Suárez, Neymar y Kafka
Llevo varios días mal de salud, en los que todo lo que he hecho es ver fútbol: previas, repeticiones, entrevistas, comentarios, comentarios de los comentarios: 24/7. Así que discúlpenme si no puedo escribir de algo que no sea fútbol. En “El Proceso”, Kafka relata lo absurdo que pueden llegar a ser los procesos judiciales y lo indefensos que podemos llegar a estar frente al aparato estatal. La sanción que acaba de recibir Luis Suárez, la estrella de Uruguay, me parece tan absurda que me recordó este libro. Suárez, no solo ha sido suspendido por nueve fechas, sino que ha sido impedido de entrar en un campo de futbol durante cuatro meses. Ha sido sacado, cual criminal, de la concentración uruguaya. En este comentario, me quiero referir a una “práctica” de la FIFA, que encuentro absurda: la posibilidad de sancionar a un jugador cuando el árbitro no ve nada, pero la imposibilidad de hacerlo cuando el árbitro ve algo, pero ve mal.
Me explico: en el partido inaugural contra Croacia, el jugador brasileño Neymar le propinó un codazo a Lukas Modric. El codazo fue una clara agresión, sin embargo el árbitro Fujimori solo vio un foul normal del futbol. Neymar solo recibió una tarjeta amarilla. Luego, la FIFA no tomó cartas en el asunto, al ver el comportamiento agresivo y anti-deportivo de Neymar, en las repeticiones.
La situación de Suárez fue un tanto diferente. El árbitro no vio, en absoluto, su mordisco al jugador italiano. En este caso, la FIFA tomó cartas en el asunto directamente (de oficio) y lo sancionó con la gravedad que ya mencionamos.
Fuera de lo exagerado de la sanción, no deja de llamar la atención la diversidad de criterios que parece, a todas luces, absurda. Si nos guiamos por esta aparente práctica de la FIFA, si el arbitro hubiese decidido ponerle solo una amarilla a Suárez, entonces no hubiese recibido ninguna sanción extra porque el criterio del árbitro se respeta. Pero como Suárez tuvo la mala suerte de no ser (mal) visto por el árbitro –como Neymar-, entonces puede recibir nueve fechas y cuatro meses de sanción.
El Reglamento de la FIFA (artículo 77) y el propio Blatter, apoyan el criterio según el cual el Comité podría sancionar a un jugador cuando el árbitro no ve bien una agresión y la considera una falta leve. Sin embargo, esto no es la práctica. En un caso involucrando al futbolista inglés Rooney, el árbitro le puso solo amarilla por meterle un codazo a otro jugador. En ese caso Blatter dijo que debió ser revisada la sanción por la asociación inglesa de fútbol . Sin embargo, ésta no lo hizo, por respeto a la decisión del árbitro. Si el árbitro hubiese sido un poco más ciego o distraído y no hubiese sacado ni amarilla, Rooney se podría haber ido a su casa unas fechas. ¿Eso tiene sentido? Claramente, no.
Pero la cosa no acaba ahí. La sanción a Suárez no parece desproporcionada de casualidad. Uruguay, todos lo sabemos, es el fantasma de Brasil. No es casualidad que su mejor jugador reciba esta sanción “ejemplar”. Podemos discrepar acerca de si debió o no ser sancionado, pero hasta el mismo Chiellini coincide en que la sanción es exagerada.
Para no desviarme mucho más de la temática de este blog, muchas veces las sanciones y procedimientos estatales parecen absurdos. Muchas veces más, las normas y procedimientos tienen intereses más grandes atrás y nosotros, como ciudadanos de a pie, estamos sujetos a eso. Nuestra fe en el Estado y en los procedimientos y normas, solo puede ser catalogada como ingenua o interesada. Y no me voy a cansar de decirlo, todos somos un poco como Josef K. cuando nos enfrentamos a los enredos del Estado o las grandes corporaciones.