Perú Resiliente 2021 – Una Agenda para la Competitividad y la Sostenibilidad
En Junio del 2016 había mencionado la creación del Insurance Development Forum (IDF), un esfuerzo público privado internacional apoyado por el PNUD y el Banco Mundial. He venido comentando desde antes igualmente los esfuerzos del grupo de las Naciones Unidas para promover el esfuerzo público-privado, a través de su entidad especializada la UNISDR, mediante la creación de la Iniciativa ARISE, cuyo Capítulo Peruano se creó el año pasado. En la misma línea empieza hoy un importante taller internacional organizado por el PNUD y por la Autoridad de Reconstrucción con Cambios (ARCC), con el título mencionado más arriba y que se terminará mañana.
Dicho evento reúne a diferentes expertos de la cooperación internacional, de entidades del sector público y del sector privado, entre ellos del IDF, alrededor de temas clave tales como la relación entre la gestión del riesgo, la competitividad y la sostenibilidad, la modelación para la medición del riesgo, infraestructura resiliente, financiamiento y transferencia (seguros) del riesgo, sistemas de alerta temprana informados y cómo el Estado y la sociedad pueden asociarse en la gestión del riesgo.
Como podrán ver, todos estos temas están en línea con las tendencias más modernas a considerar el tema del riesgo de desastres como un tema de riesgo país, sobre lo cual he venido escribiendo sostenidamente, con lo propugnado por las entidades multilaterales tales como el grupo NNUU, el Banco Mundial, el BID y la OECD y cooperantes bilaterales muy activos en estos temas como Suiza, el Japón y Alemania.
El Estado Peruano ha realizado en los últimos años y a través de varios gobiernos avances notables para mejorar la gestión del riesgo de desastres mediante diferentes técnicas y normativas entre las que destacan el promover el mayor gasto en prevención y reducción del riesgo mediante el presupuesto por resultados, el PLANAGERD 2014-2021 publicado por la PCM que obliga a una serie de acciones entre las que destacan varios de los temas ya mencionados para el taller, como el del desarrollo de los seguros, y otros como el desarrollo del conocimiento científico de los riesgos y la implantación de la gestión de la continuidad operativa en el Estado (temas donde también han contribuido según los rubros el FMI, la cooperación suiza, la japonesa, la alemana y la francesa). También destaca la estrategia integral de protección financiera frente a desastres que el MEF ha venido diseñando e implementando a lo largo de los últimos años con la asistencia técnica del Banco Mundial, y aportes de la cooperación suiza y del BID.
Por supuesto, todavía falta mucho por hacer, como llegar a desarrollar un “pool de seguros catastrófico” para viviendas, un tema que ha sido motivo de trabajos conjuntos del MEF, la SBS, APESEG y el Banco Mundial, llegar a dotarse de herramientas adicionales modernas de protección financiera, tales como bonos catastróficos, algo que se ha venido estudiando en el marco de la Alianza del Pacífico aprovechando la experiencia mexicana con el Banco Mundial, profundizar la gestión de la continuidad operativa en todo el Estado, y articularla con la continuidad del negocio del sector privado, ambas tareas titanescas, o asegurarse de la activa participación del sector privado en la gestión del riesgo más allá de la ayuda humanitaria y de la atención de la emergencia (de ahí la importancia de ARISE y de iniciativas como las lideradas por la SBS y Asbanc).
Otro de los temas donde todavía falta mucho es llegar a hacer que la reconstrucción pueda llevarse de manera eficaz y eficiente, lo cual es el gran desafío que la ARCC se ha propuesto relevar. De su éxito depende mucho la recuperación rápida de las regiones afectadas pero también la mejora efectiva de la gestión de la reconstrucción en el país, con un enfoque que incluya la reducción de riesgos a futuro. Lo que se haga ahora será utilísimo también para hacer mejor frente a las otras grandes amenazas que tenemos por delante, tales como un nuevo Niño fuerte propiamente dicho, sequías más prolongadas, “racimos de lluvias” más frecuentes en épocas de Niña, y el elevado riesgo sísmico en el Norte pero sobre todo en el Sur y en la Costa Central, que incluye a Lima y Callao.
Es por ello tanto más importante no obviar la severa alerta y propuestas lanzadas hace unos días por el IPE en una columna de Roberto Abusada en El Comercio, quien nos recuerda que tenemos problemas estructurales-institucionales que podrían afectar seriamente el éxito de la labor de la ARCC, que recordemos, cuando se concibió originalmente, tenía mecanismos aún más “ejecutivos” en mente. Les comunico el link de dicho artículo.
https://elcomercio.pe/opinion/columnistas/peligros-reconstruccion-roberto-abusada-noticia-466207
Construir la agenda de un Perú Resiliente hacia el 2021, tal como es el objetivo de dicho taller internacional, que oportunamente organizan el PNUD y la ARCC supone también seguir construyendo a partir de lo ya avanzado y corregir a tiempo aquello que necesite serlo (me refiero a mejoras prácticas y no a mayor tramitopatía). Con el trabajo de reconstrucción por delante a causa del Niño Costero, y con las debilidades reveladas por éste, tales como un grado de aseguramiento totalmente insuficiente, estamos ahora en pleno ejercicio práctico para mejorar como país en cuanto a la gestión del riesgo de desastres y volver aún más sostenible la calidad de nuestro riesgo país y de nuestra clasificación.
Un gran mérito de este taller es justamente la relación efectuada expresamente con la sostenibilidad y la competitividad, que son temas de riesgo país. La coincidencia con la meritoria iniciativa del grupo El Comercio, mencionada en mi último post no podía ser más oportuna. No olvidar que “sociedad” significa no sólo comunidades de diferente tipo y ONGs, sino también empresariado y medios de comunicación. Aunque co-organizado por la ARCC, que ha sabido ver que su labor tiene de facto un impacto mayor al de su misión específica, la visión del Taller va efectivamente más allá de esta reconstrucción en particular, de ahí la importancia del relacionamiento con los avances ya efectuados y con las otras entidades de cooperación y desarrollo; sólo para dar un ejemplo, ya existe desde hace varios años un programa de reforzamiento de la infraestructura escolar implementado por el MINEDU con el apoyo del Banco Mundial (y acá se trata no sólo de evitar la interrupción de los servicios de educación, sino también de salvar las vidas de muchos niños y jóvenes).