El Centro Nacional de Planeamiento Estratégico (Ceplan) es la entidad responsable de asegurar que los tres niveles de gobierno tengan, por lo menos, planes de desarrollo. Gestión conversó con su presidente, Giofianni Peirano, quien habló de la importancia del modelo económico del país para asegurar que el Perú logre ser un país desarrollado en el año 2050.
¿Cuál es el trabajo de Ceplan actualmente?
Estamos en un contexto en que se requiere el cierre de brechas en salud, educación, infraestructura, etc. Nosotros cautelamos que esto se haga con indicadores de los servicios. Antes las políticas nacionales, regionales o locales eran descripciones contextuales y frases cualitativas de lo que se deseaba hacer. Ahora existe el Sistema Nacional de Planeamiento y todos los niveles tienen que cumplir servicios con indicadores, lo que permite medir el avance todos los meses.
¿Ceplan es el que mide los avances?
Estamos implementando un tablero de control y con ello Ceplan va a pasar de solo pedir planeamiento, que se quedaba en un gaveta o encarpetada, a que sea un instrumento de gestión dinámica que sirva para las autoridades y con eso gestionar.
Es decir, los planes se podían cumplir, como no podían hacerlo.
Exactamente. Con este nuevo enfoque uno podría ver si realmente se está reduciendo una brecha o no.
¿Todas las entidades están obligadas a tener un plan estratégico?
Todas las entidades deben tener este instrumento de gestión. Si no lo tienes, el MEF no te asigna partidas presupuestales porque no sabe en qué vas a gastar. Es de obligatorio cumplimiento.
¿Los planes se reportan a Ceplan?
Sí, a través del Plan Estratégico Institucional (PEI) y el Plan Operativo Institucional (POI). Nosotros exigimos los reportes.
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Niveles de cumplimiento del plan
¿Cuáles son los niveles de cumplimiento?
Las entidades del Gobierno nacional reportan en un 85%, la cifra se ha reducido porque hay indicadores que deben hacerse en campo y con la pandemia muchas no pudieron hacerlo. En el caso de los gobiernos regionales estamos entre 65% y 70%. Pero los gobiernos locales son los que menos reportan, solo el 35% o 40%.
¿Por qué es tan poco en los gobiernos locales?
En entidades del Gobierno nacional tienes a cinco funcionarios en planeamiento estratégico. Se reduce a tres o cuatro en gobiernos regionales, pero a nivel local es solo uno, que es el gerente municipal.
Una cosa es el reporte del plan y otra su cumplimiento ¿Esto último se mide?
Sí se mide. Por ejemplo, todos los niveles de gobierno tenían un plan al 2021 con 91 indicadores, de los cuales se han reportado 61. Se ejecutaron exitosamente 55, y de esos, solo 11 rompieron la meta de desarrollo.
¿Qué indicadores rompieron la meta?
Hemos acelerado la lucha contra la pobreza, se ha reducido la brecha en educación. Sí ha habido avances.
¿Y en cuáles estamos más bajos?
No estamos bajos. Lo que sí se está reportando y no sabemos con claridad, porque no podemos inferir, es en salud y defensa.
¿Reportan planes y no hay datos de cumplimiento?
Faltan valores. De repente es más difícil buscar información de campo. En defensa, por ejemplo, reportar datos desde las fronteras es más difícil y tienen fenómenos muy dinámicos. En salud, el problema no solo es que hay un sistema público y privado, sino que la información no es recurrente. Todo está muy compartimentado. Estos sectores crean los indicadores, pero les cuesta obtener los valores en la realidad.
¿Qué genera el no tener estos resultados?
Que no se puede hacer el match entre lo que se había planificado y lo que se está gestionando.
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Plan al 2050 y meta de PBI per cápita
Ahora están lanzando un plan al 2050, que reemplazará el que se tenía al 2021 que tuvo un bajo cumplimiento. ¿Qué esperan ahora?
A diferencia del plan del 2021, en que se vio esta fecha por ser conmemorativa del bicentenario, en el plan al 2050 se han tomado en cuenta los indicadores macroeconómicos desde la década de los 60 y en los sociales, desde el 40. Hemos generado un índice histórico y en base a eso, uno tendencial, que incluye escenarios catastróficos o de riesgo, como la pandemia. Las cifras muestran que en el 2050 el Perú sería un país desarrollado.
¿Qué significa ser un país desarrollado?
Al inicio de la década del 90 teníamos un PBI per cápita de US$ 1,000. En el 2019 llegamos a cerca de los US$ 12,000. En el 2050 podríamos superar los US$ 30,000 en capacidad de poder adquisitivo. Con esa cifra seríamos considerados país desarrollado. Hoy somos un país de renta media.
¿Qué supuestos tiene el plan hacia adelante para el país?
Macroeconómicamente somos los más estables de la región, tenemos la moneda con la menor depreciación de los 42 países de América Latina. Además, el déficit fiscal es bajo, así como la inflación más baja y un crecimiento por encima de la región. Reservas altas y endeudamiento bajo. Todo esto nos permite convocar inversión y cerrar brechas.
Para mantener esos indicadores se depende de las políticas de los gobiernos. ¿Qué asegura que no vendrá un presidente que cambie esta situación?
El plan ha mirado el pasado. La crisis económica, hiperinflación, terrorismo, golpes de Estado, autocracia. Lo más difícil fue la transición entre el 60 y el 2000. Eso está considerado. El ruido político actual y las coyunturas de crisis no son algo novedoso y están ponderados.
¿Se ve como un riesgo un posible cambio del modelo económico en la Constitución?
Para la confección del plan no se ha utilizado una política de Gobierno, sino las 35 políticas de Estado del Acuerdo Nacional, además de los tratados internacionales y los objetivos de desarrollo al 2030. Hay un seguro institucional de Estado. Esto no afecta la parte más madura, que es la política monetaria y la macroeconómica.
¿No creen que se cambie el modelo económico?
Tú miras hacia atrás y en el repertorio de ofertas electorales ha habido debates de cambios constitucionales. Ha habido 12 reformas constitucionales y no se ha tocado el modelo económico. Eso quiere decir que hay una estabilidad y una institucionalidad respecto del capítulo económico.
Hay una confianza de que el capítulo económico va a continuar.
Por supuesto. Pero el debate siempre es sano.
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Un plan con visión que no tiene Colombia
¿Qué otra novedad trae el plan 2050?
Es uno de los pocos planes con visión. El plan se hizo en cinco años en consenso con el Acuerdo Nacional. La visión se trabajó en dos años y medio. Colombia tiene ese mismo plan y no tiene visión, por lo que la OCDE le ha dicho que haga su visión. Ya tenemos un plan y ahora solo queda que nos pongamos de acuerdo.
¿Les preocupa que se esté dando un retroceso en las políticas públicas y en varias reformas que ya estaban implementadas?
Como organismo técnico especializado trabajamos simplemente con los valores e indicadores de los tres niveles de gobierno, que tienen autonomía. Nosotros no podemos decirles qué hacer o no. Lo que cautelamos es la calidad metodológica y técnica de los valores que cada una de las entidades tiene que aportar.
¿No sienten que las políticas públicas han cambiado?
No, porque el funcionario es el mismo. En los últimos 20 años ha habido un boom de las políticas públicas y recién vamos a entrar al boom de la gestión pública, que es la ejecución de los planes. Ya hay un grupo de funcionarios que rotan de gobiernos en gobierno y de viceministerio en viceministerio o direcciones o gerencias, que ya tiene experiencia. Cuando viene una nueva autoridad ese grupo de reacomoda.
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