En las últimas semanas, el ministro de Economía y Finanzas, Kurt Burneo, anunció una serie de acciones para impulsar el crecimiento de la economía. El denominado plan Impulso Perú va en esa línea, con un conjunto de 35 medidas que buscan asegurar que el Producto Bruto Interno (PBI) crezca por lo menos 3.5% en el 2023, que es la tasa estimada en el Marco Macroeconómico Multianual (MMM) 2023-2026.
Sin embargo, desde el sector privado la visión es menos optimista. Es el caso del Banco de Crédito (BCP), que en sus últimas proyecciones estima que la actividad económica del país en el 2023 será más débil que la de este año.
Las últimas estimaciones de la entidad financiera, presentadas ayer, mostraron que la economía peruana crecería entre 2% y 2.5% en el 2023, por debajo del rango de entre 2.5% y 3% que se espera para el presente año. Y si se compara con las proyecciones oficiales del MEF, en el mejor de los casos el estimado es de un punto menos de crecimiento.
El gerente de Estudios Económicos del BCP, Carlos Prieto, afirmó que desde el tercer trimestre de este año se observará una desaceleración del crecimiento (ver gráfico). Las cifras oficiales del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) mostraron que en julio, mes con el que se inicia el tercer trimestre, el PBI creció apenas 1.41%, la tasa más baja en 17 meses.
Razones del menor crecimiento
BCP identificó siete indicadores que influyen en la economía y estimó que seis de ellos tendrán un efecto a la baja para la producción nacional. El primero de ellos es el relacionado con los socios comerciales del Perú, por un menor crecimiento esperado en países como Estados Unidos o China.
A ello se se suma que para el cobre, el segundo indicador, se espera una caída del precio promedio en 10% en el 2023, en torno a los US$ 3.65 por libra.
Un tercer punto es que el efecto rebote de la economía luego de la crisis provocada por el covid-19, que se tuvo en el 2021 y 2022, se diluirá el próximo año, ya que hay pocos sectores que aún tienen niveles de producción por debajo del nivel prepandemia.
La inflación es el cuarto indicador que le seguirá jugando en contra a la economía. Si bien se espera una tasa de alrededor de 3.5% para el próximo año, cuando se analiza la tasa acumulada entre el 2021 y el 2023, se tiene un nivel de 18%. “Esa inflación acumulada va a erosionar la billetera del consumidor y reducir su capacidad de consumo”, dijo Prieto.
Además, la política monetaria del Banco Central de Reserva (BCR), con la subida de tasas de interes que ha propiciado, tendrá impacto en el 2023. Según Prieto, aunque se espera que la tasa referencial comience a bajar desde el segundo semestre del próximo año, el efecto de esto último se vería recién en 2024.
El sexto indicador tiene que ver con la política fiscal, específicamente con la inversión pública, que el próximo año tendría una caída superior a 6%, explicada por el inicio de gestión de las nuevas autoridades en gobiernos regionales y municipalidades, situación que se ha repetido en tales transiciones. Esa tasa negativa esperada por el BCP contrasta con el 4.5% de crecimiento previsto por el MEF. (ver gráfico)
Según Prieto, el único indicador que tendría influencia positiva para la economía en el 2023 sería la producción minera, ya que se pondrán en marcha un grupo de operaciones mineras, como Quellaveco y la ampliación de Toromocho.