Coberturas Paramétricas frente a Desastres Naturales
El 15 de Octubre pasado salió en Global Capital un artículo mencionando el proyecto de emisión de un Cat Bond (o bono catastrófico) por el Perú en asociación con los otros países de la Alianza del Pacífico, y con apoyo del Banco Mundial, para obtener fondos rápidamente en caso de producirse un fuerte evento natural, como un terremoto. Esto, que se viene trabajando desde el 2015, tiene que ver con lo que se suele llamar coberturas paramétricas frente a desastres, y es algo que hace tiempo que se practica en otros países. El Perú estaría así entrando a la era de las herramientas avanzadas de protección financiera frente a desastres.
En un Cat Bond, para simplificar, el país, directamente o a través de una plataforma como la del Banco Mundial, emite unos bonos (o notas, en algunos casos), por unos 3 años en general, por los cuales pagará un cupón anual, como en muchos otros bonos (o sea una tasa de interés), pero la especificidad del bono es que no recibe el dinero en caja, por parte de los inversionistas; estos solo pagan todo o parte del monto si se produce un evento que tenga ciertas características, llamadas parámetros; ej.: un terremoto de magnitud mínimo 8 Mw con un epicentro en ciertas zonas geográficas, a una profundidad de un determinado número de km. También existen parámetros ligados a un cierto tipo de daños, o a niveles de agua en represas, o a fenómenos hidrometeorológicos (ej.: ciclón de nivel % en la región tal). La otra especificidad es si recibe algo, no tendrá nada que reembolsar a los inversionistas. Como ven, en realidad es un híbrido con lo que sería un derivado o un seguro, a tal punto que un componente importante de la tasa de interés es el costo del reaseguro internacional que se habrá determinado gracias a empresas de modelación en función de los parámetros y otros factores de mercado del momento (por ejemplo, actualmente, ese costo es mucho más bajo que hace unos años).
En EE.UU. el mercado de Cat Bonds es muy activo. En Latinoamérica destaca México como el país más activo en ese mercado, y ya ha tenido la oportunidad de recibir pagos por ciclones. Conviene resaltar que, en ese tipo de productos, se suele preferir cubrir eventos de muy fuerte magnitud, lo que reduce el costo, con la idea de recibir rápidamente fondos para la atención de emergencias y rehabilitación inmediata. Se debe calcular muy bien los parámetros para aumentar las chances de recibir algo, pero el riesgo de no recibir nada, como en los seguros, es inevitable (se le suele llamar el “riesgo base”); pero de todas maneras, no hay peor cobertura que la que no se tiene (como cuando se dice que no hay peor seguro que el que no se tiene). Las coberturas pueden ser “Multi-Cat” es decir incluir tramos para terremotos, para erupciones volcánicas, para inundaciones, para huracanes o ciclones, etc.
Pero también existen otros tipos de coberturas paramétricas para desastres que pueden tomar los gobiernos. Pueden tomar la forma de un derivado, donde se recibe a cambio de una comisión anual el monto expuesto si se produce el evento desfavorable como sucede en un derivado de riesgo de crédito (existen por ejemplo derivados climáticos), o de un seguro paramétrico, o de un reaseguro paramétrico; estos se ofrecen en el mercado internacional, que se ha vuelto muy activo, incluyendo a los Cat Bonds, porque cada vez más inversionistas institucionales están interesados en tener esos productos en su cartera, y además han aparecido inversionistas que se especializan en tomar ese tipo de riesgo, a través de ILS (insurance-linked securities). Las grandes reaseguradoras internacionales juegan un rol esencial en la sindicación del riesgo entre múltiples jugadores. Y hasta se ha visto una experiencia reciente de cobertura tomada por varios países africanos con ayuda del grupo Banco Mundial para hacer frente a pandemias, una lección de la última crisis del Ebola; sigue tratándose de desastres, aunque se trate a menudo de desastres más causados por el hombre que por fenómenos naturales.
Algo interesante es que no sólo los gobiernos lo están haciendo. También se han visto esquemas para cubrir a entidades financieras, especialmente su cartera de créditos, y a veces hasta costos operacionales que podrían sufrir; destacan por ejemplo un esquema desarrollado en Indonesia con Swiss Re para el caso de terremotos….y uno que existió en el Perú, gracias a una empresa norteamericana, la que creó el producto (que se activaba automáticamente si las aguas superficiales subían más de cierto número de grados en la Costa Norte) y una aseguradora peruana: desgraciadamente tuvo poco éxito, prácticamente una sola entidad financiera lo tomó, porque lo encontraban “muy caro” (actitud muy difundida contra los seguros en general de todas maneras; cabe preguntarse si piensan lo mismo luego de la Crisis del Niño Costero).
Y otro aspecto muy interesante es la búsqueda del pooling entre varios países, que es justamente la lógica que se está buscando en el Cat Bond de la Alianza del Pacífico. Sería un primer caso entre países tan grandes lo que lo sería un gran hito histórico. Aprovecho para mencionar que la lógica del pooling también puede usarse para riesgos de seguros indemnizatorios más clásicos (por ejemplo, en Suiza, cuya estructura federal hace que cada cantón tenga su propio sistema y reglas, como en los Estados norteamericanos, varios cantones se han unido). Los pools tienen la ventaja de ayudar a abaratar costos, pues la parte jurídico-administrativa también pesa mucho en el costo final, y porque se diversifica más el riesgo (entonces el precio se vuelve más asequible).
Efectivamente, países mucho más chicos o con economías más pequeñas por tratarse de países con niveles de ingresos más bajos, ya se han unido en diferentes esquemas paramétricos. Es decir, están más avanzados que nosotros en cuando a modernidad de sus esquemas de cobertura del riesgo catastrófico a nivel soberano. Destaca al respecto, el Caribbean Catastrophe Risk Insurance Facility (CCRIF) creado en el 2007 con el apoyo de los gobiernos canadiense y británico, así como del Banco Mundial, que une a 16 países, y emitió un Cat Bond en el 2014; varios países ya han recibido fondos debido a diferentes eventos. También el Pacific Disaster Risk Financing and Insurance Program, creado en el 2013 que reúne a pequeños países del Pacífico; Tonga ha tenido la oportunidad de recibir fondos gracias a ello. Y la African Risk Capacity (ARC), creado en el 2014 para hacer frente sobre todo a sequías, que tiene 32 miembros, pero sólo 8 países (lo que no está nada mal) especialmente de la región del Sahel, la han usado, y ya hay varios casos de indemnizaciones.
Como ven, un país como el nuestro, supuestamente una economía emergente relativamente avanzada, y tan expuesto a riesgos de fenómenos naturales de diferente índole, pero incluso a pandemias, ya debería estar usando este tipo de esquemas hace tiempo, como lo hacen México y todos estos países.
Así que esperemos que nuestra participación en un Cat Bond de la Alianza del Pacífico, que había sido autorizada incluso por Ley a fines del año pasado, se haga realidad, como un primer paso hacia la modernidad, y que además de ello veamos aparecer otros esquemas paramétricos a nivel nacional, para diferentes tipos de riesgos catastróficos, sea a nivel soberano, o a nivel de entidades financieras (pero esta vez con mayor continuidad), sacando las lecciones de eventos recientes; no podemos contentarnos con disponer de líneas de crédito contingente y con poder usar el Fondo de Estabilización Fiscal, que justamente tiende a reducirse; y tampoco podemos quedarnos sin mitigar aún más el riesgo de tener que hacer rescates de entidades financieras a causa de eventos naturales de gran magnitud (a veces una fuerte capitalización no basta). Otra de las grandes ventajas de estos esquemas es el conocimiento técnico que se adquiere en cuanto a modelación catastrófica y medición del riesgo, además del funcionamiento práctico de ese mercado financiero.