¡Midamos lo que a las familias les importa!
Hay un dicho muy popular que señala que hay mentiras, mentiras terribles y estadísticas. Pues acá les va una: en Perú, la cobertura de agua en hogares es cercana al 90%. Esto significaría que solo 1 de cada 10 hogares en el país carece de agua.
Si este indicador fuera cierto, ¿por qué se preocupa tanto el presidente Kuczynski como para darle tanta prioridad a las inversiones en agua y saneamiento por encima de los otros tantos déficits que afectan a las familias peruanas?
Sumila Gulyani del Banco Mundial en un post titulado, Are you being served? The gap between effective and nominal access to infrastructure services deja claro el porqué.
La respuesta, que puede parecer obvia, es que, si los indicadores están mal definidos, entonces las estadísticas sobre estos reflejan una realidad distorsionada. A la población de los asentamientos humanos de Nueva Rinconada o El Trébol en San Juan de Miraflores; 28 de julio en San Juan de Lurigancho; o, a los once asentamientos de Castilla en Piura que carecen de agua, entre otros tantos que existen en el país, les podría parecer una broma pesada que Usted les cuente que las estadísticas en el país indican que ellos deberían tener agua.
La clave, tal como lo indica Gulyani, es lo que se entiende por acceso al agua. Por ejemplo, una familia puede vivir en un vecindario donde existe red formal pero no hay conexiones domiciliarias de agua; o, lo que es peor, tal como ocurre en países como Senegal, una familia puede tener conexiones en sus viviendas, pero simplemente no poder pagar por el servicio.
Aunque por razones distintas, Senegal se parece mucho al Perú. De hecho, en Senegal, la tasa de conexión de agua en barrios pobres es de 84%. ¿Cuál es a diferencia? En Senegal, las familias tienen grifos de agua en sus casas y medidores para registrar el consumo y no pueden utilizarlos porque no pueden pagarlos. En contraste, en Perú, en muchos barrios de bajos ingresos el costo de las conexiones de la red a los domicilios debe ser financiado por los hogares y, cuando el dinero no alcanza, estás no se realizan. En otros, las conexiones existen, pero la continuidad del servicio es muy pobre. Para las estadísticas, estas familias tienen acceso (nominal) al agua; para las familias, no lo tienen realmente.
¿Cómo se pueden redefinir los indicadores para que los planes del presidente Kuczynski tengan un impacto verdadero sobre las vidas de los peruanos que más lo necesitan?
Gulyani propone distinguir el acceso nominal del acceso efectivo al agua, para lo cual sugiere considerar como indicadores algunos que podrían ayudar a medir en 2021 si efectivamente se consiguió que más peruanos tengan acceso efectivo al agua:
- Conexión de agua en el hogar o en el patio que funciona, y se utiliza como fuente primaria las 24 horas al día.
- Inodoro privado.
- Alcantarillado público.
Si se logran establecer indicadores suficientemente claros, será posible conocer la brecha real entre el acceso nominal y el acceso efectivo, así como los esfuerzos que se requieren realizar para superarla.
Si no se tiene en cuenta esto, en el 2021, millones de peruanos seguirán usando fuentes inseguras de agua a costos sumamente altos, las Empresas Públicas de Servicios de Agua Potable y Alcantarillado seguirán siendo un problema y no una solución para este, y la desigualdad se habrá profundizado en el acceso efectivo a este servicio básico.