Riesgo de Sobreendeudamiento: ¿Cómo Vamos?
En los últimos meses se han multiplicado diferentes análisis de las centrales privadas de riesgos y de otros actores privados, así como el último reporte de estabilidad financiera del BCR y un reciente análisis de la SBS sobre el uso de tarjetas de crédito por retiro de efectivo. Todo apunta a que se está generando un problema serio a futuro. Y sin embargo en la profesión bancaria hay voces discordantes, unas pocas dicen que sí hay un problema en general o en ciertos segmentos, pero muchas otras dicen lo contrario y que se sienten muy cómodas con un fuerte crecimiento de los créditos de consumo y están optimistas al respecto para el 2016. ¿Qué pensar?
Por un lado, es cierto que hay todavía en créditos personales (hipotecarios, vehiculares, de consumo) un potencial de clientes todavía no explotado, lo que explica parte del crecimiento más rápido que el PBI en este rubro; y lo mismo sucede para los créditos a Mypes, donde hay todavía muchas por bancarizar. Es decir, convienen analizar con cuidado los factores de crecimiento del crédito.
Pero no se debe ignorar, sobre todo en tiempos de cierta desaceleración del crecimiento, que es inevitable con el “retorno a la normalidad” que mencionan muy destacados economistas nacionales, además de los factores coyunturales internos que todavía nos afectan, aunque se avizora una mejora progresiva, los signos de alerta que nos dan los analistas más prudentes.
Doy a continuación algunos de ellos, a los que las entidades financieras deberían prestar mayor atención, para afinar sus políticas crediticias sin renunciar a sus objetivos generales de crecimiento:
. Las Mypes que están recurriendo cada vez más a créditos de consumo de sus propietarios para financiarse; ¿las entidades financieras toman o no en cuenta estos créditos e el endeudamiento total de las Mypes en esta situación como la manda la normativa de la SBS en materia de riesgo de sobreendeudamiento? Cierto que parece ser una respuesta al evidente freno del crecimiento del crédito a este segmento, pero este no se ha producido sólo: los indicadores de deterioro de carteras Mypes, y sobre todo de pequeñas empresas son tan obvios que la prudencia de las entidades financieras es comprensible; muchos habían alertado sobre el mayor sobreendeudamiento en este segmento; entonces, este puede estar continuando a través de esos créditos de consumo obtenidos en otras entidades.
. Los créditos de consumo, a menudo por tarjeta, a los jóvenes de menos de 25 años; estos están en aumento, y caen en morosidad más rápido según varias centrales; con los primeros sueldos vienen los entusiasmos consumistas, y las entidades financieras no siempre hacen la educación financiera que deberían; resultado: una inclusión financiera que termina muy rápido en “desinclusión financiera” por las consecuencias negativas para estos jóvenes para su obtención de nuevos créditos más tarde. Dicho sea de paso, a menudo se nota un cierto sobre-entusiasmo de endeudamiento entre los 25-30 años también, de tipo “aspiracional”, y la educación financiera entre estos clientes podría estar fallando.
. El fuerte aumento del uso de las tarjetas de crédito por vía de disposición de efectivo; cierto, el interesante análisis efectuado por la SBS permite tener algunas explicaciones que relativizarían en algo este número (como la migración del Banco de la Nación hacia el mecanismo de la tarjeta para sus créditos de consumo). Además se debería hacer un análisis adicional: ya en el pasado, se vio que varias entidades muy centradas en tarjetas de crédito habían reportado bajo el concepto de “revolventes” (mucho más arriesgados) a créditos de consumo efectuados bajo la tarjeta, pero que en realidad al ser reembolsados, no generan un nuevo derecho a usar el monto reembolsado; es decir no se trata de una línea de crédito en realidad, es más bien un crédito de consumo no revolvente (en cuotas); esto podría estar pasando nuevamente y se debería corregir la manera de reportarlos. Pero en ese caso la SBS deberá cuidar mucho también que no se reporten como “no-revolventes”, estos casos en que el derecho de reutilizar el monto pagado, en vez de ser inmediato, venga luego de 3 o 6 meses por ejemplo, porque esto no les quita el carácter fundamental de revolventes (y ese truco interpretativo ya lo usaron algunos en el pasado). Pero aún así, no hay que buscar auto-tranquilizarse demasiado: según las centrales privadas, sí hay tendencia a que los clientes con tarjeta utilicen más sus líneas y su disposición de efectivo, y eso es un signo de alerta, sobre todo cuando el BCR menciona que la proporción de los ingresos de las familias usada para pagar deuda sigue en aumento. Hay demasiadas señales de que una buena parte de clientes está usando las tarjetas y endeudándose más para mantener sus niveles de consumo a pesar de ingresos estancados o menguantes, lo que es de esperar en un contexto de desaceleración.
. El número creciente de deudores de entidades financieras que con ellas está en situación Normal, pero que se está atrasando en el pago de sus servicios básicos, y esto lo han detectado muy bien las centrales de riesgo privadas. Eso significa algo, inevitablemente y coincide con algunos de los hechos que comento en el punto anterior, y tanto más cuando ya se empieza a mencionar un aumento de los créditos atrasados en la carteras hipotecarias, justamente ahí donde los deudores hacen todo lo posible para no atrasarse; el alza del dólar, que aumenta las cuotas respecto del ingreso en los créditos dolarizados, puede ser una de las razones de ello, pero no únicamente.
. El tema de la deuda de los jubilados, que no se está estudiando suficientemente; ya se ha comentado bastante que para muchos, al comienzo hay un serio problema de ajuste porque la “tasa de reemplazo” de las pensiones respecto de los últimos ingresos es demasiado baja y muchos, como aún tienen sus líneas de tarjetas, empiezan a usarlas en mayor proporción , pero pronto llegan a dificultades para hacer sus pagos mensuales porque la deuda se vuelve insostenible respecto de sus nuevos ingresos, sin contar que muchos que tenían ingresos adicionales por ahorros los han visto recortados por el largo período de tasas de remuneración de los depósitos más bajas. Y conforme los jubilados avanzan en edad, las entidades financieras deberían ser mucho más vigilantes; aunque no han perdido sus facultades mentales, muchos se vuelven más vulnerables, y si son viudos o viudas, pueden caer más fácilmente entre manos de personas decididas a hacerse mantener por ellos, o de ciertos movimientos evangélicos particularmente agresivos para extraer diezmos y otras contribuciones. Se trata de clientes que pueden estar arruinándose en cámara lenta, en realidad. Un criterio de detección seguro de que algo anda mal es el monto de deuda de tarjeta que aumenta de manera constante, cuando ése no era el patrón habitual de uso de la tarjeta. Una entidad financiera que no prestara atención a este tipo de señales de alerta estaría mostrándose muy irresponsable desde el punto de vista de la gestión del riesgo, al límite de la falta profesional; y si luego, para compensar su propia incompetencia, incurre en excesos de cobranza embargando las cuentas de ahorros y hasta la vivienda del jubilado, estaría cometiendo una falta ética más que obvia, hasta se podría sospechar que su verdadero objetivo era maximizar su acreencia a costa del jubilado para beneficiarse con el remate de la vivienda. Cuidado con el riesgo reputacional, sobre todo ahora que el número de jubilados aumenta y que la evidencia del bajón en los ingresos de muchos también; podría suceder algo similar a lo que sufrieron los bancos españoles por la famosa ola masiva de “desahucios”.
Espero que con estos ejemplos hayan podido entender que hay motivos más que suficientes para no caer en la complacencia respecto del tema del riesgo de sobreendeudamiento; tratar de negar o minimizar la importancia de este riesgo, aún más en la situación actual y a la vista de evoluciones estructurales de largo plazo, sería una gran imprudencia. Hay de todas maneras como mínimo ciertos nichos o zonas geográficas donde el problema es mayor, lo que obliga a un análisis más fino.
Las conocidas historias recientes de las fiestas crediticias anglosajonas y en algunos otros países europeos en contextos de estancamiento o de fragilidad del ingreso familiar promedio, y mucho más cerca de nosotros, de la fiesta del crédito personal brasileña, que ha terminado muy mal también, lo que se está empezando a evidenciar igualmente en otros mercados emergentes similares al nuestro, deberían ser un recordatorio suficiente para que tanto las entidades financieras como el supervisor “no se duerman ”.
Y esperemos que en estos tiempos festivos, los clientes hayan sabido no excederse; ¿recuerdan esa divertida pero muy sugerente campaña de propaganda de la SBS, y/o de ASBANC hace pocos años, sobre el no hacer cualquier cosa con la tarjeta, donde se veía a una señora con muchas bolsas de shopping….más un pequeño elefante envuelto en un cinta de regalo? Un buen ejemplo de educación financiera en tono festivo pero firme.
Un Feliz 2016 de todas maneras. Hay también indicios de mejora en algunos sectores últimamente y este año se creció algo más que el anterior lo que podría continuar con la reversión de ciertos factores coyunturales internos.