Riesgo Operacional Estatal Sistémico y Riesgo País: Cuidado
En Octubre del 2015 dediqué un post al problema de la debilidad institucional y cómo ésta podía impedirnos seguir progresando en cuanto a la nota de riesgo país atribuida por las clasificadoras internacionales o incluso terminar por provocar una baja de la nota (un “downgrade”). Hasta ahora hemos tenido mucha suerte, pero hay que seguir vigilantes, tomando en cuenta además factores de riesgo operacional. Veamos por qué.
Salvo quizás en los primeros meses de la nueva administración (pero había mucho de apariencia, pues ya había problemas de miedo, paranoia y auto-parálisis crecientes frente al extraño accionar de la Contraloría) , se puede decir que el país se fue debilitando cada vez más desde el punto de vista institucional a partir de Agosto 2016, con cada vez más caídas de ministros y los impactos crecientes de Lava Jato; esto tiene un correlato con el CRECIMIENTO DEL RIESGO OPERACIONAL ESTATAL SISTÉMICO: cada vez más funcionarios tienen miedo de hacer las cosas y firmar, los numerosos cambios dan cada vez más oportunidades para que el peligroso “complejo de Adán” se manifieste y haga estragos y/o para que funcionarios de segunda línea muy conocedores de los aspectos normativos vayan vaciando ciertas reformas de su contenido o incluso revirtiendo cosas que se estaban avanzando desde hacía mucho tiempo; las instituciones del Estado van cayendo en una forma de ANARQUÍA INTERNA de la que algunos saben aprovechar; hasta pueden aumentar los actos de corrupción, y los conflictos de interés, así como producirse nombramientos que pueden asombrar.
Viendo cómo fueron los últimos meses, con una Premier indiscutiblemente de lo más calificada con grandes dificultades para efectuar su labor en medio de enfrentamientos políticos extremos y cuestionamientos crecientes al Presidente, podemos decir que HEMOS SALIDOS BASTANTE BIEN LIBRADOS, con clasificadoras internacionales que nos han mantenido la nota país. Sabiendo cómo ellas funcionan, pienso que en gran parte se lo podemos agradecer a las mejores condiciones macroeconómicas globales y al mantenimiento de la fuerte institucionalidad del BCR y de la SBS, pero también a la labor correctiva de la última (y aún actual) titular del MEF y de sus dos viceministros. El mensaje discreto de que el primero en la línea de sucesión estaba dispuesto a cumplir con su rol constitucional puede haber ayudado mucho también.
EL QUE SE HAYA PODIDO SALIR DE ESTA CRISIS MEDIANTE EL MECANISMO DE SUCESIÓN CONSTITUCIONAL NORMAL, a pesar de ciertos intentos algo “pintorescos”, por decir lo menos, de hacer lo que los anglosajones llaman “overkill” (o “sobrematar”), mediante acusaciones exageradas de último momento, y de un contexto a la vez de prácticas muy turbias (el calificar de “héroe” a uno de sus protagonistas justo cuando en Francia caía en un atentado islamista un verdadero héroe en un acto de sacrificio extraordinario, me dio náuseas, lo siento; cuán bajo hemos caído…) y de disputa familiar extrema, que no nos han dado buena imagen afuera (nos “hicieron leña”, como dijo acertadamente Hugo Neira), y a pesar del llamamiento de algunos a hacer lo que la Constitución no pide y sumir al país en una incertidumbre destructiva, ES DIGNO DE RESALTAR, y pienso que las clasificadoras y las áreas de riesgo país de los bancos e inversionistas internacionales sabrán reconocerlo, como supieron hacerlo los mercados.
Aconsejaría un buen trabajo de comunicación de la Cancillería al respecto porque luego de tanto tiempo sumidos en una versión nacional del monólogo de Macbeth (es una historia, contada por un idiota, llena de ruido y de furia, que no significa nada…), sólo que desgraciadamente con consecuencias macroeconómicas y sociales para demasiada gente en el Perú, se ha logrado una salida perfectamente institucional: no todos los países podrían decir lo mismo, al contrario se siguen hundiendo en una espiral infernal, algo que se ha visto incluso en Europa. Nuestra democracia ha funcionado, a pesar del enorme desafío.
Pero ello no debe hacernos olvidar que ahora los mismos que nos mantuvieron la nota país (falta saber si fue igual en otras instituciones, pero debe haberlo sido mayoritariamente, a juzgar por la reacción de los mercados), nos tendrán bastante más vigilados.
Así que espero que se deje trabajar con tranquilidad al nuevo Presidente, y al nuevo Premier y se logren una serie de objetivos mínimos clave (y hasta más: no está prohibido ambicionar más). No creo que los observadores internacionales nos vuelvan a perdonar una nueva caída en el desorden institucional extremo. Así que igualmente cuidado con aquellos que necesitan que al país le vaya mal para esperar llegar al poder un día; por ideología o interés personal, tienden a provocar los eventos desestabilizadores si estos no llegan naturalmente.
Lo que me lleva a un factor clave de éxito o de fracaso, relativo a la implementación efectiva: los últimos tiempos se ha vivido un RIESGO OPERACIONAL SISTÉMICO EN EL ESTADO, en unas instituciones más que en otras por supuesto, y esto no puede continuar. Pero la necesidad política de empezar con un Gabinete enteramente nuevo, que se puede entender por la necesidad de “aire fresco”, conlleva necesariamente un riesgo de acentuar ese riesgo operacional sistémico, con nuevas parálisis debidas a la curva de aprendizaje para algunos, nuevas intentonas de retroceder en cosas ya avanzadas aprovechando que el titular de una Entidad es nuevo, nuevas oportunidades para que el pernicioso “complejo de Adán”, una de las mayores debilidades de nuestro país, se exprese a fondo. LOS CAMBIOS REPETIDOS DE TITULARES DE ENTIDADES SIEMPRE GENERAN ESE RIESGO OPERACIONAL SISTÉMICO, mucho más en países como el nuestro, sin una tecnocracia sólida y estable que permite al Estado seguir funcionando bien aún en las peores crisis políticas, como se ha visto en Bélgica o en Italia. Peor aún sabiendo que habrá pronto renovación completa en los gobiernos sub-nacionales (eso de la no-reelección a ese nivel es una aberración no sólo conceptual, sino desde el punto de vista de la gestión del riesgo operacional) luego de una campaña electoral que podría ser perturbadora.
HAY VARIAS MANERAS DE MITIGAR ese riesgo operacional sistémico potencialmente agravado, que serían útiles para cada titular (aparte de tener nuevos titulares que ya “conocen la casa” o “mentorizados” por extitulares que ya “conocen la casa”):
. mantener a ciertos funcionarios existentes clave en las entidades, previa evaluación sobre la adhesión a los nuevos objetivos perseguidos; siempre hay gente excelente y con buena disposición en la que uno pueda apoyarse, a menudo han logrado mantenerse bajo diferentes titulares sin ser personal Ley 276 (personal fijo casi inamovible)
. relacionado con lo anterior: tratar de identificar a los que podrían haber tenido un rol más bien destructivo respecto de avances anteriores, justamente para no mantenerlos, pues también serán tóxicos después (el desorden anterior puede haber favorecido la ascensión de la gente menos indicada, a veces)
. tener mucho cuidado con los que de manera poco natural buscan quedar bien frente al nuevo titular, con zalamerías, o buscando denigrar a otros en función de la “moda política del momento”; recuerdo que al inicio del nuevo gobierno en el 2016 parecía haber un “concurso de belleza” para complacer al Congreso, con el tema “quién raja más del gobierno anterior”; hubo un ministro que “patinó” por no ser más desconfiado con lo que le decían, y otro de grandes cualidades que sin darse cuenta calumnió indirectamente a un honesto predecesor; otros provocaron un incidente diplomático con un país aliado, al insultar en la práctica a uno de sus principales ministros
. volver a llamar a personas que mostraron sus cualidades en gestiones anteriores y que tuvieron que salir en razón del caos y desorden de los últimos tiempos, a menudo con mucho pesar (sencillamente, las desanimaron y migraron en general a otras entidades del Estado donde su potencial está sub-utilizado); no hablo sólo de altos mandos sino de mandos medios, claves para la implementación; se puede corregir injusticias al mismo tiempo
. buscar información relativamente fresca por parte de personas que también “estuvieron en la casa” y sin intenciones de regresar al Estado, lo que en general asegura informaciones mucho más fríamente técnicas y neutrales, y más “atrevidas” en el buen sentido de la palabra (sin guantes y sin anestesia)
. buscar más que nunca el punto de vista de las entidades multilaterales y bilaterales de cooperación y desarrollo, que trabajan con una visión de largo plazo, y saben muy bien cuándo se ha avanzado con los temas y cuándo no; hay que saber aprovechar el conocimiento de los que ya llevan años ocupándose del Perú, o que lo hicieron hasta hace poco
. no tener prejuicios respecto de administraciones anteriores; siempre hay por ahí personas de gran talento que jugaban un rol clave sin tener necesariamente posiciones/cargos de poder; son fuente de información histórica con una visión global sobre todo si han interactuado con organismos de desarrollo (personalmente aprendí mucho de ciertos discretos protagonistas de las reformas de los 90)
. saber escuchar con interés opiniones de tipo “contrarian” (expresión inglesa algo difícil de traducir pero que incluye la idea de ser contraria a la de la mayoría, o que “lleva la contra”); puede surgir una arista en la que uno no había pensado, y eso en política puede ser providencial; en los tiempos actuales eso viene más de gente de izquierda, o liberal con mucho roce internacional, poco contaminada por nuestro microcosmo mental
. viendo las circunstancias de nuevas elecciones sub-nacionales, combinadas de manera explosiva con las urgencias actuales, reafirmar más que nunca los roles rectores del Gobierno Nacional con toda su potencia de fuego cuando se los usa sin miedo; eso no es contrario a la descentralización, al contrario puede beneficiar a LA GENTE de las regiones (que no es lo mismo que LOS PODERES en las regiones); el Economista Waldo Mendoza dijo una vez algo así como “centralizar las decisiones para descentralizar mejor el gasto”
. tener siempre presente la perspectiva de la gestión de riesgos, tema en el cual el Perú ha ido avanzando poco a poco estos últimos años, y en el cual es bueno interactuar también con el sector privado; además de que la OCDE, el FMI, el Banco Mundial, las NNUU, entre otros, lo recomiendan muy fuertemente a la luz de la experiencia mundial; estamos muy expuestos al riesgo de desastres, al de corrupción, al de auto-parálisis, etc.
. muy importante: nunca “creérsela” demasiado; a no pocos, para no hablar de la banda presidencial (que puede hacer perder el sentido del ridículo o de la mesura), el fajín ministerial, o hasta el título de Vice-Ministro o de Secretario General e incluso de Director General se les sube demasiado rápido a la cabeza y ahí vienen los errores de soberbia y los abusos de poder, grandes fuentes de riesgo operacional; es olvidar que el poder es efímero y el bajón puede ser aún más cruel.
. ser muy consciente de que nuestro Estado es muy disfuncional; que Pablo de la Flor, a pesar de su gran entrega y entusiasmo, viera a la ARCC “empantanarse”, no ha sido casualidad, no sería mala idea conocer su punto de vista al detalle (así como el de los organismos internacionales que trataron de ayudar sin lograrlo); y hay que saber pensar para ciertos temas “fuera de la caja” como lo hizo el Presidente Santos de Colombia en el 2011, luego de sufrir en carne propia la auto-parálisis del Estado en el peor momento.
. y por último: no dejarse dominar por el “complejo de Adán”; no todo lo que hicieron los anteriores está mal, muchas veces está muy bien y se puede profundizar; y curiosamente, a veces lo que se hizo bien antes puede venir de alguien que “uno no puede ver ni en pintura” por ciertas experiencias, o de una personalidad verdaderamente detestable; así es el mundo real.