Vayan a Ver la Película “The Big Short” (La Gran Apuesta)
Desde hace pocos días está en cartelera una película relacionada con la gran crisis financiera de 2008 en los EE.UU. ligada a los famosos créditos hipotecarios subprime. Está basada en hechos reales, a partir del best-seller escrito por Michael Lewis.Incluso para no iniciados, permite entender muy bien cómo se generó y se desenvolvió dicha crisis, cuyos impactos todavía están ahì.
El punto de vista adoptado es el de unos pocos jugadores del mercado que “la vieron venir” y que audazmente apostaron, a que todo iba a salir mal, como efectivamente pasó. No olviden que “to short” en la jerga financiera, es apostar a la baja; o lo que también se llama “vender en corto”. En sí no tiene nada de inmoral, en el mercado unos piensan que las acciones y los bonos van a seguir subiendo, entonces compran masivamente, otros piensan que van a bajar, entonces utilizan instrumentos financieros que les permiten ganar si han tenido razón (pero si se equivocan, pueden perder mucho). Si todo el mundo jugara al alza, las burbujas serían aun peores y más frecuentes.
Cuando se vuelve inmoral, es si se empieza a hacer ataques masivos, especialmente si es contra un país, para hacer que el evento “esperado” se produzca; pero es tan inmoral como “inflar” masivamente los precios de ciertos acciones para que los demás los sigan y luego salirse, provocando un brutal movimiento inverso en el que muchísimos pierden.
Por supuesto, no les contaré la película, que tiene un ritmo muy sostenido, con mucho suspenso, y un humor devastador. Lo que puedo decirles es que está pasando algo muy interesante al margen: la ferocidad de las críticas de cierta prensa conservadora norteamericana, que por supuesto está muy ligada a numerosos jugadores financieros que durante dicha crisis mostraron un cinismo absoluto, vendiendo masivamente esos títulos-basura, a numerosísimos inversionistas, incluyendo a ciertos bancos europeos que los compraron en el peor momento posible, mintiéndoles sobre esos títulos, porque ya sabían que se trataba de basura. Es que esta película, entre otras cosas, recuerda ese episodio.
Muchos han tratado de hacer olvidar esa parte de la historia, y al haber salido increíblemente bien librados porque en muchos sistemas judiciales a eso se le llama sencillamente estafa (a pesar de lo que se pudo evidenciar durante las investigaciones de la Comisión Especial del Congreso Norteamericano, cuyo informe tuve la oportunidad de leer), los que lo hicieron no quieren que se vuelva a hablar del tema.
Pero es totalmente real: me la contaron funcionarios de algunos de los bancos europeos afectados, o de los que se salvaron con las justas. Y en el 2007, pude oír en vivo y en directo a representantes de una de esas entidades tratando de hacer que esos títulos fueran comprados en el Perú (y no sólo acá: estaban haciendo una gira por todo el continente), con bonitos prospectos y powerpoints explicando lo seguros que eran. Y ante ciertas preguntas, llegaron a mentir de la manera más temeraria posible. Y lo peor fue no poder decírselo en su cara, por razones diplomáticas, porque bien se lo hubieran merecido.
Y ya en el pasado había tenido la oportunidad de enfrentarme, estando en la banca, a operadores de la división “mercado de capitales” que de banqueros sólo tenían el nombre, adictos a los trucos sucios, que incluían el ocultar información y documentos clave, el mentir en el comité de riesgos (presentar una operación y hacer otra diferente), el alterar documentos pensando que otros no se iban a dar cuenta, o hacer que las actas no reflejen lo dicho, el tratar de hacer que otros firmen lo que a ellos les correspondía firmar, y el buscar falsificar reportes y cuentas. Y cuya falta de escrúpulos iba hasta tratar de “destruir” a todo aquel que se les opusiera inventando rumores sobre ellos e incluso sobre su vida privada, organizando con complicidades internas el “chuponeo” de sus cuentas de correo corporativo, haciendo jugar influencias internas para que sean nombrados en otro lugar . Para todos fines prácticos, comportamientos típicamente delincuenciales. Y en otros bancos era aún peor, por lo que sabía por otros funcionarios de riesgos. Y en esos ambientes muy especializados adictos a la adrenalina y donde reina “la religión de los superbonos” abundan este tipo de personajes, por ello no es sorprendente que ahí se gestaran tantas barbaridades.
En cambio, hay un error que se debe evitar: los demagogos dicen “¿ven cómo son los bancos?”, cuando en realidad se trata de ciertos personajes que trabajan en los bancos, y que se pueden encontrar también en otros tipos de empresas, y como demasiado bien lo sabemos en el Perú y en otros países emergentes institucionalmente débiles, igualmente en el mundo político (empezando por los demagogos) y en el mundo judicial, y en el seno del mismo sector público.
Si recuerdan los posts que hice en noviembre/diciembre del 2014 sobre la ingeniería financiera, les mencionaba que la banca de inversión es muy útil para los clientes y la economía, siempre que se haga bien y de manera ética. Y acá hay todavía espacio para desarrollarla mucho más.
Pero que se trate de verdadera banca, y no de lo que se hizo allá, que fue piratería pura que incluso terminó por darle un mal nombre a expresiones como “titulización” y “banca de inversión”, y por extensión a la banca en general. Y no era la primera vez: cuando se dejó bien librados a los que ayudaron a Enron y a sus auditores a falsificar sus cuentas, se creó un ambiente de impunidad que facilitó lo que vino después.
Entonces, si hay algo que puedo recomendar no sólo al público que lee Gestión.pe, sino a las altas direcciones de los bancos y los funcionarios de los bancos y de los diferentes órganos supervisores, así como a todos aquellos que tengan que ver con el manejo económico del país, es ir a ver esta película, y con mucha atención, a pesar de algunos errores de traducción en los subtítulos (como decir “valorización” en vez de “titulización”, o traducir “subprime” como “no-preferentes” lo cual no expresa bien que se trata de “préstamos de calidad crediticia mediocre”, para decirlo de manera elegante).
Tal vez ayude también a muchos altos directivos bancarios a hacerse preguntas, antes de que sea demasiado tarde y de que les creen problemas, sobre ciertos tipos de funcionarios y empleados que tienen, y a no dejarse impresionar por su sofisticación técnica y/o sus buenos resultados en un momento dado. Porque lo que se ve en temas sofisticados, también se puede ver con actividades bancarias y de mercado más simples.
Desarrollemos la verdadera banca de inversión, controlando bien los riesgos, y sacando las lecciones de lo que pasó en los EE.UU., en vez de desarrollar burbujas y facilitar las estafas sofisticadas.
Porque allá aparentemente no se ha aprendido gran cosa; ya se están viendo titulizaciones de créditos automotrices subprime, y el desarrollo por algunos bancos de cosas tan divertidas como los “bespoke mortgages” o “non-QM borrowers” (subprime, pero con otro nombre más esotérico) e incluso préstamos de consumo subprime (con un bajo scoring FICO) bajo pretexto de mayor acceso al crédito y a la vivienda, argumento que también se usó camino a la crisis anterior; ¿cuánto falta para que se extiendan mucho más y empiecen a ser titulizados masivamente y vendidos empaquetados como obligaciones de bajo riesgo? Va a ser interesante ver si esta vez la FED aprendió algo.