En términos macroeconómicos, los seguros aportan al crecimiento económico de un país, porque proveen herramientas para la mitigación de pérdidas, contribuyen a la estabilidad financiera al estimular la inversión y proveen liquidez para financiar proyectos de largo plazo. Los seguros también permiten profundizar y mejorar la eficiencia del sector financiero al reducir la incertidumbre a través de la diversificación del riesgo, de manera que se genera un canal que ayuda a que las entidades puedan mantener tasas de interés menores que en ausencia de seguros. Todo apunta a que es deseable que el sistema asegurador crezca.
La evidencia internacional sugiere que un seguro es un “bien superior”, de manera que a medida que aumenta el ingreso también se incrementa la participación del gasto total dedicado a él; en ese sentido, un entorno económico saludable incide en el crecimiento de las primas. Esta mejora paulatina del sector, conforme crece y se desarrolla la economía, puede estar ligada a una “cultura de seguro”, en la que el potencial asegurado interioriza la noción de que eventualmente puede sufrir una pérdida económica o un deterioro de su salud que lo lleve a enfrentar gastos muy altos. Aunque la probabilidad de enfrentar dicho evento sea baja, el monto en riesgo hace que el agente económico opte por el seguro.
El aseguramiento suele ocurrir también después de que la persona ha sufrido un siniestro de consecuencias severas. Esto se observa incluso en países desarrollados. Por ejemplo, un estudio de enero de este año realizado para EE.UU. por NBER muestra que 31% de los individuos encuestados tomó un seguro después de que enfrentara un evento imprevisto, como un huracán.
Cabe precisar que parte del crecimiento potencial puede verse afectado por la alta tasa de informalidad que afecta al país. En la comparación mundial y frente a otros países de la región, se observa que una menor informalidad (o una mayor formalización) estaría vinculada con un incremento en el tamaño del mercado asegurador. Sin embargo, la capacidad de expansión del mercado depende del grupo de países que se toma como referencia. De este modo, en la comparación con el resto de América Latina se encuentra que la penetración actual es relativamente baja para el nivel de informalidad existente, mientras que a nivel mundial pareciera que el avance del mercado asegurador es destacable dada la informalidad del país. Por ello, la disminución de la informalidad resultaría favorable para sostener el crecimiento no solo del sector, sino de la economía en su conjunto.
Sin embargo, no estamos esperando que los problemas se resuelvan solos, el mercado asegurador en general está muy activo en la promoción de microseguros y seguros masivos, los cuales se orientan a los niveles socioeconómicos medio y bajo. Nuestro próximo post tratará sobre el tema.