Desigualdades laborales y oportunidades para la movilidad intergeneracional
Por Dolores de la Mata y Guillermo Alves, Economistas Principales de CAF
En América Latina y el Caribe existen importantes brechas laborales entre sus habitantes en participación laboral, desempleo, salarios y calidad de los empleos. Según el Reporte de Economía y Desarrollo 2022 de CAF -banco de desarrollo de América Latina, el desempeño laboral se ve fuertemente influenciado por su origen familiar. Los adultos de origen socioeconómico bajo -medido por el nivel educativo materno- tienen una tasa de desempleo entre 1 y 3 puntos porcentuales mayor, una tasa de formalidad 22 puntos porcentuales menor y salarios que son la mitad de los de aquellos de origen alto.
Estos gradientes socioeconómicos, además, no son iguales para hombres y mujeres. Por ejemplo, las mujeres provenientes de familias de nivel socioeconómico alto tienen una tasa de participación laboral 17 puntos porcentuales mayor que aquellas provenientes de familias de nivel socioeconómico bajo. En una región en donde la participación laboral femenina es todavía muy acotada, esta diferencia es sustancial.
Las brechas en el desempeño laboral entre personas de distinto origen socioeconómico familiar se generan en parte por las diferencias en los niveles educativos y habilidades que alcanzaron a desarrollar en las etapas previas al mundo laboral. Sin embargo, aún comparando trabajadores con la misma educación formal y habilidades productivas, el Reporte muestra que persisten las diferencias en sus resultados laborales. Esto sugiere que existen mecanismos en el mercado laboral que contribuyen a la reproducción de la desigualdad entre generaciones.
El RED 2022 documenta diversos mecanismos a través de los cuales los padres afectan las oportunidades laborales de sus hijos, entre los que se destacan dos muy importantes. En primer lugar, las familias más acomodadas tienen más contactos y acceso a información que influyen en las oportunidades laborales de las nuevas generaciones. Las encuestas CAF han demostrado que la ayuda de conocidos, familiares y amigos es muy común para conseguir empleo en la región. Por ejemplo, la encuesta de 2016 mostró que 1 de cada 3 empleos en las grandes ciudades de la región se consiguió gracias a la ayuda de conocidos. La encuesta de 2021 confirmó que la familia es la principal fuente de recomendaciones laborales.
En segundo lugar, las familias determinan características clave para el desempeño laboral, como la educación, la etnia, la raza y la ubicación geográfica tanto entre regiones como dentro de las ciudades. Las desigualdades históricas según la etnia y la raza en la región crean enormes brechas en los resultados laborales. Por ejemplo, en el promedio de 21 países de América Latina y el Caribe, los adultos de piel más oscura tienen una tasa de desempleo 7 puntos porcentuales mayor que los de piel más clara. Solo una parte pequeña de esas diferencias se debe a las desigualdades educativas según etnia y raza, por lo que la discriminación en el mercado laboral surge como una explicación plausible.
El color de piel también afecta en dimensiones como el tipo y la calidad del empleo al que acceden las personas. Por ejemplo, la probabilidad de ser cuentapropista es 10 puntos porcentuales mayor para las personas de color de piel más oscura respecto a los de piel más clara de igual nivel educativo, mientras que la probabilidad de ser gerente o dueño de un negocio es 11 puntos porcentuales menor.
Ante este panorama de desigualdades, se requiere la acción de políticas públicas que transformen al mercado laboral en un ámbito que ofrezca oportunidades reales a todos los trabajadores, independientemente de su origen familiar. El RED 2022 propone una serie de herramientas para intervenir en los mercados laborales de la región y reducir la herencia de desigualdades entre generaciones. Las políticas activas de empleo, como los programas de formación laboral y pasantías para adultos, reducen las brechas de capacidad productiva entre los trabajadores y generan información valiosa para el proceso de búsqueda de empleo. Las bolsas de empleo y los programas de asistencia para encontrar trabajo también son útiles para reducir asimetrías informativas al igualar el conocimiento sobre oportunidades laborales.
Las políticas de protección social para adultos también tienen un papel importante en la reducción de las desigualdades laborales. El acceso a mejores empleos requiere tiempo y recursos para capacitación y búsqueda. Los programas de seguros de desempleo y transferencias de ingreso pueden proporcionar el sustento necesario para evitar empleos de subsistencia. Por último, se requiere de una acción contundente para implementar políticas antidiscriminatorias, tanto en el ámbito laboral, como en los sistemas educativos y otros ámbitos de la cultura.