Los vientos en la selva de Madre de Dios, la principal zona que alberga la castaña amazónica en Perú, son cada vez más fuertes y las lluvias en época de sequía, empiezan a presentarse de forma continua. El efecto del cambio climático está golpeando al principal producto de biocomercio del país que ha logrado posicionarse en mercados como Corea del Sur, Estados Unidos y Canadá.
Los cocos de la castaña -cuenta Miguel Zamalloa, presidente de la organización de Recolectores Orgánicos de la Nuez Amazónica del Perú (Ronap)-, caen muchas más veces vacíos de los árboles. El fruto no logra cuajar por el mal tiempo por lo que la producción por árbol -hay un árbol de castaña por cada hectárea- se ha reducido de 20 a 17 kilos en el último año.
La economía de Madre de Dios se sustenta por tres actividades principalmente: la extracción de oro -mucha de ella ilegal-, la ganadería y la castaña amazónica, un cultivo que solo se obtiene de árboles silvestres pero cuyo precio en el mercado internacional es actualmente de US$ 6 el kilogramo.
Se estima, según cálculos de la Asociación Peruana de Procesadores y Exportadores de Nuez Amazónica (Apexa), que hay 1.5 millones de hectáreas concesionadas para la explotación de castaña en la región, de las cuales el gremio participa en el 60% de esas áreas.
Guadalupe Lanao, presidenta de Apexa, gremio que agrupa a cinco empresas entre exportadoras y procesadoras de la castaña, afirma a Gestión.pe que hay preocupación por el futuro de la castaña, producto emblemático del biocomercio que ha logrado un desarrollo social, económico y ambiental entre las comunidades que participan de su cosecha; y que además es altamente demandado por las nuevas tendencias de consumo: la harina o polvo de castaña es derivada a la industria de alimentos veganos; mientras que su aceite termina en los laboratorios de famosas empresas cosméticas como L’Oréal.
Y es que el Perú junto con Brasil y Bolivia son los únicos países exportadores del superfood. Las empresas peruanas incluso deben importar de Bolivia para completar sus pedidos. De acuerdo a Lanao, por lo menos el 40% de la castaña que el Perú procesa y exporta es de origen boliviano, lo que además, “ha generado un mercado de contrabando”.
Para que el negocio sea sostenible en el tiempo, empresas como Candela Perú -que integra Apexa-, están ejecutando iniciativas de reforestación. Dicha compañía ha instalado en los últimos años 30,000 árboles y se encuentra en pleno proceso de monitoreo para evaluar los resultados, aunque hace falta más. Cabe indicar que los primeros frutos de la castaña dan a partir del año 20.
“El bosque tiene que ser rentable”, menciona Zamalloa. El representante de Ronap detalla que la asociación se ha aliado con agricultores para trabajar en el desarrollo de planes de reforestación. Hace poco lograron un financiamiento de Agroideas para instalar sistemas agroforestales, es decir, plantar plátanos y café junto a plantas de castaña.
“Tener más castaña significa vender más y tener más ingresos”, resalta, y agrega que hay “cientos de hectáreas” con potencial por reforestar ubicadas en el eje carretero Puerto Maldonado-Iberia.
Asimismo, la organización trabajó un proyecto con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para generar códigos QR que almacena información sobre cada recolector castañero, el lugar de la concesión de la castaña y otros datos sobre el monitoreo biológico.
“La idea es que exista una conexión directa entre el productor y el consumidor. Es parte de nuestro modelo de negocio, pero queremos ir más allá y darle valor agregado. Estamos pensando elaborar un mix de castaña con shihuahuaco. Y de todo lo que se venda, destinar un porcentaje de retorno al bosque. Es la forma de ser sostenibles”, comenta a Gestión.pe desde Madre de Dios.
Producto con identidad
Además de buscar nuevos mercados -los recolectores esperan que pronto se abra China- y seguir posicionándose en Corea del Sur -Perú es el único país que ingresa su castaña a este mercado con 0% de arancel-, Apexa trabaja de la mano con la Comisión de Promoción del Perú para la Exportación y el Turismo (Promperú), la Dirección General de Salud (Digesa), entre otras entidades, para garantizar la calidad del producto.
Lanao también detalla que están a la espera de que el Servicio Nacional de Sanidad Agraria (Senasa) logre la homologación de la castaña amazónica en mercados como India y Tailandia. A la par -indica- el objetivo del gremio es lograr la identidad de la castaña amazónica en el mercado internacional.
“Lo que nosotros conocemos como castaña en el mercado internacional se conoce como nuez. Hay una confusión, así que estamos próximos a remitir una solicitud ante la Organización Mundial del Comercio (OMC) para que pueda registrar la denominación Amazon Chestnut”, dijo.
La diversificación también está en los planes de las empresas procesadoras. Aunque la mayor exportación es de castaña en granos, las harinas y aceites empiezan a hacerse un espacio.
Lanao señala que las inversiones de las diferentes empresas es en infraestructura y nuevas tecnologías que apunten a darle valor agregado. “Es un esfuerzo importante donde muchas veces es más fácil decirlo que hacerlo, dependerá de cada modelo de negocio”, señala.
Justamente, los recolectores y procesadores están a la espera de que el programa de alimentación para niños Qaliwarma apruebe la entrega de un shake elaborado a base de harina de castaña con harina de plátano.
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