No colecciones tarjetas, cultiva relaciones
Después de un evento es fácil volver a la casa con numerosas tarjetas de presentación, nuevos contactos en LinkedIn y la sensación de haber ampliado nuestra red de contactos. Pero las tarjetas no son relaciones: son solo el punto de partida. Lo que realmente marca la diferencia es lo que sucede después. El networking comienza cuando termina el evento. Cuando enviamos un mensaje de agradecimiento, retomamos una conversación o compartimos algo que puede ser de beneficioso para la otra persona. En ese gesto, muchas veces simple, se construye la confianza que convierte un primer encuentro en una relación de valor.
No se trata de acumular contactos, el verdadero reto está en cultivarlos y fortalecer la relación: un correo, una llamada o una invitación sincera pueden abrir más puertas que cualquier discurso preparado. El networking efectivo debe ser auténtico y de estar atentos a las oportunidades de conectar con propósito. En los negocios, como en la vida, los gestos importan. Y es justamente ese seguimiento, genuino y oportuno, el que transforma un encuentro casual en una conexión significativa.
Las tarjetas son un medio, no un fin. Lo que realmente genera reputación, oportunidades y colaboración es la capacidad de mantener viva esa conversación que quedó pendiente… En un mundo donde todos se presentan, pocos logran permanecer. El verdadero networking no ocurre entre cócteles o almuerzos, sino en los gestos que vienen después: esos que transforman una presentación en una conexión con propósito.

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