La luna a nuestros pies
Tenemos una historia generosa en funcionarios públicos que han usado los recursos estatales para perseguir sus propios fines. Entre ellos, destacan los románticos. Contemporáneamente, el alcalde de Surco habría utilizado recursos de la municipalidad para hacerle un florido regalo a Mariella Zanetti (aquí).
Probablemente, este romántico se inspiró en un Virrey: “Cuenta la tradición que cuando el sexagenario virrey del Perú, don Manuel de Amat y Juniet, declaró su amor a la coqueta actriz, Micaela Villegas Hurtado (la “Perricholi”), ella le dijo “solo seré tuya cuando pongas la luna a mis pies”. Meses más tarde, en una noche de luna llena, el enamorado virrey la invitó a dar un paseo por el que se llamaría Paseo de Aguas, que había mandado a construir.
-Ahí tienes la luna a tus pies – dicen que le dijo el virrey a Micaela, quien vio reflejarse en el espejo de agua del Paseo, la redonda, brillante luna en toda su belleza”. (Tomado de aquí).
El Tribunal Constitucional ha reconocido al agua como un derecho fundamental: ”El derecho al agua potable, a la luz del contexto descrito, supondría primariamente un derecho de naturaleza positiva o prestacional, cuya concretización correspondería promover fundamentalmente al Estado. Su condición de recurso natural esencial lo convierte en un elemento básico para el mantenimiento y desarrollo no sólo de la existencia y la calidad de vida del ser humano, sino de otros derechos tan elementales como la salud, el trabajo y el medio ambiente, resultando prácticamente imposible imaginar que sin la presencia del líquido elemento el individuo pueda ver satisfechas sus necesidades elementales y aun aquellas otras que, sin serlo, permiten la mejora y aprovechamiento de sus condiciones de existencia” (STC 06534-2006-AA, F. J. 18). Paralelamente, actualmente se encuentran en el Congreso proyectos para darle “formalmente” tal reconocimiento en la propia Constitución (innecesariamente, en realidad, porque la sentencia del TC es vinculante para todos).
El “problema” con este reconocimiento es que podría inclinar la balanza a favor de que Sedapal continúe siendo una empresa estatal, pese a ser una empresa deficitaria e ineficiente. Tal como ha sido destacado “El problema de Sedapal, por lo demás, se repite en las otras 48 empresas estatales de agua. Según un reciente informe de la ONG Contribuyentes por Respeto, debido al pésimo funcionamiento de dichas empresas, el Perú ocupa el penúltimo y último lugar en la región en acceso a saneamiento mejorado y a fuentes mejoradas de agua, respectivamente. Además, su ineficiencia las lleva a que diariamente lancen al mar un volumen de aguas servidas que podrían llenar 1,58 veces la Vía Expresa”. Además, “El promedio de agua no facturada de las cinco mejores EPS de la región es de 25%, mientras que el promedio nacional es de 43.9%, lo que muestra que existe espacio para ganancias de eficiencia sustantivas. De hecho, la recuperación de perdidas comerciales (conexiones clandestinas, submedición, manejo inapropiado de estructuras tarifarias) no requiere inversiones importantes, sino mejoras en la gestión comercial de la empresa, y genera ingresos que contribuyen directamente a la caja de la empresa” (Salinas y Gutiérrez, “Sector Agua y Regulación en el Perú: Lineamientos para una Reforma Institucional”. En: Themis-Revista de Derecho 52, 2005).
Muchas veces las privatizaciones son criticadas porque supuestamente favorecen a las empresas y perjudican a la sociedad. Sin embargo, es de notar que “De 1994 al 2006, por ejemplo, la ampliación de la cobertura de agua potable en Lima aumentó solo en 20%, mientras que la cobertura de electricidad y telefonía (sectores cuyas empresas habían sido privatizadas) aumentaron en 56% y 168%, respectivamente. Es sintomático, además, que mientras de 1994 al 2006 las tarifas de telefonía y electricidad cayeron en 8% y 2%, las del agua (aún en manos públicas) subieron en 47%”. En opinión de Salinas y Gutiérrez, “Este estancamiento se debe, principalmente, a la significativa reducción de los niveles de inversión y la ausencia de un marco institucional que genere incentivos para la mejora den la eficiencia de las EPS”. Así, entre 1995 y 1999 la inversión fue de US 1,525 millones, mientras que en el periodo de 2000 a 2004, fue de tan solo USD 493 millones; lo que muestra una clara tendencia decreciente en el nivel de las inversiones.
Un argumento poderoso en contra de la propiedad estatal -y en favor de la privatización- es que las personas cuidan mejor su propio dinero que el dinero ajeno (Milton Friedman, aquí). Tal como el Virrey Amat o el Alcalde de Surco, es fácil ser romántico con el dinero ajeno. La consagración del agua como un derecho fundamental es un gesto romántico, donde lo que se necesitan son incentivos para gestiones eficientes que incrementen el acceso al agua y reduzcan los precios. Ese es nuestro verdadero “derecho fundamental”.