Una Buena Noticia: el Programa de Certificación de la Smart Campaign
En años anteriores, escribiendo sobre supervisión macroprudencial, y en una columna en Gestión, he tenido la oportunidad de escribir sobre la Smart Campaign, ese gran esfuerzo internacional de autorregulación de las microfinanzas lanzado por el Centro Para la Inclusión Financiera (CFI en inglés) y el CGAP, organización independiente ligada al Banco Mundial y a varios organismos multilaterales y bilaterales de cooperación.
La Smart Campaign desarrolló 6 principios básicos de protección del cliente microfinanciero (los CPP), que luego fueron ligeramente modificados en Julio del 2011 para ser ahora 7. Estos son:
. Diseño y distribución apropiada de productos
. Prevención del sobreendeudamiento
. Transparencia
. Pricing responsable
. Trato justo y respetuoso de los clientes
. Privacidad de los datos de los clientes
. Mecanismos para la resolución de quejas
Numerosas instituciones microfinancieras (IMF) de todo el mundo, así como gremios de esa industria y organismos y bancos que financian a estas IMF los han suscrito. Por supuesto, también hay numerosos firmantes peruanos. La adhesión individual también es posible.
El equipo de la Smart Campaign elaboró primero herramientas de auto-evaluación así como de capacitación en la aplicación de esos CPP. Muchas IMF están familiarizadas con estas capacitaciones, organizadas muchas veces con la ayuda de instituciones de apoyo y financiamiento al sector.
Ahora ha desarrollado igualmente, un proceso de certificación de aplicación de esos principios, el Client Protection Certification Program. Este proceso ha empezado a operar a principios de año y ya existen algunas entidades certificadas en Asia del Sur.
Este es un evento mayor en el desarrollo de la autorregulación internacional del sector microfinanciero. Un aspecto clave es que las certificaciones se hacen con la participación de 4 grandes clasificadoras internacionales especializadas en las microfinanzas, entre ellas Planet Rating y MicroRate, presentes en el Perú.
Ya hay instituciones de apoyo al sector que están invitando a sus clientes a hacerse certificar. Conozco el caso de una entidad europea que ya exigía de los beneficiarios de sus préstamos la suscripción de esos CPP y el haber efectuado por lo menos su auto-evaluación según los formatos de la Smart Campaign.
Esta práctica, así como la certificación externa son herramientas claves, pues firmar los CPPs es fácil, pero ello no garantiza que se cumpla realmente con ellos. He tenido la oportunidad de ver algunos firmantes que son más bien conocidos en el mercado por prácticas particularmente agresivas y hasta depredadoras, no sólo en las microfinanzas sino en los créditos de consumo.
Los estándares de certificación le dan una gran importancia al tema de la prevención del sobreendeudamiento. Insisten mucho por ejemplo en la cuidadosa verificación de la capacidad de pago y en el trabajo de campo. Por supuesto, prácticas similares a las del crédito de consumo, con líneas pre-aprobadas y calculadas con alguna fórmula mágica (sin haber visto al cliente….), como las que mencioné en un post anterior acerca del sobreendeudamiento de las Mypes, no serían vistas como admisibles.
Corresponde a los reguladores y supervisores en los diferentes países acompañar en serio a estos esfuerzos de autorregulación, mostrándose por lo menos igual de exigentes, y haciendo lo necesario para que las malas prácticas crediticias no sean de facto premiadas, con las consiguientes distorsiones del mercado a favor de quienes las tienen; ello supone tomar medidas regulatorias en ese sentido, pero muchas veces la clave está en aplicar seriamente regulaciones existentes. Sería paradójico que sean las autoridades las que en cierta forma le quiten fuerza a los esfuerzos de miembros de la propia industria, incluso desanimándolos.