La clase media, el sobrendeudamiento y la inclusión social
Querer
estar incluido no significa estar incluido. Y creer ser de la clase media
tampoco significa ser parte de ella. Durante los últimos tres meses, el tamaño
de la clase media ha estado en discusión. Los estimados fluctúan entre el 30% y
el 50% de la población, dependiendo del optimismo de los analistas.
Sin
embargo, el optimismo de los peruanos deja pequeño hasta al más avezado de los
analistas. Cuando se les pregunta a qué clase social pertenecen, 3 de cada 4
responden: “a la clase media”. Actitud y empuje, sin duda, no nos falta a los
peruanos. No obstante, para que la clase media crezca y se consolide hace falta
mucho más que esto.
El consumo no es un indicador fiable de la
condición social de los hogares, especialmente considerando la
característica de “emergente” de esta nueva clase media de la que habla Rolando
Arellano y el “libertinaje” crediticio que ha vivido el país en los últimos
años. Con líneas de crédito de tarjetas de crédito otorgadas que fácilmente
superan 8 veces el ingreso mensual de las
personas y las ganas de los consumidores peruanos por escalar a niveles
socioeconómicos superiores, no es difícil contagiarse de entusiasmo y adquirir
los bienes que forman parte de la “fórmula secreta” de la Asociación Peruana de
Empresas de Investigación de Mercados (APEIM) para definir los Niveles
Socioeconómicos (NSE). Es decir, hoy en el Perú existen las condiciones para “parecer”
de clase media, sin necesariamente serlo.
Por eso, la pregunta más relevante no es si
la clase media está creciendo sino si la expansión de la clase media es sostenible
o no. Los titulares de hoy en la prensa nacional sobre la clase media se
parecen mucho a los que hace menos de una década se podían leer en la prensa
española. Decían por ejemplo: “Es impensable que los precios de la vivienda
bajen pues llevan ya mucho tiempo subiendo, la gente sigue comprando y todavía
son bajos si se les compara con otras capitales europeas”. ¿Les suena conocido?
Lo
que podemos ver hoy es que, durante mucho tiempo, los españoles se fueron de
fiesta, vivieron más allá de sus posibilidades y hoy, con una grave recesión,
están pagando los desarreglos.
Lo que muestra la historia es que sin
ahorro familiar, las expansiones son poco sostenibles. Sin ahorro, la clase
media es un espejismo. Según Arellano Marketing, la mayoría de peruanos
prácticamente no ahorra. Los números hablan por sí solos: mientras en el año 2011,
los hogares limeños ahorraban el 7% de su ingreso, en el año 2013, solo conseguían
ahorrar el 2% de su ingreso ingreso. En provincias, esta cifra se redujo a la
mitad de 8% a 4% en este mismo lapso.
Para
poner estas cifras en perspectiva, consideremos el siguiente ejemplo:
aproximadamente el 80% de los trabajadores formales de la economía (los que
tienen por lo general ingresos más altos y predecibles) gana menos de S/. 2,000
mensuales brutos. En términos netos, reciben menos
de S/. 1,600 mensuales después de
contribuir a EsSalud y el fondo de pensiones. Si vive en Lima este trabajador, en
promedio, ahorra menos de S/.40 mensuales. Este es el fondo que podría ir acumulando para enfrentar eventualidades o para hacer alguna inversión
posterior.
Esta baja capacidad de ahorro pone a un
gran segmento de la población – teóricamente privilegiado por ser trabajadores
formales – en una situación de vulnerabilidad. Saque Usted sus conclusiones
de la situación en la que se encuentra el 80% de personas de clase media en el
Perú que, según el BBVA, no tiene un trabajo fijo, son independientes ú operan
en el sector informal.
En
gran medida, la menor capacidad de ahorro es un reflejo de una situación
de sobreendeudamiento que cada vez se torna más aguda. Según Ipsos Apoyo, 34% de los jefes de hogar
de Lima se endeudan para financiar sus gastos del mes. Es decir, no se endeudan
para financiar la educación de sus hijos, sino para hacer
la compra semanal en el supermercado. Este es precisamente el tipo de
comportamiento que conduce al sobreendeudamiento, especialmente si las tasas de
interés a las que se endeudan son cercanas o superiores al 50%.
Con
sobreendeudamiento no hay bienestar y tampoco libertad. Y con
sobreendeudamiento, la clase media no podrá consolidarse.
¿Y
qué tiene que ver esto con la inclusión? Mucho. John F. Kennedy, el presidente
norteamericano que fuera asesinado hace 50 años solía decir que, “si una
sociedad libre no puede ayudar a los muchos que están abajo, tampoco podrá
salvar a los pocos que están arriba”.
Rolando
Arellano señala que la nueva clase de peruanos emergentes ya no busca imitar el
modelo occidental sino que busca crear uno a su medida. Esta probablemente es
la mayor oportunidad que existe para asegurar la consolidación de la clase
media y promover la inclusión social. Diariamente, millones de peruanos
emergentes dan lecciones de sacrificio a las nuevas generaciones cuando
trabajan mientras otros descansan. Lo que tenemos que conseguir es que no
gasten más de lo que tienen y que, de ser posible, ahorren e inviertan mientras
otros gastan. Esa es la nueva clase de peruanos que podría transformar al Perú
en los años por venir. Las entidades financieras y la SBS con menos autocomplacencia y más acción podrían ayudar a que esto se haga realidad.