Riesgo Crediticio: Buscando ser menos “Procíclicos”
En el post anterior hemos explicado, usando el ejemplo del petróleo, cómo los sistemas financieros y los inversionistas tendían naturalmente a ser procíclicos en el otorgamiento de sus créditos y en sus inversiones en lo que respecta al financiamiento de las empresas. ¿Puede ser diferente? A decir verdad, es un comportamiento prácticamente inevitable, por eso también se habla de ciclos crediticios. Lo que sí se puede lograr es tratar de moderar en algo esa tendencia natural. Y no es tan difícil como puede parecer.
En la historia financiera, cuando uno lee en detalle los acontecimientos, siempre se puede encontrar casos de prestamistas y de inversionistas que no cayeron en reacciones exageradas, trátese de excesos de entusiasmo o excesos de miedo. Hay varias maneras de lograrlo, que pueden muy bien combinarse.
Primero, no olvidarse de la dura realidad de los ciclos económicos al analizar números:
. eso lleva a tener mucho cuidado con las proyecciones de ventas que a uno le están presentando; porque en tiempos favorables, tienden a ser muy optimistas, a tomar los mejores años como si fueran a continuar; por eso hay que revisar cuidadosamente los supuestos de volúmenes y de precios, tomando en cuenta también información de períodos desfavorables, para elaborar escenarios más desfavorables también
. ese mismo trabajo se puede hacer para revisar variables ligadas a costos que pueden aumentar en épocas desfavorables, como tipo de cambio, tasas de interés, etc.
. esto permite por ejemplo ser más realista con los perfiles de reembolso a pactar, dejando desde el comienzo un mayor margen de maniobra al prestatario. O incluso abstenerse de hacer una operación si el cliente no quiere revisar sus proyecciones y/o aportar más capital propio.
Segundo, desconfiar del fuerte apalancamiento
. en épocas eufóricas, se tiende siempre a tolerar que las empresas y los proyectos se financien con una proporción mucho más alta de deuda; eso es algo que debe considerarse como intrínsecamente peligroso, pues muchas veces se combina con proyecciones demasiado optimistas
. por ello, cuando una empresa se está expandiendo, se le debe seguir exigiendo que mantenga relaciones deuda vs. patrimonio razonables, lo que significa no financiarle toda su expansión a punta de deudas; se ha visto a bancos abstenerse de participar en ciertos créditos sindicados al darse cuenta que la empresa piensa financiar todo un programa de expansión con créditos y/o con bonos, sin emitir nada de acciones; y muchas veces tuvieron razón
. lo mismo debería hacerse en financiamiento de proyectos efectuado mediante empresas ad hoc; que se haga con un mínimo de 30 % de capital es un estándar que se ha practicado mucho pero que suele olvidarse
. también significa resistir a la tentación de aceptar otorgar enormes “créditos-puente” pensando que un posterior crédito sindicado o una posterior emisión de bonos o incluso de acciones tendrá mucho éxito; en realidad es una apuesta riesgosa que puede dejar a una empresa muy apalancada.
Tercero, tener mucho cuidado con el riesgo cambiario crediticio
. como recordarán por otros posts, este es el riesgo crediticio que aparece en razón del la exposición del deudor al riesgo cambiario: el descalce entre la moneda en la cual está expresada todo o parte de la deuda y la moneda en la que la empresa tiene sus ingresos puede hacer aumentar fuertemente su deuda y otros pasivos en caso de movimientos desfavorables en el tipo de cambio; en nuestro caso, el problema se debe a la fuerte dolarización de los créditos empresariales (salvo los de las Mypes) y al hecho que cada vez más empresas toman créditos, o emiten deuda, en dólares fuera del país. Pero esto es algo que se presenta también en muchos mercados emergentes, y no sólo con el Dólar, sino con otras monedas de fuerte uso internacional (Euro, Yen, Franco suizo…)
. la solución no es muy difícil: tratar de convencer al cliente de que tome el mismo crédito en moneda local; y si no resulta, por lo menos tratar de venderle coberturas del riesgo cambiario para disminuir su exposición a éste
. y de manera general, buscar tener por lo menos una política general de priorizar los créditos en dólares a las empresas que tienen una fuerte proporción de ingresos en esta moneda, desalentando la venta activa de créditos en dólares sin cobertura a empresas que sólo tienen ingresos en soles.
Cuarto, diversificar la cartera crediticia de manera a no estar sobre-expuesto a los sectores más cíclicos
. eso es algo que todos los que administran fondos de inversiones tratan de hacer; y debería ser igual para los créditos; hay sectores económicos que son menos cíclicos porque la demanda es menos elástica; se suele decir que esos sucede en productos de consumo diario, y por extensión en el del comercio minorista
. el problema es que en mercados emergentes con clases medias de formación más reciente y menos consolidadas, eso no es tan cierto; hay sectores sociales masivos que por recuerdos no muy alejados de épocas más difíciles son capaces de recortar gastos de una manera que puede sorprender a los especialistas en marketing; eso se vio por ejemplo en Tailandia e Indonesia durante la crisis asiática del 1997-98
. pero por lo menos, lo que sí se puede hacer es identificar cuáles son los sectores y segmentos de mercado más expuestos a los ciclos económicos, para evitar una sobre-exposición a aquellos.
Quinto, no caer en el pánico cuando las condiciones son menos favorables
. los que caen en el pánico y empiezan a recortar de manera excesiva el crédito empeoran la situación de los clientes y por ende , de toda la economía, generando un círculo vicioso difícil de detener
. es ahí que la mente abierta a las reprogramaciones de los créditos, e incluso a las refinanciaciones y a las reestructuraciones en caso de necesidad, juega un rol esencial; ello permite “suavizar las consecuencias” de la fase desfavorable del ciclo para todos y seguir con clientes viables, a los cuales en un momento dado les irá mejor de todas maneras
. ello significa también seguir otorgando créditos, en vez de “cerrar el caño” completamente, aunque sea con condiciones algo más duras que en los años anteriores
. en resumen, frente a situaciones menos favorables, saber tomar la perspectiva del largo plazo.
Conclusión
Como ven, siempre se puede ser menos “procíclico”, no es una fatalidad como algunos banqueros que fueron particularmente imprudentes en la última crisis nos quieren hacer creer. Muchos reguladores/supervisores lo han entendido muy bien, por ello, como la SBS en el Perú, piden hacer más provisiones por riesgo crediticio en épocas favorables o más frecuentemente aún en el mundo, han aumentado las exigencias de patrimonio de las entidades financieras.