Lo esencial es invisible a Velásquez Quesquén
¿Hacia donde va el bus de la imagen de abajo? Si no puede responder, no se sienta mal, eso solo indica que usted no es un niño. Pocos adultos pueden responder esta pregunta. Cuando crecemos, vamos adquiriendo categorías mentales que son útiles en varios sentidos, pero también le quitan flexibilidad a nuestro pensamiento. La protección al consumidor también nos quita flexibilidad, al no permitirnos ver lo común entre contratos, al considerar categorías cerradas e inflexibles. Esto es lo que ocurre en el caso del proyecto de ley del Congresista Velásquez Quesquén que prohibiría a las compañías telefónicas vender celulares “bloqueados”. En la mente cuadriculada de Velásquez, este contrato es una anomalía de la industria telefónica, cuando en realidad es una situación perfectamente normal y común en el comercio.
Vender un equipo bloqueado es exactamente igual a ofrecer una suscripción por varios meses en un gimnasio. La lógica no es tan complicada: al “asegurar” una venta continuada, el gimnasio está obteniendo una ganancia que luego puede ser “compartida” con el cliente a través de un descuento. Así, la empresa ofrece un incentivo para contratar de manera continuada, lo que se traduce en una rebaja en el precio del producto. ¿Tendría sentido obligar a un gimnasio a hacer contratos por un día?
Incluso yendo más allá, los contratos de permanencia –y los celulares bloqueados- son como los ugly cousins de los clientes habituales (preferenciales). Un cliente que suele ir a un restaurante o a un hotel o volar en una línea aérea, es tratado preferencialmente e incluso se le hacen descuentos. Esto no es casualidad, “lealtad” es un término que describe el fenómeno por el cual una empresa puede esperar un ingreso permanente de un cliente. Esto, claramente, puede y muchas veces es recompensado por las empresas.
Si prohíbo los celulares bloqueados, por otro lado, se podrían generar dos efectos: (i) aumentará la contratación de planes con duraciones prolongadas que –en la práctica- tienen el mismo efecto que los celulares bloqueados; y, (iii) aumentarán los precios de los celulares. Las empresas actualmente subsidian el precio de los celulares, para asegurar la “venta continuada” que significa la contratación de un plan con el teléfono bloqueado. Los que no queremos pagar extra por un celular desbloqueado, estamos felices con esto.
En el mejor de los casos, dado que esta norma podría ser evadida a través de contratos entre las operadoras y los usuarios, no tendrá un gran efecto. Es una pena, sin embargo, que lo mejor que pueden hacer nuestros congresistas es ser irrelevantes.