La pandemia del covid-19 borró años de avance en el trabajo de cierre de brechas salariales en el Perú. Se esperaría que la recuperación económica permita también recuperar lo avanzado en el campo de la igualdad de género. Sin embargo, el deterioro del mercado laboral y el crecimiento de la pobreza afecta desproporcionadamente a las mujeres peruanas.
“Muchas mujeres, a partir de la pandemia y el impacto económico que trajo, tuvieron que dejar sus trabajos o buscar otros con jornadas laborales reducidas y eso impactó en que reduzcan sus fuentes de ingreso”, explica Andrea De La Piedra, CEO de Aequales. Agrega que “luego de la pandemia, las actividades que se recuperaron más rápido eran aquellas ocupadas mayoritariamente por hombres”.
La última Encuesta Permanente de Empleo Nacional (EPEN) reveló que el ingreso promedio mensual proveniente del trabajo de los hombres (S/ 1,801.2) fue 34% mayor que la de las mujeres (S/ 1,344.9) en el periodo julio 2022 - junio 2023. Esto es similar a lo registrado en el periodo abril 2022 - marzo 2023, cuando el ingreso promedio por mes de los hombres (S/ 1,765.5) también superó al de las mujeres (S/ 1,297) en más de 30%.
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El consenso de las expertas consultadas por Gestión es que el clima de lenta recuperación económica, bajos niveles de inversión y reducidas tasas de creación de nuevos puestos de trabajo dificultaría aún más el cierre en las brechas. Incluso -concluyen al ser consultadas sobre lo que sucedería más adelante- que podría ampliarse. Pero el análisis, y los riesgos de que siga aumentando la brecha, va más allá que el tema salarial.
“Aunque la brecha salarial no ha cambiado mucho en el último decenio, pues Perú sí tiene un marco regulatorio sobre esto, hay Política de Igualdad Salarial, jugamos en un país con altos niveles de informalidad y baja productividad”, señala Marlene Molero, CEO de ELSA. Ambos indicadores con riesgo de impactarse en el contexto actual de debilidad de la economía tras el golpe de una pandemia.
Ya el Instituto Peruano de Economía (IPE) ha mencionado que “asumiendo el ritmo promedio de crecimiento de los ingresos de los últimos 15 años, la brecha salarial de género se podría eliminar recién dentro de 50 años”.
El problema es más complejo que solo diferencias en los salarios. El Índice del Desarrollo Social de la Mujer y el Hombre en los países de América Latina (IDSMH) de Centrum PUCP mide, además del ingreso laboral, el trabajo no remunerado, el nivel de dependencia económica, empleo adecuado, informalidad y subempleo; aparte de indicadores de educación y salud. De acuerdo con sus estimaciones, Perú tiene la brecha de género más grande de la región.
“Las mujeres de Lima Metropolitana e Ica alcanzan un IDSHM bajo, así como otras 19 regiones que registran un índice muy bajo, mientras que las mujeres de Cajamarca, San Martín, Huancavelica, Apurímac y Huánuco alcanzan IDSMH en un nivel extremo bajo”, analiza el reporte.
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La más reciente data de empleo del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) da luces sobre esta situación. El 57.9% de hombres en el Perú está adecuadamente empleado, frente a solo el 37.5% de las mujeres.
La mayoría de las mujeres que trabajan crean su propio empleo (39.9%) o son trabajadoras familiares no remuneradas (16.5%), lo cual genera menores ingresos o incluso ausencia de ingresos propios, incrementando la dependencia económica frente a sus pares masculinos.
Sobre las diferencias entre áreas urbanas y rurales, la situación es mucho más crítica. Según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el 61.2% de trabajadoras peruanas en áreas urbanas son informales. En áreas rurales, es el 94%.
Además, en áreas rurales, el 49.6% de las mujeres que trabajan lo hacen sin percibir una remuneración. Esta situación sería aún más crítica por el impacto del fenómeno de El Niño, dado que se proyecta que recorte la oferta de puestos de trabajo en el sector agrícola, responsable del 30% de la mano de obra a nivel nacional.
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En el sector formal, donde deberían haber menos obstáculos para alcanzar la equidad de género, el tema ha perdido relevancia en las agendas corporativas.
“Muchísimas empresas te dicen que la igualdad de género es importante, pero pocas están accionando. Esto lo vemos reflejado con el avance de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la problemática en Perú. Es extraño, porque en realidad hay tantos estudios que te dicen que una inclusión de la mujer en toma de decisiones conduce a mayor rendimiento, productividad y retención”, explica Adriana Quirós, country manager del Pacto Global de las Naciones Unidas. “Realmente es ilógico, sabiendo todo lo que sabemos y teniendo las herramientas”, agrega.
En el mediano plazo
Una de las principales contribuciones de la Premio Nobel de Economía 2023, Claudia Goldin, es la relación entre el acceso a mecanismos de anticoncepción y el cierre de brechas a mediano y largo plazo. “La píldora anticonceptiva permitió a las mujeres planificar mejor su futuro y, por lo tanto, también tener una idea más clara de lo que esperaban, brindándoles incentivos completamente nuevos para invertir en su educación y carrera”, resume la Academia Sueca de las Ciencias, encargada de otorgar el galardón.
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“Hay estudios sobre la disminución de ingresos futuros de adolescentes embarazadas en el Perú. Los últimos intentos normativos del congreso de frustrar la Educación Sexual Integral nos están llevando para atrás”, alerta Molero.
Es evidente también que impulsar un mayor logro educativo contribuye a oportunidades laborales mejor remuneradas. La menor brecha salarial observada se encuentra entre quienes cuentan con educación superior universitaria (23.6%).
Finalmente, Goldin explica en su más reciente estudio que para terminar de cerrar la brecha salarial se necesita que las empresas prioricen la flexibilidad horaria para amortiguar el impacto de la maternidad en las oportunidades laborales de las mujeres, elemento clave para explicar las discrepancias entre los ingresos. En Lima, el 86% de los trabajadores ya retornaron a las oficinas la mayoría de días a la semana.
Bachiller en Economía y Negocios Internacionales de la Universidad ESAN y especialista en Sostenibilidad por la Pacífico Business School. Fue analista de Sectores y Empresas y del Content Lab de Semana Económica. Actualmente es redactora senior de economía en Gestión.
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