Fútbol-Sarcástico y la compra del grupo EPENSA por parte de El Comercio
Deprimido, como la mayoría de peruanos,
por las últimas derrotas de la selección, me puse a mirar las estadísticas de
las copas del Mundo para -regodeándome en mi mal humor y nuestra mala
suerte en el fútbol- sufrir más. Se han jugado 19 copas del Mundo. Como es
absolutamente obvio, Perú no ha ganado ni media copa. Lo que no fue tan obvio
descubrir es que -de esas 19 copas- 12 han sido ganadas por tan solo 3 equipos:
Brasil, Italia y Alemania. Esto es sorprendente si se considera que la FIFA
tiene 209 países asociados. Pensé, entonces, que se necesita mayor “democracia”
e “igualdad” en el fútbol. Así, se me ocurrieron algunas reglas para esto, las cuales ayudarían -de paso- a dar un empujón a nuestra selección.
Para comenzar, cambiaría el nombre: ya no
se llamaría “Fútbol”, sino “Fútbol-Sarcástico”. La meta ya no sería hacer goles,
sino ser lo más amable posible con los rivales. Si el rival te hace una huacha,
le das una flor y lo abrazas. Si te hace foul,
le das un beso en el cachete. Si patea muy fuerte, todos se abren y dejan pasar
la pelota. Si el rival corre muy rápido, en lugar de perseguirlo dejando la
última gota de sudor en la cancha, hay que ir a buscar agua para dársela cuando
pare, para que no se deshidrate. Tampoco podrías jugar con tus mejores
jugadores, sino con los más amables. Si al otro equipo se le lesiona algún
jugador, tendrías que sacar a uno de tu equipo también. Y así algunas otras
que, si se aplican, no premiarían al equipo más aguerrido, ni al más hábil;
sino al más amable. Después de todo, ¿qué es más importante, ganar o que todos
tengamos una oportunidad? De paso, otros beneficios incluirían menos lesiones y
la cosecha de grandes amistades -y, por qué no, romances- entre los jugadores.
Luego, me dije, por qué no extender este
modelo de amistad, buenos deseos y ternura a otros ámbitos donde también
parecen haber actores dominantes… Ahí se me ocurrió que el grupo El Comercio ha
comprado Epensa, lo cual lo convierte en un actor incluso más dominante en el
ámbito de la prensa escrita. En ese sentido, leí
a Augusto Álvarez Rodrich “Con la
compra de un paquete mayoritario de Epensa, el Grupo El Comercio consiguió una
concentración en el mercado de diarios de casi 80% que, sumada a las
televisoras que controla -América, entre otras- y su pretensión de seguir
creciendo mediante la adquisición de una importante corporación radial,
constituye una grave amenaza para la libertad de expresión en el Perú”.
También tenemos a la experta en medios, Rosa María Alfaro, quien argumenta -en una entrevista- que “La democracia supone variedad empresarial”.
Y sigue Rosa María Alfaro, tratando de proponer
alternativas, pero sin mucha creatividad -debo decir: “(…) debería haber un acuerdo en el país con el Presidente de la
República para definir hasta dónde se puede concentrar, porque me parece
terrible que la concentración monopólica disminuya a los que no tienen el
capital. Esa situación crea desigualdad. Habría que buscar nuevas
maneras”. Rosa María, ¿desde cuándo le corresponde al
Presidente decidir hasta dónde se puede concentrar una empresa? Mejor, le damos
algunas ideas:
- Una ley para fiscalizar las
concentraciones. La aprobación estaría a cargo del Indecopi.
-
Si un medio es demasiado
grande, debería regalarle parte de sus activos a sus competidores.
-
Si un medio es demasiado
bueno informando, debería despedir a sus mejores periodistas.
-
Si un medio tiene a los
mejores analistas, debería cederlos a los otros medios para que estos puedan
gozar de buenas opiniones, que la gente quiera leer, en sus diarios.
-
También podríamos implantar
algunas reglas en relación a las rosas y otras flores, para que la competencia
entre medios sea más amable.
¿Se imagina un mercado donde se restrinja
de esa manera la competencia entre medios? Sería casi tan conveniente como el
Futbol-Sarcástico. Estos “defensores de los consumidores y la democracia”
pierden algo de vista: es la competencia la que logra reducir los precios y
mejorar la calidad de los productos en el mercado. El fútbol nos gusta porque
los equipos hacen todo lo que está a su alcance para ganar. La competencia, por
definición, crea ganadores y perdedores. Los perdedores, sin embargo, pueden
tener revanchas. Eso es cierto para el fútbol y cierto para la prensa. Un
equipo muy bueno o un medio muy bueno, pueden concentrar los triunfos y las
preferencias del público, lo cual, en algunos supuestos, puede conducir a la
concentración empresarial. La regulación, sin embargo, siempre nos lleva a la
concentración o al monopolio, pero sin los beneficios de la competencia.
Pd: todo lo anterior, sin discutir, como
bien podría haber hecho, si realmente se está creando una posición de dominio -atentatoria
contra la libertad de expresión- en el mercado de noticias en Perú (opiniones
en contra, aquí,
aquí
y aquí).
Pd2: la idea de las reglas para evitar la
competencia viene de Sarcastball,
de donde también he tomado la imagen que acompaña este post.