Redacción Gestión

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(Reuters).- Dos meses antes de que Argentina de la mayor petrolera del país a Repsol, la compañía española dijo que demandaría unos 25,000 millones de dólares al año desarrollar un megadescubrimiento de gas no convencional en la Patagonia.

Es un monto del que Argentina no dispone y que deberá esforzarse mucho para conseguir si no tiene socios adinerados que estén preparados para tolerar las políticas cada vez más volátiles y poco ortodoxas de la presidenta Cristina Fernández.

La ha incrementado la preocupación de los inversores respecto de la política energética de la tercera mayor economía de América latina.

Pero la potencialidad del yacimiento de Vaca Muerta podría resultar tentadora para las compañías que ven una oportunidad en la intención del Gobierno de revertir una constante caída de la producción.

Argentina alberga el tercer mayor reservorio mundial de hidrocarburos no convencionales, apenas superado por China y Estados Unidos, según un informe del Departamento de Energía estadounidense, que cuantificó en unos 774 billones de pies cúbicos de gas el volumen atrapado en rocas de esquisto.

"El mundo petrolero siempre se mueve en espacios turbulentos, en países con problemas. Está acostumbrado porque el petróleo generalmente existe en países de riesgo político. Siven que hay un negocio, que hay posibilidad una posibilidad real de recursos, se meten", dijo el analista Víctor Bronstein.

Pero aún antes de que Fernández anunciara la semana pasada el proyecto de expropiación de YPF, las políticas gubernamentales de controles de precios en el mercado local, impuestos a la exportación y subsidios a los consumidores fueron culpadas por las bajas inversiones en el sector.

El desarrollo de la cuenca de gas no convencional y el final de la "década perdida" de la industria dependerá de una profunda reforma, dicen analistas.

"Es bueno que el Estado retome el control de YPF, que nunca debió haber perdido (…). Ahora, lo que hay que discutir es lo que es lo más importante. De dónde saldrán los fondos necesarios para llevar a cabo la gran inversión que hace falta para alcanzar el autoabastecimiento?", dijo el ex ministro de Economía Roberto Lavagna. "Hacen falta grandes inversiones y cambios profundos en la política energética de los últimos años", agregó.

Argentina necesitará gigantescos aportes de capital para que los recursos de Vaca Muerta entren en producción, un gran desafío para un país que aún no regresa a los mercados globales de crédito una década después de protagonizar la mayor cesación de pagos de deuda soberana de la historia.

"Va a ser difícil conseguir el financiamiento", dijo Mark Routt, un consultor de KBC Advanced Technologies de Houston, Texas. "Argentina va a tener que buscar relaciones intergubernamentales, especialmente con China", agregó.

Aproximadamente el 40% de las inversiones chinas en América latina se destinaron a Argentina, la mayoría al sector energético, y la influencia política de Pekín, junto con su capital, podría ayudar a las compañías chinas a ponerse en ventaja. La expropiación de YPF hundió años de planes de la petrolera estatal china Sinopec de comprar el 57% que le pertenecía a Repsol.

Además de dinero, Argentina necesitará el conocimiento y experiencia tecnológico de operadores extranjeros para desarrollar los campos de gas alternativo, algo que, según Routt, las compañías chinas han logrado en Canadá.

Si el Gobierno argentino quiere realmente aumentar la producción de hidrocarburos el principal motivo esgrimido para la traumática expropiación debería encarar cambios en la estructura accionaria de YPF, dijo Barclays Capital en un informe.

"La mejor forma de aumentar la producción sería a través de un plan de inversión significativo, pero bajo la actual estructura accionaria esto sería difícil, porque ninguno de los accionistas tiene la capacidad de realizar inversiones importantes", señaló.

Según el banco de inversión, "la única esperanza es que una empresa muy solvente (…) se incorpore como accionista tras la posible salida del Grupo Petersen (de la familia argentina Eskenazi)", que tiene una participación accionaria del 25.5% en YPF.

Estas conjeturas alentaron especulaciones sobre el futuro del Grupo Petersen en YPF y si su participación podría ser adquirida por otra empresa.

Un portavoz del grupo dijo a Reuters que no estaba considerando la venta de su participación accionaria y que "los créditos tomados para la compra del paquete accionario de YPF aún siguen vigentes". "Estamos analizando distintas alternativas financieras junto al pool de bancos internacionales que nos respaldan", agregó.