El Riesgo de Liquidez
Este riesgo ha sido uno de los más olvidados durante los años previos a la crisis actual, al punto de haber sido relativamente poco gestionado, para luego pasar a convertirse en uno de sus factores clave, no sólo como una de sus causales, sino como agravante, adquiriendo proporciones “cataclísmicas”, es decir sistémicas. Es cierto que en los “buenos tiempos” parece casi no existir, y que no es un riesgo fácil de definir y de entender completamente.
Tratando de definir el riesgo de liquidez
Una primera definición corta sería la incapacidad para una organización de disponer de los fondos necesarios para hacer frente a sus obligaciones tanto en el corto plazo como en el mediano/largo plazo. Esta definición tiene la ventaja de reflejar fácilmente la idea de que se trate de una incapacidad en un momento dado, lo que no quiere decir que esa empresa sea insolvente, es decir que tenga un capital insuficiente para hacer frente a sus compromisos. Lo que sucede es que la empresa en un momento dado “está ilíquida” o corre el riesgo de estarlo, aunque sea rentable, y tenga relativamente pocas deudas. Por ello se oye muchas veces decir: “es un problema de liquidez temporal, la empresa está sólida”. El problema es que si esto dura demasiado, igual una empresa puede quebrar, entonces la diferencia con la insolvencia es poco obvia.
Muchas veces, a esta definición se le añade la idea de costo adicional y de pérdidas. No necesariamente la empresa se encontrará en situación de no disponer de los fondos necesarios, pero los tendrá por ejemplo pagando tasas de interés mucho más elevadas, o teniendo que vender activos a precios inferiores a su costo, es decir que tendrá sobrecostos o pérdidas por ello. Tenemos entonces que el riesgo de liquidez, no necesariamente significa quedarse sin fondos, sino perder dinero para evitar encontrarse en esa situación.
A partir de estas definiciones, se podría decir que el riesgo de liquidez puede presentarse de dos maneras:
. por el lado de los activos: al no disponer de activos suficientemente líquidos, es decir que puedan realizarse o cederse fácilmente a un precio normal en caso de necesidad; ello no incluye a los activos de largo plazo esenciales para la organización, que por definición no deberían cederse, salvo situaciones extremas
. por el lado de los pasivos: al tener vencimientos de deudas y otros compromisos que son excesivamente de corto plazo; y/o no disponer de suficientes fuentes de financiamiento estable o tener dificultades de acceso al financiamiento; esto pone a una organización constantemente bajo presión de encontrar fondos para funcionar en el día a día y hacer frente a sus obligaciones.
No es difícil de entender que en realidad, rara vez uno de estos dos tipos de riesgo de liquidez se presenta sólo. En realidad es necesario analizarlos en conjunto. Por ello se suele usar la expresión de “riesgo estructural de balance”, que incluye tanto el activo como el pasivo, y del cual el riesgo de liquidez es un componente esencial.
Finalmente, en el marco del riesgo de liquidez se suele también distinguir, aunque en realidad no estén completamente separados, entre:
. el riesgo de tesorería, más ligado al corto plazo, que se analiza primero observando a detalle el flujo de caja actual y previsional, antes de operaciones de financiación, para tener una visión fina de los excedentes y brechas
. el riesgo de financiamiento, y de refinanciación; que es el de no poder renovar/reemplazar financiamientos existentes y el de no poder encontrar nuevos financiamientos en caso de necesidad La llamada “pérdida de acceso a las fuentes de financiamiento”. Hay autores que tratan de éste último cómo de un riesgo específico y separado, sobre todo al analizar la estructura de pasivos de mediano y largo plazo.
También algunos consideran al exceso de liquidez como un factor de riesgo de liquidez, por el mayor riesgo de mal uso de estos recursos, o por la facilidad con la que puede irse, que puede llevar a que estos fondos no estén disponibles cuando más se los necesite. Podría considerarse como una alerta de un riesgo de liquidez mucho mayor en un futuro cercano.
¿Quiénes están expuestos al riesgo de liquidez?
Este riesgo no afecta únicamente a los bancos, aunque se a veces se tenga tendencia a pensarlo:
. cualquier persona o familia está expuesta a este riesgo, por el sólo hecho de tener gastos que no cuadran exactamente con la fecha de percepción de ingresos; un error común es olvidar ciertos gastos fuertes, que sin ser inmediatos, son previsibles (la regularización anual del impuesto a la renta, por ejemplo)
. las empresas del sector real, de varias maneras: a través del ciclo de los componentes del capital de trabajo (todas conocen los inconvenientes de ser pagadas por los clientes mucho más lentamente de lo que tienen que pagar a los proveedores, o el de tener a veces inventarios excesivos respecto de las ventas), así como por la composición de sus activos financieros y la de sus deudas, que pueden ser excesivamente de corto plazo respecto de las necesidades reales.
. los inversionistas institucionales no bancarios: se olvida muchas veces que los fondos de inversión de todo tipo pueden ser objeto de verdaderas “corridas”, a través de “solicitudes de rescate” por parte de los inversores, que no siempre pueden atender a causa del tipo de inversiones que hicieron; también pueden conocer ese problema empresas de seguros, si tienen que hacer frente a grandes obligaciones súbitas (un gran siniestro, por ejemplo, o obligaciones bruscas de depositar mayor “colateral” por derivados, como le pasó al gigante AIG), cuando sus reservas están invertidas en activos poco líquidos y los mercados crediticios están deprimidos. Organismos previsionales, sobretodo públicos, pueden tener un riesgo estructural de liquidez, si sus obligaciones están mal financiadas.
. los mismos Estados, por tener demasiada deuda de corto plazo respecto de sus activos líquidos, de las reservas de su banco central, e incluso respecto de su capacidad de generación de recursos fiscales, o sencillamente porque el perfil de su deuda está mal equilibrado, con vencimientos demasiado grandes en ciertos años o porque pueden perder acceso a los mercados financieros (algo que varios países europeos están sufriendo ahora); en realidad los estados deberían vigilar también el perfil de la deuda corporativa privada y la del sector financiero, para no tener sorpresas como Corea del Sur e Indonesia en 1997/1998
. y por supuesto las entidades financieras de todo tipo, pues por naturaleza intermedian fondos que reciben del público y los prestan a sus clientes, a menudo a plazos más largos (“riesgo de transformación”). Incluso, al crecer, terminan muchas veces dependiendo cada vez más de deudas en el mercado nacional e internacional para financiar sus préstamos. Y hay bancos que prácticamente, aparte de su capital, sólo se financian con deuda (los bancos de inversión como Lehman Brothers, por ejemplo, o entidades no autorizadas a captar depósitos del público, como en el Perú las Edpymes). El riesgo de liquidez es inherente a la actividad de las entidades financieras, siendo las “corridas de depósitos” su manifestación más extrema.
El riesgo de liquidez nunca debe ser analizado aisladamente
La interacción de este riesgo con los otros riesgos es en realidad muy fuerte:
. en primer lugar, con los diferentes tipos de riesgo de mercado: el riesgo de liquidez puede traducirse en la necesidad de financiarse a tasas de interés mucho más altas, lo que a su vez puede agravar el riesgo de liquidez; el riesgo cambiario, como ya lo vimos, puede disminuir el valor de los activos comerciales y financieros de una entidad o aumentar el de sus pasivos, generándole problemas de liquidez, los instrumentos de inversión (que pueden incluir a los commodities) pueden perder valor y volverse súbitamente ilíquidos
. luego con el riesgo de crédito: las acreencias pueden volverse incobrables, las inversiones perder mucho valor o volverse invendibles por el deterioro en la percepción del riesgo crediticio de los emisores; entonces se genera un riesgo de liquidez: y a su vez, el que lo sufre ve deteriorarse la calidad de su propio riesgo crediticio, con bajas de notas de las clasificadoras y pérdida de acceso al financiamiento, en un círculo vicioso; esta relación suele ser la más olvidada
. también con el riesgo operacional: un problema serio con el sistema informatizado de cobranzas y/o la mala organización de éstas puede crear riesgo de liquidez; un evento externo significativo (incendio, catástrofe natural), que genera interrupción de las operaciones igualmente
. y hasta con el riesgo reputacional: problemas temporales de liquidez pueden afectar la reputación de la empresa (impresión de mala gestión) y dificultar aún más su acceso a los mercados financieros; un evento reputacional serio puede tener ese efecto (reticencia a prestarle a una empresa con mala reputación o a suscribir sus nuevos bonos o acciones).