Gestión de Riesgo de Desastres: el Sector Privado en Acción
Estas últimas semanas, con la Crisis del Niño Costero que estamos viviendo, hemos podido ver al mismo tiempo la importancia que tiene el sector privado para hacer frente a este tipo de situaciones, y lo hemos visto de dos maneras, como lo veremos a continuación. Pero además existe otra más que aún está poco desarrollada y que vale la pena recordar, pues es una tendencia mundial que está creciendo.
Primero por diferentes canales uno se va enterando de la importancia de la ayuda que están efectuando numerosas empresas y gremios empresariales para hacer frente a la emergencia; muchas lo hicieron de manera espontánea, otras respondiendo al llamado de los diferentes Ministros que están gestionando la emergencia. El sector financiero, con visión estratégica y de manera ordenada, hace su parte con la reprogramación de numerosos créditos. Incluso hay una fuerte coordinación con el Ministerio de Defensa y las FFAA, como se está viendo a través del BAP Tacna, por ejemplo, una adquisición logística que la mayoría no entendió muy bien en su momento, salvo los que estamos familiarizados con el rol que juegan las FFAA frente a las emergencias derivadas de desastres y la doctrina del “doble uso” o “dual use” de parte del equipamiento militar; y la coordinación con las FFAA no se limita a la Marina de Guerra. El hecho es que esta ayuda es cuantiosa y la situación estaría mucho peor sin ella. Y que además de grupos líderes que muestran también el cariño por su tierra, entre otros, también participa la Sociedad Nacional de Industrias (SNI), con un rol de coordinación global adicional y punto focal del Capítulo peruano de la ARISE Initiative, recientemente creado, tema sobre el cual ya escribí anteriormente.
Luego, un hecho que hubiera debido llamar poderosamente la atención pero que quizás no lo hizo suficientemente: toda una asamblea de los principales gremios empresariales exigiéndole al Estado que no se demore con la rehabilitación y la reconstrucción, recordándole que lo que está en juego es la recuperación de la economía frente a este desastre. Y han hecho muy bien, esto muestra una conciencia muy clara de la importancia del factor tiempo en estas cosas; rapidez en la toma de decisiones y eficiencia en la ejecución o demoras excesivas por miedo o por tramitopatía y/o por ineficiencia pueden hacer la diferencia entre una economía que se recupera rápido y una que se hunde por un buen tiempo. Además lo que se está viendo es un mayor grado de conocimiento en el sector privado de lo que es la gestión del riesgo de desastres y su importancia.
Es entonces el momento para que el sector privado a través de sus gremios y de sus empresas líderes, “pegue el gran salto” cualitativo en la gestión integral del riesgo de desastres, más allá de las acciones ante la emergencia.
Es tanto más necesario que en su caso se está más seguro de llegar a algo más sostenible en el tiempo. En países como el nuestro, el sector público está demasiado sometido a los vaivenes del ciclo político; a algunos les interesa el tema, a otros no, algo dicho sea de paso especialmente visible al nivel local o regional: poco o nulo interés en trabajar en la reducción del riesgo al punto de no limitarse a la no ejecución del presupuesto dedicado a este fin, y de desviarlo prácticamente entero a otras cosas y de construir infraestructura frágil (mientras que ciertos alcaldes de pequeños pueblos de nuestra Sierra sí muestran mucho interés y quieren aprender; aunque diría que ellos también nos pueden enseñar mucho; entérense de por qué a menudo los campesinos tienen varias parcelas en lugares de altura diferente: gestión del riesgo climático; sin contar viejos saberes andinos en materia hidráulica). Pero la falta de interés también puede producirse al nivel del gobierno central, incluso entre gente muy preparada (y hasta en ingenieros, por increíble que parezca), uno nunca puede saber qué puede pasar. Quizás este tipo de vaivenes absurdos e indignos de un país grado de inversión se termine conforme vayamos avanzando en nuestra ruta hacia la OCDE, con sus exigentes estándares en la materia.
Entretanto, los avances estructurados que pueda tener el sector privado en la materia serán de una enorme utilidad para el país y le darán aún más legitimidad técnica – la “política” y la macroeconómica ya las tiene- para exigirle al Estado hacer su trabajo en el campo de la gestión del riesgo de desastres, sobre todo si lo hacen de manera unida, como lo acaban de hacer para el enérgico pronunciamiento que he mencionado (y que salió en primera plana de la versión impresa de Gestión).
Y ello puede hacerse formando parte del Capítulo Peruano de la ARISE Initiative, como ya lo pude decir en posts anteriores. Esta organización de privados promovida por las Naciones Unidas se está extendiendo cada vez más en el Mundo, y trabaja el tema de manera integral a través de ejes o “temas” muy precisos:
. Estrategias de Gestión de Riesgo de Desastres (que incluyen la reducción del riesgo y la continuidad del negocio)
. Seguros
. Métricas para las Inversiones
. Benchmarking y Estándares
. Educación y Entrenamiento
. Legal y Regulatorio
. Reducción del Riesgo Urbano y Resiliencia
Los que entren en ARISE se encontrarán en muy buena compañía, con muchas empresas líderes en sus países y a nivel mundial. Un ambiente único para el intercambio de mejores prácticas y experiencias, además. Ver el link para saber más:
http://www.preventionweb.net/arise/
Y al trabajar todos de manera estructurada en una organización de este tipo, ARISE Perú puede convertirse en el “agrupador” o “aglutinador” de todo el sector privado en materia de gestión del riesgo de desastres, más allá de las naturales diferencias que puedan tener, hablando con una sola voz de igual a igual con el Estado en sus diferentes niveles de manera permanente, buscando de manera activa la articulación con éste en todos los campos necesarios para la resiliencia global del país…y hasta obligándolo a hacer su trabajo cuando flaquea o “se duerme” o no le interesa hacerlo.
Insisto en la palabra “permanente”: es que la gestión del riesgo de desastres debería ser una actividad permanente y continua, metida de manera que termine siendo espontánea y natural, en el conjunto de cada organización, como deberían serlo la gestión del riesgo operacional y la de la continuidad operativa o del negocio; de todas maneras están entrelazadas.
Y en el caso del Perú (en todas partes, diría, pero nuestro caso, a futuro, puede ser algo dramático, por eso insisto especialmente), esta gestión debe incluir especialmente a la buena gestión del agua; cuidado que casi nadie está acostumbrado a hacer la relación entre la buena o mala gestión de ésta y la gestión del riesgo de desastres, se las ve erróneamente como temas separados. Y sin embargo, mala gestión del agua: amplificación de los desastres asegurada (y hasta creación de desastres)…algo que los especialistas en seguridad nacional saben muy bien, dicho sea de paso.