Del Arte (y Deseo) de Subestimar Riesgos
Cuando uno examina la historia no sólo de las crisis financieras, sino de otros tipos de crisis, o cuando a escala más modesta uno ve la secuencia de acciones y omisiones que llevan a un desenlace dramático para una persona, para una familia o para una empresa, se da cuenta de que los protagonistas muchas veces no vieron, o peor, no quisieron ver realidades que eran obvias. Y que la motivación profunda fue muchas veces la pereza frente al cambio necesario, o el miedo a tomar decisiones y acciones, o la codicia, o la sed de poder, o la soberbia intelectual. Veamos ejemplos muy concretos.
. Le dicen a uno: no pases por ese camino a esa hora, se producen asaltos con cierta frecuencia. Respuesta: ¡pero si siempre paso por ahí y nunca me ha pasado nada! Hasta que poco después pasa, el asalto es particularmente violento, y uno queda lisiado de por vida.
. Uno abre, por curiosidad cuanto link “atractivo” aparezca en su Facebook, en su correo, etc., pensando: “para eso está mi anti-virus, si hay un problema, me lo detecta, y listo”. Desgraciadamente, a veces los “fabricantes” de virus y “gusanos” muchas veces llevan la delantera, y unos anti-virus son mejores que otros. Y se termina con la computadora infectada, con enormes pérdidas de información..
. Una empresa decide que no necesita gastar mucho en dispositivos de seguridad de la informaciòn, porque es mediana, su actividad es de muy bajo perfil (no hace publicidad), no produce o hace nada que pueda ser visto como “estratégico” por otros. Hasta que un día un ex empleado despedido se venga con la ayuda de un amigo hacker, y le “destruye” todo su sistema de gestión de inventarios, el comercial, el contable; al poco tiempo la empresa quiebra.
. Una empresa comercial decide no darle mucha importancia a la queja de un cliente, porque no es un “cliente VIP”, y no hace lo correcto: cambiarle el bien sin costo para él. Y hasta le responde mal. Un mes después centenares de miles de personas lo saben por Facebook, Twitter, y las ventas de esa empresa empiezan a declinar fuertemente. “Mala suerte”: el cliente en cuestión tenía algunos amigos que a su vez tenían amigos con mucha influencia en las redes…
. Una empresa industrial nota que en su proceso de producción existe un porcentaje de productos fallados, pero ese es bajísimo, de menos de 1 %; piensa: “no importa, mi margen es suficiente para soportar el tener que descartar esas piezas”; y no investiga más allá lo que puede estar pasando. 6 meses después, su principal cliente, al haberse producido accidentes graves con toda una serie de sus productos a causa de varios lotes defectuosos de su proveedor, no sólo rescinde su contrato de largo plazo, sino que le entabla un juicio millonario.
. En un banco, alguien dice: deberíamos dejar de prestar en Dólares a tantas empresas del país X, o por lo menos obligarlos a tomar swaps, y dejar de aumentar nuestra exposición, ser más selectivos, hace ya como 10 años que nunca hubo una crisis ni una devaluación fuerte en ese país, y los ciclos económicos existen, hay signos de sobreinversión en varios sectores, hay tensiones sociales en alza. Respuesta del área comercial: “justamente, han aprendido de esa vez, ahora hacen mini devaluaciones todos los años, eso no se volverá a producir”. Respuesta del área de Estudios Económicos: “los países de esa región han entrado en un mega-ciclo virtuoso de crecimiento, que ahora es imparable, ese es el consenso de prácticamente todos los economistas, del FMI, del Banco Mundial, hace tiempo que las clasificadoras les han dado el “investment grade, siempre hay algo más de reclamos cuando un país crece rápido”. Y se decide aumentar el límite-país en 50%. 1 año y medio después, empieza una crisis regional, y pocos meses después ese país se hunde en la mega-devaluaciòn y el caos económico, y luego el caos político, y le toma varios años salir de la crisis. La región: el este de Asia, el país: Indonesia (1997-1998).
. En muchísimos bancos se decide que “la ciencia financiera” dice que el riesgo de crédito puede medirse y controlarse observando la historia de los incumplimientos de los últimos 5 años, y hasta 10 años. Idem para el riesgo de mercado, y se observa que las volatilidades en promedio son bajas, y que el riesgo de “pérdida de valor” se puede calcular con 99% de nivel de confianza. Se construyen modelos estadísticos/econométricos que “prueban” que el riesgo no es tan elevado como lo piensan los banqueros de experiencia, que explican: “oigan, pero prácticamente todos los últimos años han sido buenos, esos números dan una visión distorsionada de la realidad, en caso de crisis no se sabe nunca cómo puede evolucionar”. Pero esos modelos se vuelven “la verdad”, porque son “científicos”, los números hablan solos, el resto son “impresiones subjetivas” y la Historia no tiene nada que hacer en las Finanzas, no es Ciencia. Y todos los adoptan, bancos, clasificadoras, aseguradoras, reguladores, etc. Bueno, ya sabemos, con la Crisis que empezó en el 2007, y que no deja de mutar al punto que no parece haber terminado, lo que valen esos modelos: sólo son una herramienta más para la gestión del riesgo, muy imperfecta, lejos de la panacea “vendida” universalmente.
Me permito citar acá un ejemplo bastante divertido dado por Nassim Taleb, en uno de sus escritos de hace unos años: “El Presidente Bush tiene 50 años, es decir ha vivido más de 18,000 días; es decir, en un período de 50 años, tengo más de 18,000 “observaciones”, durante las cuales nunca murió. Conclusión: existe una altísima probabilidad estadística, con un nivel de confianza al 99%, de que el Sr. Bush sea inmortal”.
. Los bancos y los reguladores consideran como líquidos una serie de activos que en realidad no tienen un historial comprobado de liquidez, atribuyéndoles ese atributo en razón de su calidad supuesta. O empresas no financieras declaran en sus cuentas como activos líquidos que añaden a sus disponibilidades en efectivo en sus ratios de liquidez, a bonos o papeles comerciales que han adquirido. Apenas hay un problema serio, estos son imposibles de vender sin un enorme “castigo” en el precio. Esto se vio con los famosos CDOs basados en hipotecas subprime, y en crisis anteriores en Europa o en Asia con los bonos y papeles comerciales de empresas no financieras que fueron vendidos por algunos bancos a sus clientes corporativos.
. En un país muy sísmico hace prácticamente 40 años que no ha habido un sismo fuerte en la capital. Hay varios científicos locales y extranjeros que dicen que el último sismo de real gran magnitud en la zona fue hace más de 260 años. Hablan de “silencio o laguna sísmica”. Pero por supuesto, es imposible predecir cuándo puede producirse uno, sólo se puede decir que las probabilidades de que se produzca uno en los próximos 20 años son altas por la manera cómo se están moviendo las placas en esa zona. Para muchos, eso significa que en los próximos 5 o 10 años no pasará nada serio, así como no pasó nada en los últimos 5 años. Y no se ve la necesidad de tomar seguros para su casa, para su empresa, para los bienes estatales, ni de trabajar rápidamente y con ahínco en obras de reducción del riesgo sísmico, ni de implementar lo más rápido posible planes de contingencia y de continuidad: “tenemos tiempo, pues, podemos tomarnos varios años para trabajar en esto, hay que hacer muchos estudios, no hay apuro”; y para coronarlo todo, se sigue construyendo de manera desordenada sin mucha fiscalización. Problema: los últimos grandes sismos parecen haberla dado la razón a los científicos que hablaban de “lagunas sísmicas”; y en realidad pueden perfectamente suceder ahora como pudo pasar hace 5 años también. Es curioso cómo este razonamiento “adormecedor” tiene cierta similitud con la idea que reaparece periódicamente de que los ciclos económicos pueden dejar de existir…
Conclusión:
Las capacidades de auto-engaño son ilimitadas, y tan aburridamente repetitivas…Siempre han sido un obstáculo mayúsculo para la reducción proactiva del riesgo por parte de las personas, las empresas y los Estados. Y muchas veces, cuando hay una toma de conciencia y que se quiere mejorar la gestión de riesgos, suceden algunas cosas extrañas:
. los que antes no fueron escuchados cuando quisieron alertar, repentinamente son convertidos en “gurùes”, y se pasa al otro extremo, al punto de darles responsabilidades adicionales que no corresponden a su labor;
. y aparecen también muchos “expertos” en gestión de riesgos (trátese por ejemplo de consultores diversos que en realidad son muy teóricos, o de asesores o corredores en seguros que ven al Estado como el “gran negocio de su vida”), que tratan de aprovechar ese movimiento y de la presión que puede haber sobre las direcciones de entidades privadas y públicas para venderles productos/servicios que normalmente deberían ser vistos como poco convincentes o poco adecuados para la necesidad real del cliente y terminan haciendo mucho más daño que bien. Cuando se quiere mejorar las cosas, hay que evitar la desesperación y escoger muy bien a sus proveedores. Tomar conciencia no debe resultar en otras formas de inconsciencia.