Sobre el mensaje presidencial: ¿Qué necesitamos en este último año de Gobierno?
La Presidenta de la República leyó esta mañana su mensaje a la nación. Nos relata cifras y deseos optimistas. Sin embargo, nuestro país está sumido actualmente en una crisis de seguridad y de falta de gobierno eficaz que promueva la actividad económica, el crecimiento y el desarrollo de las personas y de la sociedad.
En este último año de gobierno de la señora Boluarte necesitamos al menos que:
i) Su gobierno tenga estabilidad sin amenazas de nueva interrupción
Ciertamente, la gobernanza del país está en crisis desde que el señor Kuczynski asume la presidencia el 28 de julio de 2016 (por 1 año y 7 meses). Desde ese momento, hasta la fecha el promedio de periodo de gobierno de cada presidente es de aproximadamente 1 año y 6 meses, contando los gobiernos de los señores Vizcarra (2 años y 8 meses), Merino (5 días), Sagasti (8 meses), Castillo (1 año y 4 meses) y la propia señora Boluarte (2 años y 8 meses), a la fecha.
Los presidentes han renunciado o han debido ser removidos por el Congreso de la República como si nuestro régimen presidencial fuera un parlamentarismo en crisis política durante los últimos 9 años. Es preciso que este gobierno concluya su gestión con responsabilidad y sin sobresaltos que afecten el clima de inversiones por falta de estabilidad. Si la inversión se ralentiza, la actividad empresarial se deprime y, consecuentemente, también se afecta el mantenimiento y la generación de trabajo.
ii) La lucha contra la criminalidad organizada sea fortalecida desde el rol de las fuerzas policiales y las fuerzas armadas
En estos últimos nueve años hemos tenido 26 Ministros del Interior. La gestión de la mayoría de ellos, por su súbita rotación y falta de orientación estratégica, ha propiciado el aumento de la violencia en las calles y el surgimiento de nuevas bandas, mafias y modalidades extorsivas. En este último año de gobierno debiera emprenderse una significativa mejora, de modo que el nuevo presidente pueda emprender un aseguramiento de la seguridad interna, que sea eficaz durante el próximo quinquenio y hacia adelante. Con miedo en las calles no es posible avanzar en la actividad económica, el crecimiento y el desarrollo de las personas y de la sociedad.
Para asegurar seriamente el orden interno no basta anunciar, como se afirma en el mensaje presidencial, que se han incorporado 21 000 efectivos policiales (p. 12), sino que además se quiere remunerar a todos los efectivos adecuadamente, tenerlos completamente capacitados y comunicados; y, no basta con anunciar que se han adquirido 1400 vehículos y 2800 cámaras con inteligencia artificial (p. 58), sino tener funcionando a los vehículos y a las cámaras, con todo interconectado para acciones específicas e inmediatas.
Se necesita una ejecución eficiente y decidida en la defensa del orden interno, que sea consecuencia de una estrategia de seguridad bien planificada, que no sea encomendada a Ministros del Interior designados con sospechas de amiguismo.
iii) La promoción de la actividad empresarial y la inversión sea real desde la calidad regulatoria y la desregulación
En estos últimos nueve años hemos tenido iniciativas para lograr mejoras en la calidad regulatoria y la desregulación, entendiendo que la sobrecarga regulatoria asfixia la generación de trabajo que la actividad empresarial produce.
Se necesitan al menos tres acciones estratégicas bien ejecutadas en el cierre de este Gobierno: i) que se promueva decididamente la inversión en infraestructura y servicios que necesita el país, sin corrupción; ii) que se continúe —en serio— con el shock desregulatorio, hasta ahora tenue e insuficiente, pues —como muestra— sigue pendiente la derogación del ilegal Decreto Supremo N° 001-2022-TR, que establece que el “núcleo del negocio” no puede ser objeto de tercerización, entre otras reglamentaciones ilegales y carentes de razonabilidad; y, iii) que se incluya en las plenas exigencias de calidad regulatoria a los Gobiernos Regionales y Gobiernos Locales (municipalidades provinciales y distritales), pues en estas jurisdicciones se afecta severamente la actividad empresarial, en algunos casos con maliciosas intenciones.
Para promover seriamente la actividad empresarial no es suficiente crear programas de financiamiento para la mediana y pequeña empresa (p. 17) o capacitar 3000 emprendedores (p. 70), como indica el mensaje a la nación de la Presidenta de la República. Se requiere optimizar el ejercicio de la libertad de empresa para que el país sea un espacio de iniciativa empresarial, de emprendimiento ciudadano y de inversión de mediana y gran escala, que genere trabajo, sufrague impuestos y entregue con eficiencia a la sociedad los bienes y servicios que esta requiere.
En este último año de gobierno necesitamos estabilidad responsable, defensa eficaz del orden interno y generar las condiciones para el óptimo ejercicio de la libertad empresarial que genera trabajo.
No esperemos al 2026 para empezar las reformas en el Perú.

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