El Banco Central de Reserva (BCR) reaccionó de manera decidida a las fuertes presiones inflacionarias. La semana pasada elevó su tasa de política monetaria de 1.50% a 2.00% y sumó así 175 pbs de aumento en sus últimas cuatro reuniones. Esto se da en un contexto en que la inflación subió a 5.8%, en respuesta al aumento en precios internacionales de insumos (alimentos, combustibles) y en el tipo de cambio.
Durante los tres últimos meses, el BCR ha elevado de manera inusual su tasa de interés de referencia en 50 pbs en cada ocasión, en línea con el comportamiento —también inusual— de la inflación. El último registro mensual de octubre fue el más alto para ese mes desde el 2008 y la trayectoria de la inflación saltó de 5.2% en setiembre a 5.8% en octubre, por encima del rango meta por quinto mes consecutivo y alcanzando niveles no vistos desde inicios de 2009.
Además, desde julio de este año, las expectativas de inflación rompieron el umbral del 3.0% y hoy se ubican en 3.6%, muy por encima del rango meta del BCR, delineando una marcada tendencia ascendente.
“En un contexto en que aún se encuentra débil la demanda interna, el BCR está priorizando su mandato de controlar la inflación”, dice Luis Falen, head de macroeconomía de Inteligo.
Durante el ciclo alcista del 2010-2011, que llevó al BCR a bajar su tasa de interés hasta el nivel de 1.25% y a elevarla en 300 puntos básicos hasta 4.25, Julio Velarde —presidente en ese momento también del BCR— señaló que “después del fuerte estímulo del 2009, la política monetaria debería utilizarse para llevar la inflación de regreso a su rango meta”.
“Así, es probable que, en un contexto como el actual en el que la inflación está muy por encima de su rango meta, el BCR continúe priorizando su compromiso con su mandato principal de mantener la estabilidad de precios”, considera Falen. En ese sentido, el economista sostiene que el alza de tasas continuaría de cara al 2022 en busca de seguir anclando las expectativas inflacionarias al rango meta.
“Dado que la entidad señaló que sus últimas acciones no implican necesariamente un ciclo de alzas sucesivas y que mantendrían una política monetaria expansiva, las alzas serían espaciadas. Si bien podría haber meses durante la primera parte del 2022 sin alza de tasas, el BCR aprovecharía esas pausas para reforzar su postura de política monetaria, mediante reajuste de encajes. Y es que si bien los movimientos de tasas son señales que permiten anclar las expectativas de inflación, toman varios meses, por lo que los movimientos de encaje son los que tienen un impacto más directo en el muy corto plazo en el sistema”, explica Falen.
El BCR ha sido explicito en afirmar que continuarán con su política de elevar gradualmente la tasa de interés de referencia, pues de no hacerlo las consecuencias podrían ser peores. “Esto significa que esperamos que las alzas de interés continúen aumentando durante el próximo año y quizás un poco más, principalmente en la primera mitad de 2022. Esto nos lleva a elevar nuestra proyección de tasa de interés de referencia para el 2022 de 3.0% a 4.0% para nuestro escenario base”, señala Falen.
A pesar de este ajuste, Falen precisa que la política monetaria no perdería su orientación expansiva, pues las tasas de interés permanecerían aún en terreno negativo en términos reales.