La producción de cerdo en Perú crecería entre 4% y 5% este año tras un 2022 con algunas buenas noticias. Con 11 regiones declaradas libres de la Peste Porcina Clásica (PPC) y el canal Horeca (hoteles, restaurantes y cafés) recuperándose, “gracias a la demanda de las chicharronerías y los dark stores”, las zonas de producción se expanderían hacia la zona sierra (no zonas con mucha altura) mientras que la zona oriente aparece como un lugar potencial para nuevas inversiones.
De acuerdo a datos del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), al cierre del 2022, la producción de porcino obtuvo un crecimiento de 2.96% ante los mejores resultados de los centros productores de Lima -principal zona de producción- con 3.22%, La Libertad (4.16%), Ica (6.28%), Arequipa (4.16%) y Cajamarca (0.95%), sustentado por las mayores sacas del ganado.
No obstante, de las regiones mencionadas, solo una está apta para exportar carne de cerdo. Se trata de Arequipa, donde se ubica la Corporación Rico con más de 200,000 animales y Redondos, y que, junto a los departamentos de Apurímac, Ayacucho, Cusco, Loreto, Madre de Dios, Moquegua, Puno, San Martín, Tacna y Ucayali -que registran una producción menor de cerdo-, están libres de la PPC, por lo que tienen carta libre para ingresar a mercados como Ecuador, Bolivia, Japón, la Unión Europea, México y Corea del Sur, entre otros. Si bien hasta el 2022 habían planes para iniciar los trámites de exportación (Corporación Rico), estos han quedado paralizados por las recientes protestas que cerraron el paso de los camiones de soya provenientes de Bolivia y que abastecen al sector pecuario del sur del Perú.
El precio de la soya ha pasado de US$ 550 a casi US$ 900 en las últimas semanas. El problema no es solo el costo, “tampoco hay stock”, dice Ana María Trelles, gerente de la Asociación Peruana de Porcicultores (Asoporci). Los productores han intentado reemplazar el grano con harina de pescado, cuyo costo bordea los US$ 2,600. Las granjas han reformulado la alimentación de los animales para evitar trasladar el precio al consumidor en un momento en que la inflación sigue golpeando los hogares. “Esa es la razón por lo que nuestros asociados no se animan a exportar aún, no hay garantías”, anota Trelles.
En una reciente conferencia, la titular del Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego (Midagri), Nelly Paredes, mencionó que los envíos de porcino de Perú pueden bordear los S/ 30 millones de soles. Para Trelles ese es -en efecto- el potencial posible si el Gobierno retomara las negociaciones con China para acceder a ese mercado de más de 1,000 millones de habitantes. “Sabemos que hoy la preocupación del Senasa es la gripe aviar pero debemos retomar las conversaciones con el par chino que se estancaron en el último trimestre del 2022″.
Adicional a ello -agrega- está pendiente que las regiones con alta producción de cerdo, como la zona de Huaral y Cañete en Lima, o la zona norte desde La Libertad, logren certificarse como libres de la peste porcina. El programa para erradicar la enfermedad comenzó en 2010, recibiendo financiamiento del gobierno y del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) pero los recursos solo estarían disponibles hasta julio de este año, adviertió la representante gremial.
Nueva genética europea
Ante los desafíos para la producción de cerdo, los productores de Arequipa e Ica han solicitado que el Senasa apruebe un protocolo para el ingreso de nueva genética porcina de Europa. Esto no se había hecho desde el 2018 con Bélgica. De hecho, anota Trelles, hay una empresa de Dinamarca interesada en exportar genética al Perú. Este sería un paso importante para evaluar tecnología pensando en la eficiencia de las granjas y lograr más de 2.6 partos al año.
Ello en línea con la mayor demanda de carne de cerdo del canal HORECA ante las campañas de promoción como el Festival del chancho al palo o iniciativas como “Comer cerdo, comer sano”. Según datos de Asoporci, el 30% de la oferta nacional ahora lo concentra el canal Horeca, el 20% la industria de embutidos (carne ahumada, chorizo, hot dog, salchicha, jamón, jamonada y paté para el mercado interno) y el 50% el mercado interno (mercados).
“Todavía tenemos bastante potencial para crecer en la cadena de embutidos. Estamos con un consumo per cápita de solo 2.5 kilos por persona cuando otros países pasan los dos dígitos”, indica Trelles.
Respecto a inversiones en su sector, anunció que durante el primer semestre del 2023 se inaugurará una nueva planta de faenamiento en Chilca (Lima) -cuyos trámites ante la Municipalidad y el Senasa tardó casi dos años-, además, los empresarios ponen la mirada en zonas de sierra ante el menor espacio de zonas eriazas en la costa (Lurín, Pachacamac e incluso Chilca ahora son zonas lotizadas para vivienda). La zona oriente, como San Martín, en tanto, podrían empezar a recibir nuevas inversiones debido a su cercanía con materia prima como el maíz amarillo duro.