¿Ballena o tiburón en la piscina?: concentración de medios vs. regulación
La semana pasada tuve la oportunidad de
participar en un debate
organizado por la Reup -alumnos de la Universidad del Pacífico- acerca de
la concentración de los medios, a propósito de la compra de Epensa por parte de
El Comercio. El debate contó con personas muy representativas de las
posiciones, como Augusto Álvarez Rodrich y Gustavo Mohme. En este post, resumiré los principales puntos
del debate y daré mis conclusiones.
Comenzó Augusto Álvarez Rodrich, conocido
periodista, ahora de La República, comentando diversos puntos, centrados en el
temor que sentía como periodista de que El Comercio pudiera usar su poder de
mercado para restringir la publicidad en medios alternativos como La República.
Ante la pregunta -tácita- de por qué dichas conductas no se trataban como
violaciones de las normas de libre competencia, el mismo AAR se respondió que,
si El Comercio tenía tanto poder, Indecopi no lo iba a sancionar, por presión.
Luego, AAR, siguiendo con su ejercicio de futurología, prosiguió señalando que
El Comercio podría influir desmesuradamente en la elección de presidentes u
otros cargos. Él ve todo esto como una amenaza a la libertad de expresión.
Siguió, Ronnie Farfán, asociado del
estudio Echecopar, quien se centro en la discusión constitucional.
Específicamente señaló que actualmente existe un vacío de la ley, pues no se ha
regulado de manera adecuada el articulo 61 de la Constitución, el cual señala
que no puede existir “monopolio, exclusividad ni acaparamiento” de medios de
comunicación. En el caso de la radio y la televisión, la ley establece topes de
la propiedad, pero no lo hace en el caso de la prensa escrita. ¿A que se debe
la diferencia? Presumiblemente, a que no existe limite para la cantidad de
periódicos que puede haber en un país, a diferencia de las radios o canales de
televisión, que son limitados. Prosiguió el abogado, interpretando que
“acaparamiento” debía significar algo, por ejemplo un límite a la propiedad de
los medios escritos. Además, señalo que el la prensa es un mercado “sensible”
por lo que requiere un trato diferente al de otros mercados.
Posteriormente, Gustavo Mohme puso
énfasis en las exposiciones anteriores, refrendando la interpretación de Farfán
acerca del texto de la Constitución que impondría un limite para el control de
la prensa escrita. Luego, señaló que su medio es muy competitivo y han
aumentado sus ventas en los últimos años, poniendo énfasis en que ellos no son
“perdedores”, ni están picones por haber fallado en su intento de compra de
Epensa.
Finalmente, en mi exposición, puse
énfasis en la capacidad emprendedora de la gente. Hay medios de comunicación
alternativos que están compitiendo contra El Comercio. Por ejemplo, el Diario Altavoz, que es el primer periódico
enteramente en línea en Perú, surgido hace menos de un año. Además, que esta
supuesta concentración de El Comercio no es tal por diversos motivos: (i) no
toma en cuenta que la situación actual es una foto, pero que en la realidad los
medios pueden surgir y crecer: no hay barreras significativas en el mercado de
la prensa escrita; (ii) existen varios medios alternativos, incluyendo la
radio, la televisión, la Internet y medios de prensa en provincias que alejan
nuestra actual situación de un monopolio; (iii) la compra de Epensa ha sido
solo sobre la parte comercial, mas no editorial; y, (iv) el supuesto 80% de
control de El Comercio incluye medios escritos irrelevantes en términos
políticos como Depor o Cosas. Si el porcentaje que se tomara en función a los
medios con influencia política, sería mucho menor.
Respuesta
a los argumentos de mis “contrincantes”
En respuesta a AAR, según el cual se
requiere regulación de la concentración y no solo la aplicación de las normas
de competencia: me sorprende la falta de confianza en Indecopi, institución
donde él ha trabajado varios años. No es cierto que Indecopi no sancione a
empresas grandes. Lo hace a diario en la Comisión de Protección al Consumidor,
Libre Competencia o Competencia Desleal. No hay diferencia entre una empresa
grande que se dedica a la prensa y otra. Ambas pueden influir en la prensa dado
su poder económico. Con su argumento, no deberíamos confiar nunca en Indecopi
o, incluso, en ningún medio de solución de controversias.
Finalmente, AAR no presentó evidencia
acerca de la influencia de El Comercio en las elecciones. Si uno mira casos
recientes, mas bien, comprobaría que los candidatos apoyados por El Comercio,
perdieron. Esto, fuera de que la compra de Epensa no ha hecho crecer la
influencia de El Comercio en el aspecto político.
En relación al argumento constitucional, tanto
de Farfán como de Mohme, si la Constitución prohíbe el monopolio, es decir,
100% de control de los medios, ¿tiene sentido que prohíba también el control
del 80% o del 60%? Es como que un papá le diga a su hijo: “debes llegar más
temprano que las 12″… Y, acto seguido, “también más temprano que las 4 am”…
Si pensamos que la Constitución no puede ser absurda, la única alternativa es
que, en este caso, sea repetitiva: “monopolio”, “exclusividad” o “acaparamiento”,
deberían ser interpretados como lo mismo: ninguna persona puede tener el 100%
del control de los medios.
En relación a si La Republica son malos
perdedores o no; no me pronuncié. Solo digo que si una empresa domina el
mercado por sus propios méritos, no hay nada que objetar. Hacerlo, es
peligroso. Eso me lleva al último punto.
Finalmente, en relación a la necesidad de
control de la supuesta ballena que tenemos en la piscina; lo que propusieron
mis contrincantes del debate es traer a un tiburón para que espante a la
ballena. Si bien la concentración puede tener algunos problemas, también es una
garantía: un medio suficientemente grande se puede oponer al gobierno. Darle,
al gobierno, la capacidad para decidir sobre el destino de los medios -cuán
grandes pueden ser- es, en si misma, una amenaza mucho mayor a la libertad de
expresión. Que la prensa es un mercado “sensible” y “especial”, es la
justificación retórica -vacía- que utilizan todos los que intentan desaparecer
el mercado en pos de intereses personales. Si miramos nuestra historia reciente
y los hechos contemporáneos en el resto de la región, veremos que la
concentración de medios es la menor de las amenazas a la libertad de expresión,
donde el Estado ha sido artífice de censura, expropiación, amedrentamiento,
etc. a los medios de comunicación.
En resumidas cuentas, se quiere sacar a
la ballena de la piscina (concentración de medios) para traer a un tiburón (el
Estado).