Un nuevo horizonte
Por Víctor Gobitz, presidente del Instituto de Ingenieros de Minas del Perú - IIMP.
El pasado 28 de julio, en el tradicional mensaje a la nación, el presidente de la República, Pedro Pablo Kuczynski, hacía un ‘mea culpa’ por el desempeño que ha tenido la economía en su primer año de gestión. Desde luego, el fenómeno de El Niño ha sido uno de los principales golpes que hemos recibido como país, pues no sólo afectó a miles de familias peruanas, también perjudicó considerablemente a los sectores productivos que constituyen el motor de nuestra economía.
La minería fue uno de los sectores que sufrió el impacto de El Niño, ya que a causa de lluvias e inundaciones se paralizaron diversas operaciones productivas, de transporte y de refino, generando pérdidas para erario nacional.
Pese a ello, en este primer año del Gobierno se tomaron medidas importantes en aras de mejorar el desempeño de nuestra industria que ameritan destacarse. Por ejemplo, se dictó un nuevo Reglamento Ambiental para Exploraciones Mineras, que simplificará y agilizará la obtención de licencias para actividades de exploración. Asimismo, se adoptaron Estándares de Calidad Ambiental (ECA) para aire y agua más competitivos y sostenibles. A ello se sumó la promulgación de un nuevo y moderno Reglamento de Seguridad para el Trabajo Minero, que permitirá incrementar los estándares de seguridad y salud ocupacional.
También se adoptaron medidas para una mejor distribución de los recursos en las comunidades. Entre estas, destacamos la creación del Fondo de Adelanto Social, que permite financiar proyectos de inversión en zonas rurales con recursos generados por la minería. Cabe resaltar que a través de este mecanismo, el Estado Peruano dará respaldo a la ejecución de proyectos mineros en zonas con bajo índice de desarrollo humano (IDH), lo cual permitirá cerrar las brechas de desarrollo económico-social de la población local de manera planificada y conjunta entre las autoridades y las empresas, evitando –en la medida de lo posible- el surgimiento de conflictos sociales.
Estas iniciativas nos otorgarán mayor competitividad para el fomento de las inversiones y la puesta en marcha de proyectos mineros, lo cual redundará en efectos positivos para el desarrollo social del país. Como es ya conocido, tenemos una cartera de proyectos por $46,700 millones. De ser ejecutados, como lo señaló el IIMP en el estudio “Beneficios macro y microeconómicos de la minería”, y como proyectó también el presidente de la República en su mensaje a la nación, estas inversiones nos permitirían una reducción de la pobreza a niveles de 14% al 2021.
Alcanzar este desafío requiere en adición de ideas innovadoras. Desde esta tribuna queremos aportar en esa línea. Por ejemplo, se podrían crear incentivos a nivel administrativo que fomenten la emisión de licencias ambientales, de construcción o de operación en tiempos más breves. Asimismo, se podría fortalecer los niveles de coordinación entre las diversas entidades públicas vinculadas a la revisión y otorgamiento de licencias de factibilidad para nuevos proyectos, ya sea a través de ventanillas únicas u oficinas integradas de atención.
Compartimos las expectativas positivas del mandatario en relación al mercado internacional. Nuestro principal producto de exportación, el cobre, está recuperando su precio por una mayor demanda China, el potencial crecimiento de EE.UU., y por la escasez de nuevos proyectos de cobre a nivel global. Tengamos en cuenta que el 67% de nuestra cartera de proyectos mineros corresponde a cobre, de manera que no deberíamos desaprovechar la oportunidad de construir un futuro próspero y sostenible para todos los peruanos a través de esta cartera de proyectos cupríferos.
Esperamos que el próximo 28 de julio podamos apreciar nuevos y mejores avances hacia tal objetivo. Si nos lo proponemos, el Perú -en una década- podría llegar a ser el primer productor de cobre del mundo, desplazando a nuestro vecino Chile al segundo lugar, que actualmente ocupa nuestro país.