión

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Si algo en común entre las perspectivas de crecimiento económico entre y es la búsqueda de nuevos mercados. Por ello, el impulso de las inversiones chinas en la región, hacia el 2015, podría desplazar a la como segundo principal inversor, según la Comisión Económica para Latinoamérica y el Caribe (Cepal).

De acuerdo a , esta influencia económica también pondría en riesgo la "relación de privilegio" que América Latina mantiene (todavía) con . Según un sondeo del , realizado por la Universidad de Vanderbilt, esta relación con el gigante asiático es vista con buenos ojos por los latinos.

Así, el 68.2% de los ciudadanos de la región consideran que dicha presencia en la economía es positiva, mientras que un porcentaje menor (62.2%) opina lo mismo de Estados Unidos. Incluso uno de cada cinco consultados cree que China ya es el país más influyente, por delante de Japón, India y EE.UU.

Secreto chinoLiu Kang, profesor de Estudios Culturales Chinos del Departamento de Estudios Asiáticos y director del Centro de Investigación sobre China de la Universidad de Duke, explicó a El País que el éxito de China en la región se debe a su falta de intromisión política.

Lo que él llama "diplimacia pragmática" ha permitido que la inversión en América Latina y el Caribe no esté basado en la ideología. Esta política le ha resultado más eficaz que la empleada en Medio Oriente o África. Por ejemplo, dijo Kang, sus relaciones comerciales con algunos países de la región no dependen del reconomiento de Taiwán.

Según datos del Ministerio de Comercio Chino, la región es el segundo mayor destino inversor del país, tras Asia. En 2000, Pekín invirtió US$ 10,000 millones en la región, en 2009 eran US$ 100,000 millones y dos años después, en 2011, superaba los US$ 245,000 millones.

Estas cifras en continuo incremento servieron como "colchón" ante el impacto de la recesión económica del 2008 en América Latina, de acuerdo al .

Estados Unidos alertaLa mayor economía de América del Norte también aborda de manera empírica el peso creciente de China.

Washington, no obstante, alerta sobre las , las condiciones de su mercado laboral con una mano de obra más barata que permite rebajar los costes de producción y la falta de garantías hacia los derechos humanos.

Estos son señalados como factores que favorecen la relación comercial de los países emergentes de la región con EE.UU., por su afinidad político-económica, que con Pekin.