Desinformacción
Una reciente nota en un diario local es un
excelente ejemplo de la desinformación que obstaculiza que el debate nacional
respecto a políticas públicas mineras se base en los hechos. Según la nota (ver), un funcionario de Cooperacción
cita un documento (Desnutrición infantil crónica cero en 2016: ¿Una meta
alcanzable?) para sostener que “los
departamentos mineros encabezan el ranking de desnutrición crónica infantil en
el Perú, resaltando: Huancavelica (46,4%), Cajamarca (29,9%), Huánuco (28,8%),
Apurímac (31,3 %) y Ayacucho (28,1 %)”.
Antes
de citar cifras y estudios para intentar darle credibilidad a sus inexactas
afirmaciones, el mencionado funcionario debería haberse tomado la molestia de conocer
las cifras y leer el estudio. Las estadísticas económicas regionales del INEI muestran
que siete departamentos del Perú son los más “mineros”, en el sentido de que la
proporción de su producción que corresponde al sector minero es alta: un tercio
o más. Sólo uno de los cinco
departamentos que menciona Coperacción (Cajamarca, en el quinto puesto) es uno
de estos siete departamentos mineros (ver gráfico 1).
Es más, si excluimos a Cajamarca, existen por lo menos 15 departamentos cuyo
producto minero es mayor que el de cualquiera de los otros cuatro departamentos
mencionados por el desinformante. Especialmente notorios son los casos de Apurímac,
donde virtualmente no existe minería (representa 0.03% de la producción minera
nacional), y de Huánuco (0.56%).
Lo que no se dice
es que entre los siete departamentos más mineros del Perú se encuentran
Moquegua y Tacna, los que, según el
informe que cita el desinformante (ver página 25) son largamente los dos departamentos del Perú con la menor incidencia
de desnutrición infantil crónica (ver gráfico 2).
En
sus declaraciones a la prensa, el funcionario de Cooperacción también intenta
relacionar la existencia de concesiones mineras y de planes de inversión minera
con la desnutrición infantil. Como podrá imaginar cualquier lector, una concesión minera que no se explota no
afecta la actividad económica, como tampoco lo hace un plan de inversión que no
se lleva a cabo. Lo relevante para determinar si alguna actividad tiene o
no efectos sobre la calidad de vida en la zona en la que se realiza es
considerar el nivel de dicha actividad, su tendencia y su importancia comparada
con la de otras actividades.
Así,
por ejemplo, si uno considera que debido a la paralización de proyectos la
producción minera en Cajamarca es hoy menos de la mitad de la producción de
hace siete años (ver
gráfico 3) y que ello es el principal motivo
para que el producto bruto por habitante de Cajamarca aumentara sólo 2% entre
el 2005 y el 2010 (versus 34% para el Perú), difícilmente se podría esperar que en los últimos siete años la minería
haya podido generar puestos de trabajo y mejoras económicas, y sociales en
dicha región. En contraste, entre el 2001 y el 2005 -cuando su producción
minera aumentaba significativamente- el crecimiento del producto por habitante
de Cajamarca fue de 27%, casi el doble que el 16% del Perú.
Asimismo, la
inexistente producción minera de hoy no explica la pobreza de Apurímac, pero si
entraran en operación los proyectos mineros que representan una inversión de US$ 8,000 millones en la región
-la mayor cifra entre todas las regiones- no
es difícil proyectar una mejora en el nivel de vida de los ciudadanos de la
región.
Finalmente, vale la pena notar que el informe
sobre desnutrición infantil al que hace referencia el desinformante incluye una
discusión de las principales actividades no gubernamentales que vienen teniendo
impacto sobre la desnutrición infantil.
Entre las tres actividades que se destacan
(ver página 20) está la “responsabilidad
social de muchas empresas, especialmente las compañías mineras que financian
programas o proyectos locales dirigidos a intervenir en la mejoras de las
prácticas de alimentación e higiene, de capacitación de agentes
comunitarios para la educación y la vigilancia nutricional, de saneamiento
básico, de comunidades saludables, entre otras”. Parece que esa parte del estudio no les interesaba que se conociera.